Claves y fechas para la nueva admisión de alumnos en la Comunitat Valenciana

La elección de colegio es una de las decisiones más importantes para una familia. Implica recopilar información, visitar centros y conocer bien cómo funciona la admisión de alumnos para evitar errores y consejos interesados que no siempre responden a la realidad. La escolarización para el 2023-2024 afectará a más de 30.000 pequeños nacidos en 2020, que son los que pueden optar al primer curso del segundo ciclo de Infantil (tres años), el nivel de entrada al colegio más habitual.

El Diari Oficial de la Generalitat ya ha publicado el calendario del proceso de admisión. Las familias valencianas dispondrán de nueve días para rellenar la solicitud y presentarla a través de la plataforma informática que habilitará la Conselleria de Educación. Desde las nueve de la mañana del 20 de abril hasta las 23.59 horas del 28 para Infantil y Primaria y entre 4 y el 12 de mayo -con las mismas franjas horarias- para la ESO y Bachillerato.

El sistema telemático se puso en marcha con la llegada de la pandemia para evitar aglomeraciones en los centros, y tras su buen funcionamiento se optó por mantenerlo. Sólo es necesario un ordenador, una tablet o un móvil. En caso de carecer de los conocimientos o dispositivos informáticos necesarios el padre o la madre puede acercarse al centro que vaya a elegir como primera opción, donde se le ayudará a completar el proceso con los equipos propios. Todas las escuelas públicas y concertadas actúan como puntos de atención, lo que significa que están obligadas a facilitar el proceso.

Las listas provisionales de admitidos se conocerán el 31 de mayo en Infantil y Primaria, el 10 de julio en la ESO y el 13 del mismo mes en Bachillerato. Las definitivas (que no suelen cambiar respecto a las iniciales) llegarán el 14 de junio, el 19 y el 24 de julio respectivamente, dando inicio a la fase de formalización de la matrícula.

La plataforma informática tiene una web propia, telematrícula.es, que también se aloja en la página de la Conselleria de Educación, que contendrá un acceso directo fácilmente identificable. Actualmente se está actualizando, pero estará lista antes del inicio del proceso.

Para presentar la solicitud telemática primero hay que conseguir la clave de admisión, que también servirá para consultar en qué centro ha sido admitido el alumno -llegará además al email que facilite el interesado-, para la presentación de alegaciones a las listas o para formalizar la matrícula online. Se genera en la misma plataforma introduciendo el DNI, el número de soporte (Idesp en los modelos antiguos) y la fecha de nacimiento). Lo mismo rige para personas extranjeras, que utilizarán su NIE, y se permiten otros sistemas de identificación como certificados digitales emitidos por la agencia de la Generalitat (ACCV), Cl@ve o el eDNI.

Los solicitantes podrán elegir hasta diez centros ordenados en función de su preferencia y seleccionarán los criterios a tener en cuenta para sumar puntos por si se activa la baremación, aunque no tienen que presentar documentación acreditativa, sólo aceptar una declaración responsable de que se cumplen. Sí será necesario aportarla cuando vayan a formalizar la matrícula.

Si un centro tiene más peticiones de admisión que plazas vacantes disponibles se pone en marcha la baremación, ordenándose las solicitudes en función de los puntos que sumen los interesados. No es recomendable seleccionar pocos en la solicitud, dos o tres, pues en caso de no entrar en ninguno el niño será escolarizado de oficio en alguno de los que tengan plazas libres al finalizar la admisión. Tampoco es necesario agotar todas las opciones, aunque es la mejor manera de evitar lo anterior.

La baremación es simultánea, y el orden de los centros no da ninguna facilidad de acceso. Con el modelo anterior a 2016 competían en igualdad los alumnos que habían pedido el centro en primera opción, con prioridad respecto al resto. Así, una solicitud con diez puntos que hubiera marcado la escuela en cuestión como segunda de su lista quedaba detrás de otra que tuviera menos (por ejemplo cinco) pero lo hubiera situado en el primer puesto.

Ahora es un todos contra todos y sólo cuenta la suma de puntos. Siguiendo con el ejemplo anterior la solicitud de diez puntos quedaría por delante de la de cinco. Incluso aunque el centro esté ubicado en el décimo puesto de la lista. El orden que plasman las familias sólo marca preferencia. Por ejemplo, si las vacantes o los puntos sumados permiten entrar en tres de los centros elegidos, el sistema validará el que esté colocado más arriba.

En caso de empates a puntos, algo habitual en centros muy demandados entre solicitudes en las que no median situaciones especiales, se aplican criterios de desempate que no siempre dan resultado, pues se prioriza al niño que más puntos haya sumado en alguno de los criterios señalados siguiendo el mismo orden: primero se mira quién tiene más por hermanos matriculados en el centro y en último lugar la situación de discapacidad y el expediente académico.

El siguiente paso para deshacerlo son las letras de los apellidos, que se eligen mediante sorteo público. Para esta admisión han salido SP (primero) y PS (segundo). Si no hay aspirantes con estas grafías va corriendo el abecedario, y cuando se acaba, se empieza por la AA. Un ejemplo inventado (y más que inverosímil). Pepito Spencer Psiuk quedará por delante de José Spinola Fernández.

