!['Cazadores' de sarna en el término de Cortes de Pallás](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202201/05/media/cortadas/IMG-20211230-WA0000-RnmEzKJdH6ehYOrPDBRVgHK-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Un muflón hembra fue encontrado muerto víctima de la sarna la pasada semana en el Barranco de Otonel en la Reserva de La Muela, en el término municipal de Cortes de Pallás. Una enfermedad que en esta zona surgió en el año 2019 debido ... a la superpoblación de la cabra montés y muflón. La protección con la cuentan estas especies y la falta de depredador natural provocaron el descontrol.
A pesar de la aparición del cadáver de ese muflón infectado por sarna, desde la Conselleria de Agricultura restan importancia y aseguran que la situación está controlada y que esta muerte se trata de un caso puntual. De hecho, aseguran que, según el balance de 2021, la incidencia de esta enfermedad es muy baja.
Miguel Muñoz es el presidente de la Sociedad de Cazadores del municipio. El corrobora la versión de Conselleria. Explica que cuentan con la autorización para controlar la población de cabra montés, pero fuera de la Reserva. Concretamente la que habita en el coto de caza del término municipal que gestionan.
« Ha sido un trabajo de mucho tiempo porque los seres vivos son muy impredecibles, pero la sarna está ya controlada. Les ponemos pienso medicado para evitar que se propague y las que estaban afectadas las hemos sacrificado», explica Muñoz, quien recuerda que no es un trabajo agradable para ellos.
«Es muy duro ver a los animales infectados, porque la sarna produce una muerte lenta y dolorosa, dejan de comer al aparecerles grietas en la boca y solo pueden beber, por lo que van a morir junto a los humedales. Tuve que abatir a una hembra a punto de parir infectada de sarna. Eso como cazador no es lógico ni agradable», insiste.
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De hecho, ellos mismos también se encargan de deshacerse del cuerpo, para ello lo entierran en cal viva y evitar más contagios. De todos estos sacrificios dan cuenta a la Conselleria.
Pero no solo sufren por ver a los animales en esa situación, sino que se exponen también a ser infectados. Es por ello que tienen que ir muy bien protegidos con trajes de buzos y guantes.
No obstante, ahora, según Muñoz, el problema que les afecta es el de otra superpoblación, la de los turistas y senderistas. «Con la pandemia se ha triplicado el número de visitantes y eso hace más difícil controlar a los animales» e insiste en que hacen todo lo posible para conservar la cabaña de cabra montés.
Pero hay vecinos, sin embargo, a los además de que la sarna pueda o no estar controlada, consideran que la superpoblación no lo está. «Antes era difícil ver a una cabra montés o un muflón. Ahora no. Bajan hasta las casas y a las zonas pobladas en busca de alimento. Están entrando en huertas y dañando árboles frutales. Los agricultores no pueden hacer nada contra estos animales porque la legislación los protege», indica Miguel Aparici, cronista oficial de Cortes de Pallás.
Aparici considera que es un error que se mantenga la Reserva. «Hay poco espacio, pocos recursos y un clima que no es el idóneo para estas especies, demasiado poblado en los alrededores y poco cuidado desde el punto de vista fitosanitario y forestal», indica.
Y es que, recuerda el Cronista, que la cabra montés y el muflón son especies importadas a la Muela. Fue en los años 60, a raíz de la creación de la Reserva para potenciar la zona.
Hasta entonces, desde 1812, año en el que se pierde la baronía, las tierras pasaron a propiedad de los vecinos y se convirtieron en campos de cereal. Más atrás en la historia, explica Aparici que, siendo propiedad del barón de Cortes, sí que era Reserva de caza, pero que, según las referencias bibliográficas solo existían ciervos y corzos.
«La Muela no es lo suficientemente grande para tener esta población. Estas especies deberían estar en los Picos de Europa o los Pirineos. En cambio, se debería convertir en una reserva geológica y forestal. Eso le daría vida a Cortes de Pallás», asegura el cronista.
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