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Grupo de corredores haciendo deporte en el jardín del Turia. Irene Marsilla

Valencia, de ciudad fantasma a pista de running

Ciclistas, corredores y paseantes llenan de vida Valencia en el primer día de desescalada deportiva y en el que la Policía ha tenido que insistir en respetar las distancias y el horario reservado para los mayores y los niños

Lola Soriano

Valencia

Sábado, 2 de mayo 2020, 09:16

Valencia pasó ayer de ser una ciudad fantasma a una pista de running. Y es que en el primer día que se implantó la salida a la calle en bloques de horarios de deportistas, gente mayor o dependiente y niños la ciudad se convirtió en un espacio lleno de vida.

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Algunos estaban tan ansiosos por calzarse las zapatillas que salieron a correr antes de que amaneciera porque querían asegurarse que no se topaban con multitudes, tal como ocurrió la pasada semana.

Ayer era día de cambiar de escenario. De dejar los estiramientos en el comedor o balcón de casa y bajar al jardín del Turia, la playa, los caminos de huerta para recuperar la rutina de correr al aire libre.

Dos de los puntos más concurridos fueron el jardín del Turia y la playa. De hecho, había tantos corredores que era muy difícil respetar la distancia recomendada de diez metros y la Policía Local tuvo que instruir en el cauce a los ciclistas para que el camino de ida lo hicieran por una parte del jardín del Turia y el de vuelta por el lado opuesto. La Policía Nacional también tuvo que advertir a la gente que estaba sentada en la fuente del Palau de que no podían permanecer parados.

Cuando faltaban 10 minutos para llegar a las 10 horas, los agentes recordaron por megafonía en el cauce que debían de irse a casa. Poco a poco la marea de camisetas y zapatillas multicolor se diluyó y Valencia abrió los brazos a los siguientes protagonistas: los mayores y dependientes.

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Muchas personas de edad confesaron estar algo desorientados, tras casi 50 días de confinamiento, y saborearon el buen día. Eso sí, observaron que había demasiada gente en el calle, y es que había personas que iban a comprar o a pasear el perro. A pesar de ello, estaban felices de dar de nuevo sus primeros pasos.

Los niños, que tomaron el relevo de los paseos a partir de las 12 horas, siguieron con la nueva rutina de jugar en la calle sin juntarse con los amigos.

Tras este día de prueba, el concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, indicó que el comportamiento de los deportistas «ha sido totalmente correcto. Han guardado las distancias. La ciudad de Valencia está respondiendo bien a este reto».

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Si bien el jardín del Turia, la playa o el bulevar sur se llenaron hasta la bandera, hay más puntos donde acudir y evitar masificaciones. Tal como explicó la concejala de Deportes, Pilar Bernabé, se han habilitado 16 circuitos urbanos. Hay zonas de huerta en Campanar, Benicalap, Torrefiel y entre Alboraya y la Politècnica y la Punta. También se puede ir a la Marina, las rondas norte y sur o en Blasco Ibáñez y en parques como el de Marxalenes, Parque Central, Oeste o el Lineal de Benimàmet.

«Soy maratoniano y tenía ansias de correr. Es una felicidad tremenda»

Los corredores ya tenían gana de quemar suela y marcarse metas para estar de nuevo en forma. Vecinos como Justo Aznar, que es maratoniano, fue uno de los que se levantó pronto para volver a correr. «Estaba ansioso. He hecho 18 kilómetros entre el cauce y la playa de la Malvarrosa. los dos sitios estaban a tope». Explica que quizá «igual nos podían haber dejado salir antes, pero hay que cumplir las normas porque hay más de 34.000 víctimas del coronavirus». Ayer, como un homenaje a ellos, salió a correr con un lazo negro en la camiseta. Otra corredora, Mari Luz Pérez, a las 7 de la mañana ya estaba en el cauce. «Durante el confinamiento hay días que subía los 8 pisos de casa por la escalera. Pienso que nos podían haber dejado salir de forma individual antes». La misma opinión manifestó Constantino Herreros, que ayer cambió la bici estática por la carrera.

