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Lola soriano
Valencia
Domingo, 30 de agosto 2020, 23:38
De la crisis económica que ha generado la pandemia del Covid-19 no se salvan los comercios, los hosteleros ni tampoco las iglesias. Los aplazamientos de bodas, bautizos y Comuniones y la restricción de los aforos en los templos ha generado una situación de inquietud en las parroquias.
En iglesias como Santa María del Mar, el párroco, José Vicente Calza, reconoce que «hemos tenido un 80% menos de ingresos por bodas y bautizos. Llevamos un desajuste económico muy grande, además de los tres meses del confinamiento con cero ingresos. Hay que pagar el agua, la luz y el préstamos bancario que tenemos con el que hicimos efectiva la remodelación de los despachos parroquiales, de la casa abadía». Además, necesitan ir recogiendo dinero para arreglar la cornisa del campanario que tuvo desprendimientos hace dos años.
Añade que ahora, además, «los aforos son del 70% y claro eso se traduce en una reducción del cepillo que se recoge en cada misa».
A partir del 5 de septiembre recuperarán las celebraciones matrimoniales «porque tenemos la suerte de que viene a casarse mucha gente porque sus padres también lo celebraron aquí».
En San Nicolás, apodada como la ‘capilla sixtina’ valenciana por la riqueza de sus pinturas, reconocen que los ingresos han bajado un 60%. «En el ámbito del culto, teníamos feligreses que venían hasta del sur de la provincia de Castellón y ahora mucha gente, sobre todo mayor, no coge el tren por prudencia. En la afluencia de fieles estamos al 50%», indica Antonio Corbí.
Además, esta parroquía es un referente de visitas guiadas culturales, «pero ahora ha bajado un 60% o 70% porque los turistas han desaparecido. Tenemos algo de visitantes nacionales y autóctonos, pero se nota mucho el bajón. Y tenemos a personal de guías en ERTE», añade.
Eso sí, a pesar de ello, Corbí explica que intentan agudizar el ingenio en tiempo de crisis «y hemos impulsado las visitas nocturnas al templo, para que la gente nos visite en las horas de menos calor». También han puesto códigos QR «porque no se puede entregar dípticos en papel ni se pueden usar las audioguías. Así pueden tener la información desde su móvil», según Corbí.
Eso sí, con menos ingresos han tenido que poner en paréntesis proyectos que tenían «como mejoras de mantenimiento del edificio. Queríamos restaurar cuadros con recursos propios, como un apostolado del siglo XVIII con ocho lienzos o un retrato de Vicente López, y tendrán que esperar». De igual modo, asegura que tenían proyectadas actividades culturales y becas para alumnos del Conservatorio estudiantes de órgano, «pero se queda en espera a que lleguen ingresos».
Corbí detalla que ahora en septiembre empezarán a tener bodas, con aforos máximos de 90 personas, «y esperemos que llegue pronto la vacuna del coronavirus porque de lo contrario, es una incertidumbre».
En San Agustín, el párroco Javier Llopis, explica que «desde el confinamiento se han suspendido más de 20 bodas y son una parte importante de ingresos, junto con la limosna y la colecta». Además reconoce que Valencia este verano ha estado desierta. Eso sí ayer ya empezaron a recuperar la celebración de bodas con aforos de cerca de 180 personas, medida que será un alivio.
En San Juan del Hospital, una de las iglesias más demandadas por las parejas para unirse en matrimonio, también tuvieron que retrasar un 90% de las bodas y se anularon las Comuniones. «Los ingresos en los tres meses de alarma fueron cero y ahora son de un 20% o 30%, queda mucho para la vuelta a la normalidad», indica el párroco Carlos Cremades. Explica que, por eso, han paralizado trabajos de mejora como la ornamentación con plantas del patio sur y el arreglo de la sacristía y añade que tienen que buscar financiación para trasladar en centro social a un aula.
En la Catedral de Valencia no han escapado a la caída de ingresos. «La Catedral ha tenido una gran merma de visitas culturales y de la subida al Miguelete», detalla Jaime Sancho, canónigo de la Catedral. Afirma que muchas bodas se han pospuesto, «eso sí quien ha querido casarse o hacer un bautizo con pocas personas ha podido».
En la iglesia de Nuestra Señora del Rosario del Canyamelar, el párroco Juan Pons tafirma que «se han reducido los ingresos porque hay menos afluencia, pero la gente sí está sensible cuando hacemos colectas como las de Cáritas». Detalla que para el 13 y 20 de septiembre tienen previsto hacer las Comuniones que se aplazaron y añade que «teníamos proyectos a largo plazo, como arreglar la fachada de la abadía y humedades, pero se hará conforme mejore la economía. No teníamos plazos marcados».
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