En cualquier caso, lo más habitual es que se deshaga el empate con el primer apellido. Tras la SP se buscan los SQ, SR, SS, ST, SU, SV, SW, SX, SY, SZ, SA, SB y así sucesivamente. Si entre los aspirantes no hay ninguno que encaje se sigue avanzando con la primera grafía: TA, TB, TC... En resumen, los apellidos con letras en la parte final del abecedario (de la S en adelante) está bien posicionados. Así, los Sánchez, Tárrega o Villena tendrán prioridad respecto a un Alcañiz, un Fernández o un Otero. La O es la peor opción.

Suele ser un criterio clave para ordenar solicitudes en las que no concurren situaciones específicas (condición familiar, hermanos o una discapacidad, por ejemplo). Aunque el cálculo se realiza con una consulta a la Agencia Tributaria por parte de la conselleria, las familias pueden hacerse una idea mirando su declaración de 2021, que es la que utilizará para este proceso. El parámetro de referencia es el Iprem, que se sitúa en 7.908,6 euros, y se tienen en cuenta todos los miembros de la familia.

Se darán 3,5 puntos a aquellas cuya renta per cápita sea igual o inferior a la mitad del citado indicador (3.954,3 euros). Así, para una familia de tres personas (padre, madre e hijo) los ingresos anuales deben ser como máximo de 11.862,9, que es el resultado de multiplicar 3.954,3 por tres.

Conseguirán 3 puntos las que se sitúen entre el importe anterior y el valor exacto del Iprem (7.908,6 euros), por lo tanto con ingresos familiares que no superen los 23.725,8 euros (siguiendo el mismo ejemplo de tres miembros). Se otorgarán 2,5 para el siguiente tramo, hasta 1,5 veces el indicador citado, llegando a los núcleos con 35.588,7 euros de renta anual como máximo (siempre que sean tres personas). Y tendrán 2 puntos cuando la renta per cápita iguale o quede por debajo del doble de Iprem -15.817,2-. Es decir, las familias, siguiendo el mismo ejemplo, en las que los ingresos no pasen de 47.451,6 euros.

Para saber si se cumplen los requisitos se pueden sumar los importes de la base imponible general (casilla 435 de la declaración) con la base imponible del ahorro (casilla 460), restando a continuación la cuota de la casilla 595. La cifra obtenida se divide entre los miembros de la unidad familiar, y se compara con el Iprem de referencia (la mitad, igual, 1,5 veces superior o el doble) para saber en qué tramo se ubican.

La primera vía es visitar los colegios aprovechando las jornadas de puertas abiertas. Pero se puede hacer un cribado previo desde casa. La Guía de Centros Docentes de la conselleria, accesible desde su página web, da información importante, como el tipo de jornada (partida o continua), si existe banco de libros (voluntario en los concertados aunque la mayoría se han sumado) o el programa lingüístico, que recoge el peso que se da a lo largo de las diferentes etapas al castellano, el valenciano y el inglés (un 25% como mucho).

Además, los pasos previos de la admisión aportan información indirecta. El 19 de abril se publicarán las vacantes que se ponen a disposición de las familias en este proceso. Para 1º de Infantil, la puerta de entrada, salen todas, pero para 2º, 3º o para los niveles de Primaria sólo las que están libres porque no se ocuparon en procesos anteriores, por repeticiones (muy puntuales en estas etapas) o por salidas del centro.

Así, que un colegio no tenga vacantes en los niveles posteriores a 1º de Infantil (tres años) es síntoma de que ha habido competencia en las admisiones previas. Al contrario, muchos puestos libres implica que es más probable que no sea necesaria la baremación. En cualquier caso la caída sostenida de la natalidad también influye, en el sentido de que hay menos alumnado en el proceso. Aunque realmente no se nota en los centros más demandados.

Habrá familias que valoren como criterio el nivel académico de los alumnos. En principio a petición de los padres cualquier centro debe facilitar información sobre las evaluaciones de diagnóstico que se realizan en algunos cursos de Primaria y Secundaria, que permiten contextualizar dónde se sitúan respecto al promedio general y en función de su nivel socioeconómico y cultural. Eso sí, no miden notas, sino nivel de competencias, como la matemática o la lingüística.

Además, la Conselleria de Universidades publica en su página web los resultados de los centros que han presentado alumnos a la selectividad en los últimos años, incluyendo la nota de la fase obligatoria y también la del expediente de Bachillerato. Eso sí, son datos brutos en los que no se tienen en cuenta los condicionantes socioeconómicos, que influyen, y mucho, en el rendimiento global.

Si la administración detecta que una solicitud es irregular, por un falso empadronamiento por ejemplo, puede proceder a anular la matriculación. Incluso en un curso posterior al de la admisión. Y la pista la pueden dar otras familias que hayan resultado perjudicadas por la trampa.

También han mitos de los que hay que huir. Uno de ellos es la prioridad en el acceso en caso de elegir un centro como primera opción, que como se ha indicado ya no existe. Y otro, más extendido, se da en algunos colegios concertados que tienen aulas de dos años, previas al acceso habitual, pues trasladan a las familias que si se matriculan en este nivel tendrán plaza reservada o algún tipo de facilidad para acceder a 1º de Infantil. No es así. Cuando llegue el momento pasarán por un procedimiento de admisión normal, compitiendo con sus compañeros y con solicitudes nuevas. No sucede lo mismo en la red pública, donde matricularse en un aula de dos años ubicada en un Ceip sí da derecho a la reserva de plaza al curso siguiente.

 

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