
La caza también se escribe en femenino
HISTORIAS VALENCIANAS ·
Las mujeres cazadoras representan apenas un 1% del total, pero se sienten «como una más». Un encuentro autonómico en Altura ensalza su papelSecciones
Servicios
Destacamos
HISTORIAS VALENCIANAS ·
Las mujeres cazadoras representan apenas un 1% del total, pero se sienten «como una más». Un encuentro autonómico en Altura ensalza su papel«Yo esto lo quiero probar. Pensé. Y aquí sigo». Carmen Campillo recuerda que lleva seis años con la escopeta al hombro y no tiene intención de desprenderse de ella. Desde que, a los 23, probó lo que era salir a cazar, no se ha detenido. «Hemos notado un cambio. Cada vez somos más. Antes era difícil ver a una mujer, ahora cada vez me encuentro con más chicas a las que les gusta la caza tanto en las redes sociales como en el campo». Esta vecina de La Pobla de Vallbona recuerda que, por influencia de su padre, notó cómo le empezó a interesar la caza: «Iba con él al campo de tiro y me empezó a picar el gusanillo», a la vez que añade que, curiosamente, conoció a su pareja «también gracias a la caza».
Aunque suponen menos del 1% del total en la Comunitat Valenciana (300 mujeres por casi 40.000 hombres), esta afición sigue creciendo entre ellas. Y para que lo siga haciendo, la Federación de Caza de la Comunitat quiere seguir promoviendo el papel de la mujer dentro de la actividad cinegética y celebró el domingo en la localidad castellonense de Altura el III Día de las Mujeres Cazadoras. Un encuentro que contó con numerosas actividades para las aficionadas.
«Después de todo lo vivido, este año volvimos con más ganas e ilusión por reunirnos. Este encuentro mostró la unión del colectivo y la fuerza que está consiguiendo la mujer dentro del mundo cinegético», explicó Judith Fabregat, joven cazadora y vocal de la mujer de la Delegación de Caza de Castellón.
Carmen Campillo acumula experiencia fundamentalmente con el zorzal, y mucho menos con la perdiz, afirma que, en general, se ha encontrado con una buena recepción por parte de los hombres, mayoría en esta afición: «En mi coto de 300 socios, éramos tres mujeres». Así, afirma que sus compañeros «nos respetan y nos animan a continuar. En mi caso me aplauden con el tiro al palomo si lo hago bien». Incluso, comenta, ya se está dando el caso de hombres «que animan a sus parejas diciéndoles que hay más mujeres para ver si se aficionan». Destaca que la caza también lleva consigo una mejora del medio ambiente: «No se trata de llegar al monte, cazar e irse a casa. Hay mucho trabajo detrás. Yo, por ejemplo, limpio la parte del monte en la que estoy».
Vicenta Morante está como una niña con zapatos nuevos. Acaba de aprobar el examen de la licencia de caza. «No es nada fácil. Es un temario bastante largo con aspectos relacionados con el clima, las leyes, las especies en peligro de extinción y muchas cosas más», remarca. El mismo día en que cumple 47 años recuerda que el ambiente de la caza «es muy sano. Puedes acabar de cazar y hacer una comida con las perdices conseguidas». Como experiencia personal remarca que la espera de los movimientos de las aves y el silencio de la naturaleza «me relaja mucho. Es algo que disfruto». Cuando también se le pregunta por la recepción de los hombres, no ve discriminación ni rechazo: «Para nada, más bien al contrario. Me han ayudado siempre que han podido. He estado comiendo con ellos, yo sola. Es un comportamiento normal. Ni mucho menos rechazan a las mujeres, por lo menos por la experiencia que yo he tenido estos años».
La utielana Rebeca Arocas acaba de ser madre «y mi cuadrilla de caza, donde soy una más, me echa de menos». De familia cazadora, «mi abuelo y mi tío», practica desde hace cinco años a la caza menor del conejo con podencos. Esta enóloga, quien también ha ejercido la taxidermia, disecando animales de todo tipo, también comparte con su pareja esta afición. Coincide con sus compañeras a la hora de opinar sobre su experiencia en un mundo tradicionalmente masculino: «Me han acogido con los brazos abiertos. Me han tratado como una más». Su intención es que cuando su hijo crezca pueda participar en eventos adaptados «y siempre dentro de los estándares de seguridad. Sería una de mis mayores ilusiones».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Almudena Santos y Lidia Carvajal
Rocío Mendoza | Madrid, Álex Sánchez y Sara I. Belled
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.