Casting de jóvenes futbolistas para estudiar en Estados Unidos

Ante una sala repleta de adolescentes acompañados de sus padres, dos jóvenes vestidos con ropa deportiva y marca corporativa van desgranando cómo sería estudiar un año en Estados Unidos: mucho fútbol, combinado con algún otro deporte, asistir a un instituto -los 'high schools' que aparecen miles de veces en el cine-, hacer una inmersión total en un país de habla inglesa y aprender a ser autónomos lejos de la familia. Los jóvenes han pagado quince euros por asistir a la charla y por jugar un partido de fútbol en el que Guillermo Saldaña y Alberto Albertos, que así se llaman los representantes de la empresa, observan a los chavales para comprobar el nivel de cada uno: no se trata de fichar por un club, sino de poder conseguir la mejor beca que permita cubrir una parte de los gastos del curso en Estados Unidos.

Ir al país americano un año de instituto o incluso a cursar un grado en una universidad estadounidense se ha convertido en el negocio de empresas que se convierten en intermediarios entre las universidades o 'high schools' y las familias que quieren para sus hijos el mejor futuro posible. En este caso, la firma se llama 'Deaquiparafuera', y se mueve muy bien por redes, con un lenguaje fresco que llega a los jóvenes. «Ni siquiera sabía a qué venía», decía una madre, arrastrada por un hijo que adora el fútbol.

Poder estudiar en Estados Unidos ha sido una aspiración inalcanzable para muchas familias, ya que un año de instituto puede costar entre 60 y 70.000 dólares. Con las becas deportivas (o artísticas) se puede cubrir hasta un 60% del total del curso. El resto, claro está, tienen que asumirlo los padres, aunque ya son cantidades económicas mucho más asequibles. Mandar a sus hijos a Estados Unidos es una opción que barajan cada día más familias. «Hoy, lamentablemente, la diferencia está en este tipo de experiencias, porque en el mundo empresarial a los jóvenes les van a exigir ser completos, y no sólo tener un buen expediente académico», explica Guillermo Saldaña, de la empresa Deaquiparafuera.

Hay implícita detrás del florecimiento de estas empresas una crítica al sistema educativo español, porque Estados Unidos (también Canadá) se ofrece como un país que permite combinar el deporte con lo académico sin que sea excluyente, en un aprendizaje que tiene en cuenta, más que en España, el trabajo en equipo o hablar en público, además de otro tipo de habilidades, las llamadas en lenguaje anglosajón 'soft skills'. «Son además mucho más flexibles a la hora del introducir el contenido, buscando las potencialidades de cada alumno», explica Maite Domingo, madre de una adolescente que acaba de volver de Estados Unidos.

Precisamente, en la presentación de estas becas, que se celebró un día de puente en el colegio Mas Camarena, hablaron tres chicas que habían estado un año en Estados Unidos. «Ha vuelto mucho más madura, más independiente y con las ideas mucho más claras, aparte del nivel de inglés, claro», explica Maite, que ríe al recordar cómo tuvo que cerrar la puerta de la habitación de su hija durante este año en el que la joven, de sólo catorce años, estaba a diez mil kilómetros.

Guillermo Saldaña insiste, sin embargo, que para poder optar a una beca no solamente hay que jugar bien a algún deporte -no sólo fútbol- sino que hay que tener un buen expediente académico y buen nivel de inglés. «Tienen que tener claro que aquí nadie va a regalarles nada si las notas son malas».

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