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Investigadoras ayer a las puertas de la fundación. jesús signes
Científicas mileuristas y con contratos precarios investigan las cepas del Covid

Científicas mileuristas y con contratos precarios investigan las cepas del Covid

Nueve mujeres que forman el equipo de trabajo en Fisabio, dependiente de la Generalitat, critican el abandono a la ciencia

Martes, 2 de febrero 2021, 00:12

La secuenciación del virus para luchar contra él y derrotarlo, en manos de personal con contratos temporales y con sueldos que en algunos casos rondan los mil euros netos al mes. «Estamos hartas de promesas. Necesitamos ya un plan de actuación concreto». Llúcia Martínez es la responsable del Servicio de Secuenciación de la Fundación Fisabio, la entidad dependiente de la Conselleria de Sanidad líder en España en un aspecto «vital» para conocer más cosas del virus, «ver qué variante está circulando y cómo se desarrolla».

Nadie dudaría de que el trabajo que Llúcia y su equipo, compuesto por otras ocho mujeres, están desarrollando merecería la máxima atención por parte de los responsables políticos a todos los niveles. Pero esta labor la están ejerciendo, según adelantó la Cadena Ser, personas «hiperformadas» con contratos temporales, salarios indignos para su trascendencia, en algunos casos rondan los mil euros netos mensuales, y carencias diversas en cuanto al espacio en que desarrollan su labor.

La propia Martínez, natural del barrio valenciano de Benimaclet, estudió Biología, posteriormente se trasladó a París para seguir formándose y acumula ya una experiencia de doce años en un campo hiperespecializado.

Pese a que reconoce que su salario es digno, «unos 37.000 euros anuales», presentó una denuncia para ser considerada indefinida. Y su justa petición se topó con recursos por parte de la Conselleria de Sanidad y acusaciones cruzadas entre políticos. Martínez esgrime que el tiempo ha pasado y los contratos por obra y servicio de sus compañeras han excedido la duración máxima de tres pero el anhelado y merecido contrato indefinido nunca llega, como muchas de las promesas de la clase política, lamenta.

Desde la Comunitat se culpa a la normativa estatal mientras que desde Madrid se esgrime la estabilidad presupuestaria como recurso. Martínez critica también que se quiera iniciar un proceso selectivo, «sería absurdo gastarse el dinero en eso», apunta en primer lugar. Llúcia considera que esta prueba estaría también fuera de lugar porque ellas han demostrado de sobra su valía para ocupar el espacio en esta Fundación. En lugar de unas oposiciones, propone, por ejemplo, que se contemplen excepciones para que sus contratos sean indefinidos y que la conselleria no recurra determinadas sentencias que favorecen a las trabajadoras.

Aunque se trata de una situación legal, censura la escasa atención de los políticos para solucionar sus problemas.

«Venimos a trabajar frustradas. Más allá de los reconocimientos que nos puedan dar algunos medios de comunicación, que agradecemos, queremos una actuación política decidida. Se les llena la boca de que la ciencia es importante pero la solución no llega», explica Martínez, quien comprende y comparte la frustración de los profesionales sanitarios.

La Fundación Fisabio ha secuenciado ya, «gracias a la colaboración de los hospitales valencianos», 5.020 muestras, muy por delante del Gregorio Marañón (1.395) o del CSIC (1.140), más de la mitad del total nacional. Ocho mujeres valencianas y una argentina forman este equipo que tiene en sus manos aspectos tan importantes cómo descubrir «cómo comenzó una infección o qué ha pasado en una comunidad para parar un futuro brote».

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