Patio del Blasco Ibáñez de Benetússer, que sirvió como centro logístico. LP

Colegios listos, niños en casa

El Ayuntamiento de Benetússer exige un certificado a Educación para garantizar la seguridad de sus tres colegios públicos y la conselleria replica que se trata de una competencia municipal | Las familias estallan por la falta de información y las dudas sobre la adecuación de las instalaciones

Joaquín Batista

Valencia

Miércoles, 27 de noviembre 2024, 02:22

Los colegios públicos Blasco Ibáñez, Vicent Ricart y Cristóbal Colón de Benetússer siguen sin clase tres días después del plazo -25 de noviembre- que se comunicó a las familias para recuperar la actividad. La situación afecta a más de 900 escolares de Infantil y Primaria ... y a sus respectivas familias y se deriva de la falta de entendimiento entre administraciones. El Consistorio reclama a la Conselleria de Educación un certificado que garantice la seguridad y salubridad de las instalaciones, una autorización que se ha trasladado de manera verbal pero de la que no hay constancia oficial, por escrito. Sin este trámite no se abrirá, según recoge el decreto de la alcaldía, una exigencia que cobró una importancia clave tras la muerte del trabajador de la empresa pública Tragsa en el colegio Lluís Vives de Massanassa. La conselleria, por su parte, defiende que esta certificación debe gestionarla la autoridad local al tratarse de una competencia municipal.

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La situación ha provocado el hartazgo de las AMPAS, que se enteraron de la decisión del Consistorio a las 20.30 horas del domingo 24 por un mensaje publicado en Facebook. Además, exigen soluciones que permitan la reanudación del servicio educativo y que este llegue con todas las garantías de seguridad, extremo que incluso se ha llegado a poner en duda tras los últimos acontecimientos, en el sentido de que el viernes, pese a no disponerse del certificado reclamado, sí se preveía abrir las puertas. Incluso el sábado. No fue hasta el domingo cuando, a raíz del fatal accidente, el Ayuntamiento, titular de las instalaciones de los colegios, reconsideró su posición.

Las tres escuelas citadas informaron a las familias el mismo viernes (si no antes) de la reanudación a través de los canales de difusión habituales. Incluso se trasladaban las limitaciones con las que se iniciaría la actividad, por ejemplo, la imposibilidad de empezar con el servicio de comedor escolar, y en algún caso, sin actividades extraescolares hasta las 17 horas.

Los centros, desde fuera, están preparados. Todo lo preparados que pueden estar tras semejante catástrofe. Y es que la inundación arrasó con las plantas bajas y el equipamiento del Vicent Ricart y el Colón, así como con sus muros perimetrales, sin olvidar los sistemas eléctricos o de telecomunicación. Por su parte, el Blasco Ibáñez, no afectado por la riada, ha funcionado durante varias semanas como centro logístico, de organización del voluntariado y de albergue de equipos de emergencia, por lo que ha sido necesario vaciarlo, acometer su limpieza y proceder a su desinfección, labores que lógicamente también se han realizado en las otras escuelas y en las que han participado voluntarios, bomberos, brigadas del Ejército y operarios de Tragsa.

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Este martes las instalaciones exteriores e interiores presentaban buen aspecto. Es cierto que todavía se realizaban algunos trabajos de limpieza y de instalación de equipamiento, pero estaban listos, en el sentido de que su situación no es incompatible con la acogida del alumnado, que sin embargo permanece en sus casas. Además, las familias no tienen alternativas. El espacio lúdico para menores de entre tres y diez años que impulsó el Consistorio no está en marcha esta semana (pues ya se preveía empezar las clases), y el acogimiento excepcional en otros centros no es viable en Benetússer: sólo los colegios públicos pueden hacerlo con niños de zonas afectadas, y todos están sin actividad, pues sólo ha reabierto el Socorro, cuya titularidad, privada, ha buscado profesionales técnicos que acrediten la seguridad de las instalaciones, seriamente dañadas por la DANA.

