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A. CH.
Valencia
Lunes, 12 de junio 2023, 13:05
El colapso de la sanidad valenciana va camino de convertirse ya en endémico. El sindicato CSIF alerta de esperas de hasta dos días que soportan pacientes en salas de Observación o Preingreso para poder ser instalados en habitación en planta del hospital Clínico Universitario de Valencia. La central sindical reclama soluciones ante la falta de espacio en el recinto para atender a una extensa población que abarca parte de la capital y llega hasta Rafelbunyol, dentro de la comarca de l´Horta Nord.
La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) explica que a primera hora de la mañana de este lunes había 37 pacientes ingresados de manera provisional en las salas de Observación A y B y en dos de Preingresos del servicio de Urgencias. Una de ellas se utiliza usualmente como unidad técnico-quirúrgica (UTQ) y ha tenido que ser habilitada para instalar hasta a una decena de pacientes.
CSIF concreta que en Observación A existen en la actualidad diez personas ingresadas con una media de 25 horas de espera para ser trasladadas a planta y de hasta 45 horas en el caso de la que más. En lo que atañe a Observación B, la espera media es de 18 horas, cifra que asciende hasta prácticamente dos días, a 46 horas, en el caso de la persona que más tiempo lleva aguardando.
La central sindical sigue relatando que en la sala habilitada como Preingreso 1 han empezado el día con ocho pacientes ingresados que permanecen de media 18 horas en el lugar aunque en el caso del que más ya ha alcanzado las 31. La situación se agrava en la sala reconvertida en Preingreso 2, que habitualmente se emplea vinculada a quirófanos. En esta UTQ hay una decena de pacientes ingresados que aguardan una media de 24 horas y, en el caso del que más llega hasta los dos días completos.
El trajín de entradas y salidas en Urgencias del Hospital Clínico de Valencia es continuo. Edgar es uno de los pacientes que abandona el centro sanitario. Sale cojeando. No en vano ha sufrido un accidente en la bicicleta y ha tenido que desplazarse al Clínico para ser atendido. Ha tardado casi tres horas en abandonar el centro.
Más grave es el caso de Carmen que está con su hijo Javier en la sala de esperas de Urgencias del Hospital Clínico de Valencia. Son las 13.00 horas pasadas y lleva desde antes de las siete y media de la mañana para poder ser atendido. Su hijo tiene un doloroso acceso y están a la espera de que haya un cirujano disponible para curarle. Está un poco nerviosa tras tantas horas de espera. «He tenido que ir a la ventanilla para que me den un calmante para el dolor. Pero el efecto ya se le está pasando», relata.
El problema es que «no saben cuándo se lo van a poder quitar. Nos han dicho que esperemos y aquí estamos. Dicen que cuando el cirujano esté libre y tenga un hueco nos podrán atender. No sé si son conscientes de que es muy doloroso».
Por fin, sobre las 13.15 horas, parece que el cirujano tiene un hueco libre en la agenda y le pueden atender de forma que por fin reclaman su presencia. Carmen se apresura mientras recoge el bolso y señala «ya. Aquí estamos».
Antonio también lleva horas esperando. En concreto desde cerca de las nueve de la mañana y todavía no le han atendido. Le han hecho una radiografía y está a la espera de los resultados. Está bastante molesto. «Es una desconsideración con los pacientes. Se tiene que saber», exclama.
No es el único que se está poniendo nervioso. Paula lleva desde algo después de las nueve. Ha venido con su hija pequeña de apenas tres años, Irene, que se ha hecho daño en el brazo. También está a la espera de que le den los resultados de las pruebas. Está en la sala de espera inquieta mientras su padre trata de entretener a la pequeña sentada en su cochecito. Por fin la médico la requiere pasadas las 13.20 horas. «Hay que tener paciencia cuando vienes al hospital. Hay que esperar mucho», señala Paula.
Luis ha llegado hace hora y media en compañía de su yerno para que le vea el traumatólogo. El paciente ya se encuentra dentro con el médico y está a la espera de que salga. «No hemos tenido que esperar demasiado», afirma.
Mientras celadores y enfermeros se afanan en ordenar a los pacientes en la sala de espera de Urgencia que parece está repleta de gente a la espera de que les llame el médico.
El sindicato, por su lado, reclama medidas inmediatas ante la carencia de camas en el hospital, ya que existe un déficit que se agrava ante la insuficiencia de habitaciones para atender a pacientes crónicos y debido a la actividad quirúrgica seguida de ingreso. A esta situación se suma la necesidad de camas para pacientes de pruebas de cateterismo o electrofisiológicas.
CSIF exige, además de una mejora de las instalaciones o de aplicar planes de choque para trasladar a pacientes a otros hospitales, una mayor coordinación entre la dirección hospitalaria y de atención primaria que permita, por ejemplo, una gestión más adecuada de patologías respiratorias o problemas cardiacos y oncológicos.
Pero la saturación de las Urgencias no es exclusiva del Clínico. Pasa en otros hospitales como el General de Valencia donde los pacientes están pacientemente en la sala de espera hasta que los médicos les puedan atender.
Son cerca de las doce del mediodía y Loli lleva en el centro sanitario desde las cinco de la mañana. Ha llegado acompañando a su marido por lo que bien podría ser un ictus. «Las cosas van lentas. Nos han atendido muy bien, pero el médico ha tardado», relata. En ese momento, su marido se encontraba en observación. «Lo que que está claro es que falta personal para atender a tanta gente», explica esta usuaria. «Cuando vienes a Urgencias, y yo ya lo he hecho en otras ocasiones, no hay quien te quite de seis a once horas», añade.
Juan Castillo ha llegado acompañando a su esposa enferma de Alzhéimer a las 8.30 de la mañana Son cerca de las 12.30 y todavía no han sido atendidos. Es la segunda vez que acude a Urgencias del General en apenas 48 horas. Ya estuvo el sábado porque su mujer se hizo daño en el brazo: «No lo puede mover». «Nos dijeron que no tenía nada roto pero le sigue doliendo», explica mientras enseña una tarjeta donde indica que tiene que ser atendido con celeridad y ya lleva esperando casi cuatro horas. «No sé para que me dan esa tarjeta. No sirve de nada», apunta. «Y mi mujer no puede ni ir al baño. He ido a la ventanilla tres veces para ver si nos atienden», aclara mientras indica que no sabe qué darle para el dolor por las otras medicinas que se toma.
A su lado se sienta Marisa con su marido. Han llegado a las nueve y media de la mañana y no saben cuándo les atenderán. «Además, no va a servir de nada porque me han dicho que no me va a ver un traumatólogo. No me lo van a solucionar», apunta y señala que ha llegado con un informe de su médica de cabecera. «El de cabecera me envía al traumatólogo y éste al revés», se queja.
«Voy a pasar el día aquí. Lo tengo claro», señala Eva que ha acudido al General acompañando a su madre. No llevan mucho tiempo esperando pero creen que va para largo. Mientras, Lurdes ha llegado a las ocho de la mañana mientras su marido se encuentra ahora en observación.
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