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Clara Pendón y Salva Morillo salieron a pasear. «He sentido mucha emoción. Me han entrado ganas de llorar al ver tanta gente y una ciudad viva».

Otra vecina, Lucía Laca, apuntó que había sentido «una alegría tremenda a correr de nuevo. Creo que ha valido la pena esperar». Otro deportista, Antonio Giménez explicó que «costaba correr porque había mucha gente y era complicado mantener distancias en el cauce». Isabel Gil añadió que «Mi última carrera fue la 15. Ahora he hecho 13 km. Me parece bien que hayan puesto horarios».

En la playa, otro corredor, Rafa Sanchis, indicó que «tenía ganas de ver el mar y hacer ejercicio, aunque había mucha gente. He visto hasta una persona nadando. Espero que la gente respete las normas o nos perjudicarán a todos. Sería una pena».

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«Me he alegrado de que el cauce fuera de los mayores pro dos horas»

Las personas mayores volvieron a dar sus primeros pasos tras cincuenta días de confinamiento. Un vecino como Luis Moraga logró a sus 80 años recorrer a su ritmo 8 kilómetros. «Por fin el cauce ha sido nuestro por dos horas. Estaba cansado de hacer deporte en mi terraza».

Encarna Martínez, de 93 años, salió a pasear. «El confinamiento lo he vivido en solitario. He aprovechado para hacer punto, pero el día 7 es mi cumpleaños y no podré celebrarlo con la familia. Es triste, pero me esperaré al día 11 para ver a mis nueve nietos y doce bisnietos». María Dolores Gorrochategui y su esposo Aureliano Villuendas de 78 y 84 años, explicaron que «nos hemos sentido casi prisioneros. Hicimos un gran pedido a un supermercado y es la primera vez que pisamos la calle», indica María Dolores. Aureliano añade que «soy médico y me hubiera gustado ayudar con la pandemia».

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Concha Montava, de 84 años, asegura que «he sido muy disciplinada. Tenía miedo a salir porque tenemos familiares médicos y nos han contado todo lo que sufren en la lucha contra el coronavirus. Me he alegrado de salir, pero hay cola de mucha gente». Su hija Inma Ballester indicó que para celebrar la salida «hoy para comer tendremos mariscada».

También se mostró dichoso Vicente Perelló, de 76 años. «Después de pasar una operación tenía ganas de hacer deporte. Aunque estoy triste por las vidas que se han perdido». Carlos Herrero salió con su hijo Fernando, que va en silla de ruedas. «No entiende mucho lo de llevar mascarilla y tiene ganas de ir a algún centro comercial». Eso sí «no sé por qué justo a nuestra hora de paseo hay tanta gente comprando y paseando al perro», añadió.

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«Estos días he aprendido a ir en bici sin los ruedines»

Los niños siguieron disfrutando ayer de sus juegos en la calle a partir de las 12 horas. Javier Ferrer, por ejemplo, acudió al cauce con sus hijas Paloma y María, de 7 y 5 años. La mayor estaba feliz «de aprender a ir en bici sin ruedines» y la menor disfrutó con la bici y el patinaje. «Suelo buscar huecos donde no hay masificaciones porque tenemos que guardar las distancias», indicó Javier. Victoria Navarro paseó con sus hijas de 11 y 9 años. «Ahora ha sido distinto al pasado domingo, que era un hervidero. Ha estado tranquilo». Jorge Pérez y su hija Ainhoa eligieron la playa para pasear. «Me ha costado sacarla de casa porque habla con las amigas con el móvil, pero hoy toca sol y paseo», indicó. Milena Eneva también fue a la playa con Martín, de 20 meses. «Le encanta perseguir mariquitas».

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