Secciones
Servicios
Destacamos
ÁLEX SERRANO
Lunes, 22 de marzo 2021, 00:36
«No podemos más». Es el grito unánime de comerciantes de todo tipo que ven cómo sus ventas se desploman mes a mes sin que, parece, nadie haga nada por impedirlo. Pese a las rebajas, las ventas del comercio al por menor cayeron en la Comunitat Valenciana un 9% en enero de 2021 con respecto al año anterior, según informó el Instituto Nacional de Estadística. Esta caída es casi dos puntos inferior a la media nacional, que se sitúa en 10,9%.
Rosa Tomás tiene una mercería en la Plaza Redonda. El bajón en la facturación es del 80%. Miguel García, una zapatería en el Carmen. Ha perdido el 50%. Sofía Parra regenta una tienda de camisas en la calle de la Paz. El descenso en la caja esa del 60%. Vicente Martínez, por su parte, una panadería en el Perelló. Él dice que ha perdido el 95% de lo que ganaba. Son historias y números que dan una idea de la situación no sólo en el centro de Valencia, sino también en otras localidades de la Comunitat Valenciana donde ni las rebajas han permitido coger oxígeno al pequeño comercio. Ni siquiera Navidad, que fue «un oasis en mitad del desierto».
Los datos de enero supone el mayor retroceso desde mayo de 2020, cuando España atravesaba lo peor de la pandemia. Las ventas del comercio minorista encadenan once meses consecutivos de descensos interanuales. En términos mensuales, el comercio minorista sintió el impacto de la tercera ola de contagios de Covid-19 y hundió su facturación un 7,6% respecto al mes anterior, su mayor caída mensual desde abril, en pleno confinamiento. Una pequeña luz en medio de la oscuridad: la Comunitat Valenciana es la autonomía que menos empleo destruyó en este sector de todo el país: apenas un 1,1%.
Noticia Relacionada
Ante esta situación dramática para cientos de miles de familias, sólo hay dos acciones: reinventarse o morir, financieramente hablando. Tomás ha empezado a confeccionar mascarillas y neceseres con tela de valenciana, mientras que Parra ha comenzado a vender por internet. García tuvo que ofrecer los pares de zapatos que tenía en el almacén a un precio reducido para quitárselos de encima cuanto antes, porque «el stock parado es un stock que cuesta dinero». Martínez, por su parte, se ha aliado con un vecino que tiene un campo de naranjas y ofrece dos kilos de cítricos a un euro en su panadería. La intención es atraer más clientela. ¿Funciona? «A medias», admite este empresario.
La situación es más complicada en el centro por cuanto tiene Ciutat Vella de polo de atracción turística. Julia Martínez, gerente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico y el Ensanche, explica que hay comercios que, aunque no tienen al turista como su principal objetivo, sí venden hasta un 30% a visitantes de otras partes del mundo. Esas ventas, obviamente, han desaparecido. «Somos conscientes de que el turismo tardará tres o cuatro años en volver a cierta normalidad», indica. Martínez, además, alerta de la situación del transporte en el centro de la ciudad.
«Hay cuatro líneas de la EMT que antes pasaban por Poeta Querol, la 70, la 71, la 11 y la 32, que deberían volver a pasar por ahí, aunque se pierda velocidad», reclama Martínez, que ya ha pedido a la EMT que se siente con ellos para analizar el funcionamiento de la remodelación de las líneas al entorno de la plaza del Ayuntamiento, que en un par de meses cumplirá un año con un pobre resultado.
Martínez solicita a las administraciones públicas «un plan para el centro»: «Las oficinas se vacían, cada vez hay menos residentes y el transporte público es cada vez peor». Los comerciantes quieren ayudas. «Pero que no sean créditos, porque nos hipotecamos», dice García
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.