Un punto negro que ya se ha cobrado cien vidas

Desde los años 80, que fue cuando se inició la movilización vecinal, casi un centenar de personas han perdido la vida en este paso a nivel ferroviario, según apuntan fuentes municipales, lo que supone que se producen unas tres muertes de media al año. Personas de todas las edades a las que se suman también otros muchos heridos.

Si se revisan los casos, la práctica totalidad de estas muertes tienen su origen en imprudencias o despistes. El problema está, como han denunciado en reiteradas ocasiones los vecinos en LAS PROVINCIAS, a que la gente se cansa de esperar el paso del tren.

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El argumento se repite desde el año 2000: se trata de un paso a nivel que tiene mucho tráfico, puesto que a las dos líneas de cercanías, C1 Gandia-Valencia y C2 Xàtiva Valencia, se unen las de media y larga distancia a Alicante, Madrid o Barcelona. Las barreras están cada cinco minutos bajadas y la gente suele pasar en el tiempo que va desde que el semáforo se pone en rojo y la inminente llegada del tren.

Imprudencias que, sin embargo, vecinos y ayuntamientos consideran que no justifica el hecho de que este paso a nivel no se haya soterrado, porque el problema va más allá de la cifras de muertes, sino de la vida cotidiana de cientos de personas que se ven afectadas por este punto ferroviario que tienen que atravesar hasta varias veces al día para ir a trabajar o al colegio.

Un problema que no solo afecta a estos dos municipios, sino que también se repiten en otros donde aún se mantienen el paso a nivel, como Benifaió donde también se han producido muertes no sólo de peatones, como en 2011 donde otro joven de Carcaixent perdió la vida, sino de conductores, como el que fue arrollado por un Alaris en 2002.