La primera consecuencia práctica de la Ley por la que se regula la libertad educativa en la organización de las escuelas será la desaparición de ... los programas lingüísticos de inmersión en valenciano, que durante los últimos cinco cursos han permitido a 221 colegios -215 públicos y seis concertados- impartir todas las áreas de Infantil en valenciano e inglés, sin ningún contacto de los alumnos con el castellano. La Conselleria de Educación, a través de una instrucción de la secretaría autonómica, informó a los centros, a finales de julio, del nuevo modelo que deberán aplicar a partir del día 9: se mantiene la lengua propia como mayoritaria -al menos la mitad del tiempo lectivo- y se fija el mínimo que marca la jurisprudencia para el español: 25%.
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Estas escuelas se acogieron a la Ley de Plurilingüismo del Botánico, que permitía a la conselleria autorizar «programas experimentales innovadores» que se salieran de los porcentajes establecidos a nivel general (al menos un 25% en cada lengua oficial y un 10% en inglés).
Todos los que fueron aprobados renunciaban a la exposición al castellano, y en los menos, exactamente en cinco, se aprovechó para dar más peso al inglés (entre el 20% y el 40%), dejando para el valenciano entre el 80% y el 60% de la actividad lectiva. En los 216 restantes el 90% del tiempo se vehiculaba en valenciano y el 10% en el idioma extranjero. El castellano se retrasaba como lengua de enseñanza hasta Primaria, dedicándole al menos un 25% del horario (la asignatura propiamente dicha y al menos una más).
La ley botánica empezó a aplicarse en el 2018-2019 -de ahí los cinco cursos de modelo de inmersión, hasta el 2023-2024-, y previamente funcionó el decreto de plurilingüismo de 2012, del PP, que sí daba presencia al castellano y el valenciano en la etapa, que no se organiza por asignaturas sino por áreas: autonomía, conocimiento del entorno y lenguaje. Esta última norma acabó con el Programa de Inmersión Lingüística (PIL), que también permitía retrasar la exposición al español.
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Las instrucciones hacen referencia a varias sentencias del Tribunal Supremo y del Constitucional que concluyen «que los modelos de inmersión que excluyen el castellano son absolutamente incompatibles con los artículos 3 y 27 de la Constitución», y detallan cuál será la proporción que se aplicará en el ejercicio actual.
Habrá una presencia mayoritaria del valenciano para «respetar la voluntad de las familias en cuanto a la elección de la lengua base», pues se entiende que optaron por esos centros a sabiendas de su modelo, aunque no será tan marcada como hasta ahora. En los 216 citados la distribución será la siguiente: 65% en la lengua autonómica, 25% en la estatal y 10% en la extranjera. Y en los otros cinco, los que ya daban un peso destacado al inglés (entre el 20% y el 40%) se les autoriza a impartir en este idioma el 20% o el 25% de las horas, dejando un 55% o un 50% al valenciano y un 25% al castellano.
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Cabe recordar que será una situación transitoria, pues la ley de libertad fija un nuevo sistema lingüístico a partir del 2025-2026 que se basará en las preferencias de las familias. Para las zonas valencianohablantes, como es el caso de los 221 centros en los que se extingue su programa experimental, las lenguas oficiales tendrán una presencia mínima del 25% en todas las etapas. El resto dependerá de cuál es la base, pero la diferencia entre una y otra no podrá ser superior al 20%.
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