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Un cerdo de trencadís da la espalda a Mario 'Albi' en el jardín de 'La Chacra', junto a una antigua chimenea transformada caprichosamente en caseta para perro.

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Un cerdo de trencadís da la espalda a Mario 'Albi' en el jardín de 'La Chacra', junto a una antigua chimenea transformada caprichosamente en caseta para perro. Irene Marsilla

Un sueño de trencadís oculto en Godella

La enfermedad lo puso al borde de la muerte. Prejubilado con 57 años, el diseñador Mario 'Albi' volcó su vida en crear una casa de arte y colorido que homenajea a Valencia y sus tradiciones. Su gran obra habitable se alquila para vacaciones a 300 euros el día

J. A. Marrahí

Viernes, 28 de abril 2023, 14:56

No es fácil encontrar 'La Chacra'. Hay que ir en bicicleta o ser paseante de la zona para quedarse en shock ante ese extraño y colorido chalé que se aparece por sorpresa en lo alto de una colina próxima a la urbanización Campolivar, en Godella. Ya las vallas exteriores (llamarlas así es casi un desprecio) son, en sí mismas, una suerte de museo abierto en el que se exponen las más variadas escenas con la técnica del trencadís: el campo valenciano, las barracas, la paella, las Fallas... Paisajes y pasajes de la Valencia de ayer y hoy convertidos en un gigantesco sueño habitable de azulejo quebrado.

Esa quimera arquitectónica, ese bombón de valencianía escondido en una elevación del municipio, nace de la mente y las manos de un hombre: Mario Albiñana, 'Albi' en su nombre artístico. «Esto es mi vida entera, mi faena y lo que me gusta. Ahora estoy acabando la parte de la Valencia moderna en el exterior», argumenta.

«Nunca para. Ni parará. Él sigue y sigue, llenándolo todo de trencadís, a veces hasta uno superpuesto en otro», revela su mujer. Es Pilar, una extremeña en cuyo pueblo, Villar de Plasencia, 'Albi' ha extendido también su imparable magia creativa por calles y fachadas. Hasta en el ayuntamiento hay trabajos del valenciano que admiran lugareños y visitantes.

Semejante impulso artístico y creativo esconde su propia historia. 'Albi', el menor de dos hermanos, nació en 1950 en Burjassot, hijo de un curtidor de pieles aficionado al trencadís y un ama de casa. «Esto era antes un campo de algarrobos. No había nada». Desde finales de los sesenta, padre e hijo se pusieron manos a la obra y levantaron poco a poco una casa de campo familiar que fue creciendo en tamaño y belleza. «Veníamos los fines de semana, a ratos libres, lo hicimos ladrillo a ladrillo...», rememora.

Y así alumbraron 'La Chacra'. ¿Por qué este curioso nombre? «Es sinónimo de casa de campo o ranchito en Sudamérica», revela Albiñana. «Un familiar de origen peruano llegó a España a estudiar, se hospedó en la casa de mis padres y siempre decía: tío, vamos a la chacra». Y tanto que iban. Muchos viajes hicieron falta para ir transformando aquel terreno de cultivo en el hogar mágico en que se ha convertido. Por fuera y por dentro.

El hijo superó al padre en dominio del trencadís. 'Albi' perfeccionó con creces lo aprendido durante su infancia. Completó diseño industrial de arquitectura y se formó en dibujo, pintura y modelismo en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Burjassot. Y ejerció como proyectista en el mundo de la construcción.

Sin embargo, hubo un punto de inflexión. «Con 57 años enfermé de cáncer de colon. Fueron años muy difíciles para la familia. En tres meses me operaron dos veces del corazón, además del tumor», recuerda. Pero la vida le dio una segunda oportunidad. Desde entonces volcó todo su talento y energía en embellecer 'La Chacra' y convertirla en un legado de arte y amor, un regalo para toda su familia y para cualquiera que la descubra.

Mario 'Albi' abre la puerta de 'La Chacra'. Abajo, su trabajo en el taller, su refugio de creatividad en la propia casa y, sobre estas líneas, sus macetas de trencadís y un pilar reconvetrido en ánfora. Irene Marsilla
Imagen principal - Mario 'Albi' abre la puerta de 'La Chacra'. Abajo, su trabajo en el taller, su refugio de creatividad en la propia casa y, sobre estas líneas, sus macetas de trencadís y un pilar reconvetrido en ánfora.
Imagen secundaria 1 - Mario 'Albi' abre la puerta de 'La Chacra'. Abajo, su trabajo en el taller, su refugio de creatividad en la propia casa y, sobre estas líneas, sus macetas de trencadís y un pilar reconvetrido en ánfora.
Imagen secundaria 2 - Mario 'Albi' abre la puerta de 'La Chacra'. Abajo, su trabajo en el taller, su refugio de creatividad en la propia casa y, sobre estas líneas, sus macetas de trencadís y un pilar reconvetrido en ánfora.

«Me vi prejubilado por la enfermedad, con más tiempo por delante, y quise hacer un lugar maravilloso con lo que me gusta». Las reformas de 'La Chacra' y su cambiante decoración se han gestado a lo largo de tres décadas, pero con mayor intensidad tras la enfermedad superada de 'Albi'. Allí han crecido sus hijos, Mario y Guadalupe. Allí han jugado y soñado sus nietos, ensalzados con sus nombres en trencadís en bancos del jardín y en la escalinata que conducen a una sinuosa piscina.