Entrada del Vicent Ricart y patio del Cristóbal Colón. En ambos centros se ha tenido que reconstruir el muro perimetral. LP

Zelfa Ros, presidenta de la AMPA del Blasco Ibáñez, se muestra contrariada por la situación. «Puedo entender que se reclame el certificado de la conselleria, pero creo que el Ayuntamiento no tenía los colegios en las mejores condiciones para empezar el lunes», explica. El mismo domingo, tras conocerse la decisión municipal, recorrió las tres escuelas para comprobar su situación. Vio objetos en los patios pendientes de retirar y faltaba la valla del Vicent Ricart, por ejemplo. «El derrumbe en Massanassa ha provocado que se echaran para atrás. Si no hubiera sucedido, todos los niños estarían en el colegio. Porque el viernes y el sábado ya tenían, según dicen, el visto bueno verbal, y entonces sí que servía. Dejó de servir tras el trágico accidente», señala. «Entonces, ¿nos vale el certificado verbal o sólo el escrito?», se pregunta con cierta ironía, en el sentido de que, a juicio de las familias, lo prioritario es que se garantice la seguridad de los escolares.

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«Nuestro descontento viene por la desinformación. Hasta el día 24 se nos dice que los colegios eran seguros, pero luego ya no porque falta un papel, que el Ayuntamiento sabía que no mandarían durante el fin de semana porque no se trabaja en las administraciones», lamenta Loli García, presidenta de la AMPA del Cristóbal Colón. «Tenemos alumnos que han dejado sus centros de acogida para volver a Benetússer y ahora sus familias han tenido que volver a trabajar y no tienen dónde dejarlos», critica. «Si me dicen que el colegio abre ahora sólo porque ya tienen ese papel, sin hacer nada más, yo no tengo intención de llevarlos», añade.

Para Ana Viudez, su homóloga en el Vicent Ricart, es fundamental «que se agilicen los trámites que falten y acuda a las instalaciones quien tenga que acudir para verificar que todo está correcto para volver. Y siempre garantizando la seguridad de los niños y profesores», concluye, antes de recordar «el enorme trabajo» de la comunidad educativa y los voluntarios para adecentar las instalaciones.

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Además, las tres coinciden en que pese a formar parte de órganos de participación como los consejos escolares y también el municipal, no se les comunicó el retraso de la reanudación, sino que se enteraron a través de la citada red social. El lunes las AMPAS se concentraron en el Ayuntamiento para pedir explicaciones a la Concejalía de Educación.

Dos versiones

Desde el Ayuntamiento de Benetússer insisten, por su parte, en que el certificado para garantizar la seguridad se había requerido previamente, antes del accidente de Massanassa, y que los equipos municipales sí han acreditado los trabajos realizados en aspectos como la instalación eléctrica o los sistemas antiincendios. Además, para este miércoles han convocado a directores y AMPAS a una reunión para hablar «sobre la habilitación de los centros».

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«Desde el Consistorio hemos hecho todas las reparaciones necesarias en tiempo récord para poder abrir el día 25», sostienen las mismas fuentes, que además aseguran que desde la conselleria se les trasladó que «sería la administración autonómica la que se encargaría de emitir los certificados, de ahí que los hayamos estado reclamando». También explican que cuando los operarios de Tragsa fueron enviados por la conselleria para acometer la limpieza (el 13 de noviembre) entendieron «que se acudía porque los certificados de seguridad ya estarían disponibles», de ahí la insistencia en que los facilitaran. Por último, alegan que tampoco se les dio una copia de los informes de los técnicos de Infraestructuras Educativas que acudieron el 4 de noviembre a peritar la estabilidad de las instalaciones, pese al compromiso que sí se les remitirían.

Por su parte, el departamento autonómico considera que esos certificados, en caso de considerarse necesarios para la vuelta a clase en los colegios, deben ser emitidos por los ayuntamientos, los titulares de las instalaciones. Así lo ha explicado el secretario autonómico de Educación, Daniel McEvoy, tras contactar con los alcaldes y alcaldesas de Aldaia, Benetússer, Paiporta y Catarroja, que habían enviado a la conselleria un correo electrónico solicitando la certificación para sus escuelas.

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McEvoy ha explicado que la administración autonómica sólo puede verificar la viabilidad de instalaciones de las que tenga la titularidad, como es el caso de los institutos, pero en el caso de los colegios de Infantil y Primaria debería hacerlo el Ayuntamiento en virtud del Reglamento de Disciplina Urbanística. En un comunicado, el departamento señala que la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local establece que es competencia del municipio «la conservación, mantenimiento y vigilancia de los edificios de titularidad local destinados a centros públicos de educación Infantil, Primaria o Especial». Por tanto, «esta certificación, en caso de considerarse necesaria, correspondería a los técnicos de los ayuntamientos». No obstante, McEvoy ha reiterado a los Consistorios toda la colaboración de la conselleria «para una vuelta a las aulas con total seguridad».

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