J. A. MARRAHÍ
Viernes, 22 de febrero 2019
El miércoles fue un día histórico para las víctimas de los accidentes de tráfico en la Comunitat y en toda España. El Senado aprobaba, tras tres años de reivindicaciones de los afectados, un endurecimiento de penas con el que jamás recuperarán a los seres queridos que se quedaron en el asfalto. Pero confían al menos, «que los imprudentes se lo piensen dos veces». O evitar la «terrible impotencia» de ver cómo alguien envuelto en un siniestro que se fuga del lugar acaba sin consecuencia penal alguna.
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Es lo que le sucedió, por ejemplo, a Anna González, una de las impulsoras de la campaña que urgía mano dura para estas conductas. Ella se quedó viuda hace ya seis años. Su marido fue arrollado por un camión mientras practicaba ciclismo. El conductor no se detuvo. Fue condenado a dos años de cárcel por homicidio imprudente, pero no se tuvo en cuenta en la sentencia que no prestase socorro a la víctima. La razón judicial fue que el ciclista murió en el acto. Fue detenido al cabo de cinco horas y ya no se pudo constatar si estaba ebrio en el momento del arrollamiento. «Hoy es un gran día, hemos conseguido cambiar una ley. El que se fugue la va a pagar», advirtió González tras asistir al Senado para ver, en persona, los resultados de su reivindicación.
Según los abogados de González, sólo el año pasado hubo aproximadamente un millar de fugas de conductores tras verse implicados en accidentes. Son historias tan tristes como la de Francisco Cabrelles Ortiz. El vecino de Torrent murió a los 56 años cuando caminaba por una carretera de Aldaia. Fue el 17 de diciembre de 2012, cuando caminaba por el arcén.
«Como era víspera de Navidad iba a visitar a mi hermana. A llevar unos regalos para su nieta», recuerda hoy su hijo, José Cabrelles. La indignación y amargura todavía le durán. Fue entonces cuando sobrevino el horror. «Pasó un coche y atropelló a mi padre. El conductor no se detuvo. Lo dejó agonizando. Un amigo se lo encontró ya en muy mal estado y murió allí».
Ante algo semejante, «uno se queda echo polvo. Huir es una conducta cruel e inhumana. Puede pasar mil cosas pero lo mínimo que puedes hacer es parar. No se puede dejar a las personas en la carretera como si fueran perros». Una duda se ha quedado clavada para siempre en el alma de José: «Quién sabe... A lo mejor mi padre no hubiera muerto si lo hubieran atendido a tiempo. Quizá viviría hoy si aquel cobarde no hubiera huido».
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Y más incógnitas: «Nunca podremos saber si iba bebido, lo que hubiera agravado las consecuencias. Hasta los tres días el hombre no se presentó en el cuartel. Dijo que fue al enterarse de lo que había pasado». El sospechoso resultó ser un hombre mayor de 77 años. «¿Pena? No le cayó nada», recuerda el vecino de Torrent. «Nuestro abogado nos dijo que con alguien de su edad difícilmente se iba a conseguir una condena de cárcel. Hubo un acuerdo para una indemnización, pero el dinero ni siquiera partió de él, sino del seguro».
Hasta la fecha existía el delito general de omisión del deber de socorro. Ahora el abandono del lugar después de un accidente pasa a ser un delito autónomo en la legislación vial siempre que haya personas fallecidas o heridas. Las penas oscilarán entre 3 y 6 meses de prisión si el accidente es fortuito. Pero la horquilla es mayor, de 2 a 4 años, si es resultado de una imprudencia.
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Además, se endurecen las penas por imprudencias al volante al considerarse agravantes el exceso de velocidad o el consumo de alcohol y drogas. Otro punto importante es que, cuando hay muertos de por medio, penas que antes tenían el tope en los cuatro años se pueden elevar hasta los seis cuando hay dos fallecidos. Y podrían llegar a nueve en casos con muchas víctimas
Francisco Canes es el presidente de Asociación DIA y Fundtrafic. Tras el logro de endurecer penas apunta al siguiente reto: «reformar el baremo de indemnizaciones» que mide los daños y perjuicios a las víctimas. «En la actualidad recoge cantidades irrisorias que no contemplan la magnitud del problema, trabas para indemnizar a víctimas leves que queremos cambiar».
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Josefina Ballester. Madre de otra víctima
La hija de Josefina tenía 36 años cuando resultó herida grave al ser atropellada por un coche en Benicarló. La madre no olvida el día ni la hora: siete de la tarde del 21 de mayo de 2008. «Ella simplemente cruzaba por un paso de cebra cuando llegó aquel conductor como un loco». La viandante quedó malherida en el asfalto con múltiples traumatismos, pero el conductor continuó la marcha. «Hacer algo así es una verdadera salvajada. Son asesinos los que se marchan sin más. En la vida hay que dar la cara». Las investigaciones revelaron que un menor iba al volante.
Andrés Contreras. Ciclista de Xàbia herido grave en el atropello con tres fallecidos en Oliva
Otra de las víctimas que quiso estar presente el miércoles en el Senado es Andrés Contreras. El joven ciclista de Xàbia vio truncados cuerpo y alma cuando una conductora bajo los efectos del alcohol y el consumo de cocaína atropelló a su pelotón ciclista. Fue en Oliva, hace dos años, en la N-332. Andrés perdió a su padre y a dos compañeros y la sospechosa de aquel desastre está ahora en libertad a la espera de juicio.
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«El dolor que yo he pasado es algo de otro mundo», reconoció en declaraciones a elperiodico.com. Sus lesiones físicas fueron atroces y el periodo de recuperación, lento y durísimo. «Tibia rota, la rótula izquierda, los dos fémures fracturados, el húmero izquierdo, dos paradas cardiacas, un neumotórax, costillas afectadas, pérdida de líquido del cerebro...».
Para Contreras «fue muy importante presenciar el endurecimiento de penas» en la Cámara Alta. Por mi padre, que falleció a mi lado, y por mis compañeros. Siempre voy a luchar por ellos y por una ley justa. Ellos hubieran hecho lo por mí», valora la víctima.
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«Superar algo así ha sido espeluznante», reflexiona. «Hay tantos coches circulando con peligro. Lo veo a diario. Actitudes muy tristes». Su mensaje es un torbellino para las conciencias: «En cualquier momento te puede suceder a ti. A tu hijo. A tu madre... Un día estás aquí y mañana, ya no sabes...».
Ana Novella. Perdió a un hijo en un atropello y es presidenta de Stop Accidentes
Ana Novella es la voz valenciana de las víctimas de accidentes de tráfico. Al frente de Stop Accidentes, también ha luchado por el endurecimiento de penas. Para que otros no tengan que sufrir pérdidas como la de Pablo, su hijo de 4 años. Lo mató un chico de 17 años conduciendo a 95 km/h por Valencia.
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En aquel caso no hubo fuga, pero sí un brutal desprecio a la vida contra el que Novella lleva luchando desde entonces. «Causar un accidente y fugarse ya no va a salir gratis», remarca Novella. «Hasta ahora teníamos una ley y unas sentencias incomprensibles. Si uno huía, pero el que venía detrás paraba, ya no había omisión de socorro. Si la víctima estaba muerta, tampoco. No nos parecía era justo.
Las víctimas comprenden que en la huida ante un accidente «hay una maldad, una conducta inhumana» que merece ser castigada con independencia del resultado final. Y así va a ser.
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