
La cazadora de zapatos de ballet
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Una joven valenciana lanza un proyecto pionero en España de asesoramiento personalizado a bailarinas para que encuentren las puntas perfectas para sus pieselísabeth rodríguez
Domingo, 18 de julio 2021, 00:40
Con tan sólo tres años ya estaba pidiendo a sus padres unas zapatillas de punta. Ahora, 32 años después, Palmira Roca está en proceso de ... convertirse en la primera profesional de asesoramiento personalizado de calzado de ballet en España con su proyecto Ideal Pointe. «La idea surgió hace bastantes años, cuando yo notaba en mí misma que las zapatillas no se acoplaban a mis necesidades. Conforme mejoraba mi técnica, el calzado no cumplía mis exigencias», relata esta profesora que imparte clases en Mar en Danza, una academia situada en la Avenida Baleares y donde transmite sus conocimientos desde hace siete años.
«Probaba distintas puntas, gastaba cada vez más dinero porque me hacían daño, no me funcionaban y las acababa tirando. No encontraba información útil para adquirir unas que se me acoplaran, ni nadie que me asesorara porque en la tienda sólo te aconsejan en cuanto a la talla y poco más», explica la profesional, que estudió Pedagogía de la Danza y es miembro del Consejo Internacional de la Danza CID-UNESCO.
Y así, fruto de su propia experiencia y necesidad, esta joven valenciana empezó a barruntar una idea que posteriormente se convirtió en un proyecto de carrera y que ahora va camino de materializarse en forma de empresa. «Haciendo la carrera decidí estudiar sobre esto y al investigarlo me di cuenta de que había muy poca información en castellano, por lo que quise hacer el trabajo sobre eso», añade.
Y es que, algo tan fundamental como un asesoramiento personalizado que ayude a las bailarinas a encontrar la parte de su equipación más importante es un campo por explotar en el mercado español, a diferencia de otros países. «Vi que era algo muy necesario y que era de gran ayuda para las bailarinas. También pude observarlo en mis alumnas. Entonces pensé 'voy a crear algo que sirva a otras chicas'», cuenta Palmira, que insiste que el proceso de estudio fue «bastante complicado» al carecer de referentes en España.
En concreto, Ideal Pointe aún no ha visto la luz como startup, pero ya lleva tras de sí dos años de estudio de campo. Además, en este caso, la pandemia ha sido un catalizador de la idea. «Este último año, con el confinamiento y los parones, tuve más tiempo para desarrollarlo. De momento es un proyecto y todavía no trabajamos como empresa, aunque ese será el objetivo», asegura Palmira. Por lo pronto, el proyecto se encuentra ahora en estudio de mercado, dando prioridad a la parte del marketing y la divulgación en redes sociales. «Las bailarinas tienen esa necesidad y tratamos de llegar a ellas para que vean que ya hay alguien que les puede ayudar», añade la bailarina.
Por lo que respecta a la financiación, el planteamiento de su servicio le permite comenzar sin necesidad de un capital importante. «Me gustaría alquilar una oficina para entrevistar a las clientas y conocerlas bien, pero puedo empezar sin financiación», afirma.
La carrera de una bailarina de ballet es dura y precoz. Para tener proyección profesional es necesario empezar a una edad temprana. Lo habitual es llegar a la adolescencia con un nivel lo suficientemente alto como para actuar en una compañía.
En el caso de Palmira, tuvo que lidiar con un parón en su trayectoria que, en la mayoría de casos, hubiera supuesto un punto y final. Pero para ella sólo fue un punto y aparte. «Empecé a bailar a los cuatro años pero a los 13 tuve que dejarlo por estudios y circunstancias personales. Pensé que no podría retomarlo, pero a los 17 volví y lo cogí con muchas ganas. Empecé a ir a concursos de danza y a impartir clases a los 18 años», relata.
Además, no sólo volvió, sino que lo hizo por todo lo alto. Palmira cuenta en su palmarés con varios premios, como la beca de asistencia a Ballet de Teatres de la Generalitat y al ballet nacional de la República Checa. «El parón de esos años me impidió tener una carrera profesional. Es muy exigente. Con 17 años los bailarines están en compañías y yo volví a empezar a esa edad», indica Palmira, que lleva ejerciendo como docente de manera ininterrumpida desde entonces.
Por ahora, su principal máxima seguirá siendo la misma que ha guiado sus pasos hasta ahora: seguir estudiando y formándose. «Siempre estoy estudiando algo, por lo que con el proyecto voy un poco al día y viendo cómo va funcionando», señala.
Tampoco pretende hacer números ni ponerse plazos estrictos todavía. «Lo que veo es que hay una necesidad real y que esto se va a mover. A partir de septiembre ya empezaremos con objetivos a nivel más comercial», explica.
Precisamente por su trabajo como docente, podrá alumbrar su negocio con una cartera de potenciales clientes. «Yo tengo la ilusión de que conozco mucha gente, sobre todo en Valencia. El mundo de la danza no es tan grande. Parto de la base de que hay gente que me conoce, pero no me quiero quedar ahí», puntualiza. A esto, Palmira añade otro aspecto que suma a su favor: ha sido aceptada por una tienda de California, The Pointeshop, especializada en el asesoramiento personalizado de calzado de ballet, para sacarse el certificado de 'fitter profesional' –asesora–.
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