«Esta casa nunca se acaba. Ha variado y crecido con nosotros. Y cuando estoy haciendo una cosa ya estoy pensando en la siguiente», confiesa el artista mientras descubre los secretos e infinitos detalles que esconde la parcela. Y ese recorrido es pura magia.

Estallido de arte en el muro exterior

En el muro exterior, el arte de 'Albi' nos saluda con una parte floral, la elaboración de la paella, la vida en l'Albufera, el all i pebre, la Mare de Déu, la huerta, la Senyera... En otra larga extensión su trencadís está componiendo la Valencia moderna, con la obra de Calatrava: el Hemisféric, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Oceanogràfic, fuegos artificiales...

El portón, de inspiración modernista y vigilado por un águila imperial de piedra, abre paso a un gran mural en la fachada exterior. Es una escena valenciana que representa la ermita de Godella. Es una representación festiva, con el tabaler, la dolçaina y hasta la cantaora.

«Tengo muchas inspiraciones», cuenta 'Albi'. Su arte se nutre de influencias valencianas, ibicencas, o de artistas como Gaudí o Miró. Predominan curvas, variedad de elementos y mucho color. Aporta su propio estilo creativo, alegre, vivo e imprevisible.

Más adelante hay un cuarto de baño exterior convertido en 'barraqueta', tanto en el nombre del cartel como en su concepción arquitectónica. Aquí y allá aparecen macetas de trencadís o columnas transformadas en ánforas de barro y guijarros con flores colgantes confeccionadas con la misma técnica. También la emplea en un lucernario de la terrazas, en otros murales junto a un campo anexo o en buena parte de las paredes exteriores.

La piscina es todo un universo. 'Albi' ha hecho evolucionar los pilares y quitamiedos al estilo Gaudí, con redondeces y orificios. Lo más singular es el empleo de fósiles marinos incrustados. «Hubo un tiempo en el que Valencia estaba cubierta por el mar», explica. Proceden de una antigua cantera de Monstserrat. «Hace ya muchos años los fui trayendo, poco a poco, para utilizarlos como elemento decorativo. Fueron incontables viajes cargándolos», relata el creador de Godella.

Muro de formas curvas de trencadís con incrustaciones de fósiles marinos, en la piscina de 'La Chacra'. Irene Marsilla

Su imaginación ha compuesto un banco de trencadís que forma una ola y se funde con un delfín. Juega con una pelota realizada con la omnipresente artesanía. «La bola se ilumina de noche», realza el propietario. En la escalinata de acceso, más magia, más fragmentos de azulejo, esta vez para los nombres de sus nietos. Es «un homenaje al amor de los pequeños por la piscina», encumbrado verano tras verano. Familia fundida con arte.

El reino de fantasía de 'Albi' se expande por el jardín. Plantas reales crecen entre hermanas de azulejo o bolas de colores. Una mujer que sopla mariposas y flores recibe al visitante en un muro. A la derecha de la parcela, ensueño para los más pequeños: junto a una cabaña elevada de madera hay una fauna variopinta con piel de trencadís. Son un perro, un cerdo, una rana y un lagarto que trepa por la antigua chimenea, ahora una onírica caseta para mascotas con forma de ánfora gigante. De la boca del reptil mana agua que riega las plantas. Y en los bancos, nuevo recuerdo al nombre de los nietos.

Dentro de la casa, el trencadís no cesa. Convive con el azulejo valenciano de 'mocador', verdiblanco, y muestra en las paredes la grupa valenciana, una representación de nuestra la 'mocaorà' y otras tradiciones. Tal es la pasión de 'Albi' por la técnica artística que ha compuesto hasta un cabezal de cama abstracto y multicolor. «Es un estilo decorativo tradicionalmente exterior, pero he querido trasladarlo dentro también», aclara el propietario y artista.

Los visitantes «se quedan boquiabiertos»

Y todo este tesoro se alquila. Así lo explica Pilar: «Hace ya cinco años pensamos en trasladarnos a Burjassot y ofrecer la casa como vivienda de alquiler vacacional, porque si no era imposible mantenerla». La primera inquilina fue una mujer rusa y quedó maravillada. Luego llegaron franceses, alemanes, más rusos...

Su impresión era siempre la misma: «¡Esto es mucho más bonito que en las fotos!». Los visitantes «se quedan boquiabiertos y dicen que si les toca la lotería se la compran». Pero 'Albi' y su mujer no venden 'La Chacra'. Es su gran tesoro familiar y, de momento, siguen alquilándola a 300 euros el día, como ayuda en su jubilación y en el gasto que genera el cuidado de la casa. De esos trámites se encarga su hija Guadalupe.

Pilar, esposa de Mario 'Albi' muestra el gran mural de trencadís que el artista ha compuesto para una parte de la fachada. Irene Marsilla

Los inquilinos, normalmente grupos de trabajo, amigos o familias con hijos, «acaban conociendo la cultura valenciana» casi sin salir de casa, a través de las escenas de trencadís. «Y les fascina», asegura el matrimonio. Mientras, 'Albi' se reserva un pequeño espacio junto a la piscina, como una cueva-taller entre la estructura exterior. Allí sigue entregado a su arte, a confeccionar bocetos, a cortar más y más azulejos de colores para nuevas creaciones.

Por Campolivar rondan muchos grafiteros que hacen de las suyas en parques, muros o fachadas de otras viviendas. Sin embargo, parecen respetar el arte de 'Albi'. «No he tenido problemas de vandalismo ni gamberros. Espero que así siga». Ahora, el artista está enfrascado en su siguiente sueño: preservar su vida y creaciones en un libro. Si por él fuera, hasta las letras serían de trencadís.

 

 

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