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Manuel García
Valencia
Jueves, 6 de marzo 2025, 00:56
Este jueves hará cinco meses ya (el pasado 6 de octubre) que una llamada telefónica desde la otra parte del mundo le cambió la vida ... a una familia. Ángela Agudo, una joven que entonces contaba con 24 años (en todo este tiempo ya ha cumplido los 25) había sufrido un grave accidente de moto mientras disfrutaba de unas vacaciones junto a su novio en Tailandia. Un resbalón cuando volvían a su hotel le provocó graves daños en la cabeza.
Ahí comenzó una pesadilla que, cinco meses después, se ha convertido en una carrera de larga distancia para todos los que la quieren.
El estado de ánimo de la familia es de entereza dentro de la lógica preocupación. Los padres de la joven son quienes más están sufriendo las consecuencias de este accidente y de seguir viendo a su hija inconsciente, sin poder hablar con ella: «Aunque se hace un poco cuesta arriba, no queda otra que mirar hacia adelante, pensar en positivo y que con el tiempo Ángela se irá recuperando. Esa es la esperanza que todos mantenemos».
Las novedades de su estado no son lo veloces que sus seres queridos desearían. Mantiene el estado de inconsciencia y recientemente fue trasladada al hospital Padre Jofre para continuar con su terapia de rehabilitación y estimulación y donde se prevé que siga ingresada durante algún tiempo. ¿Cuánto? Una pregunta que sigue sin respuesta por parte de los médicos que están atendiendo a la joven.
Recientemente la familia anunció un pequeño paso adelante, la retirada de la traqueotomía porque Ángela ya podía respirar por sí sola por la nariz.
El primer mes de esta pesadilla fue el más duro. Al hecho de recibir el shock inicial se unió la circunstancia de estar a miles de kilómetros de casa en un ambiente complicado debido, entre otras cosas, a los problemas con el idioma.
Exactamente un mes después, el 6 de noviembre, se produjo el traslado de Ángela en un avión medicalizado. El hecho de que el Ministerio de Defensa no aportara un avión medicalizado provocó las quejas de la familia y como consecuencia, tuvieron que contactar con una Fundación para conseguir el traslado de Ángela en las mejores condiciones y que el viaje hasta Valencia no empeorara su estado.
Por medio, una semana antes de su llegada, la Comunitat había sufrido los efectos devastadores de la dana. Esta situación, como el episodio actual de lluvias, fue un obstáculo más para Diego, el hermano de Ángela, quien a través de la empresa en que trabaja se encarga de la retirada y limpieza de escombros, barros y objetos para recuperar la normalidad.
La cuestión económica, derivada de la estancia en el hospital tailandés y el coste traslado, fue otro quebradero de cabeza para una familia que vivía una pesadilla de la que poco a poco van saliendo de manera atenuada. En la actualidad, cinco meses después, ese problema ha pasado a un segundo plano. La familia sabe que cuenta con el respaldo de la Fundación Ángel Nieto, a quien donaron 78.000 euros para víctimas de accidentes. En el caso de que Ángela necesite realizar una compra de algún producto para su recuperación o someterse a algún tiempo de tratamiento de pago, les han asegurado que podrán contar con ellos.
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