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Este año se están batiendo récords en los incendios forestales. Lo evidencian las cifras de forma que los cuatro primeros meses de 2024, según ... el Boletín Espurna de la Conselleria de Interior, han sido los que más siniestros han registrado desde 2014 con 203 fuegos contabilizados en la Comunitat Valenciana con lo que ha dado lugar a la década más negra en cuanto este tipo de siniestros se refiere.
A todo esto, hay que tener en cuenta que la media del periodo es de 95 incendios forestales por año siendo 2014 el que más siniestros había registrado en estos primeros cuatro meses con 198 y una superficie quemada de 658 hectáreas. Ahora 2024 le acaba de superar en numero de incendios y en superficie quemada.
El triste balance se agrava al considerar la superficie quemada en estos primeros cuatro meses del año. En total han resultado arrasadas 1.020 hectáreas cuando la superficie media afectada por el fuego entre enero y abril desde 2014 y hasta hoy es de 528,31 hectáreas, con lo que el balance supone prácticamente el doble de superficie quemada.
Son datos que muestran el incremento de incendios que se está registrando en los comienzos de este año. Y es que todos los factores se han conjugado para hacer que este inicio de 2024 sea el que más siniestros ha registrado. Estos primeros meses han sido especialmente calurosos para la época del año en que nos encontramos de forma que el año hidrológico (que empezó en octubre de 2023) está resultando extremadamente cálido, el más desde que hay registros, por lo que el anómalo calor también ha favorecido los procesos de evapotranspiración y de pérdida de humedad del suelo y de la vegetación.
Además, también está siendo extremadamente seco. A estas alturas ya han transcurrido dos terceras partes del año hidrológico 2023-2024, y es el inicio, según constata la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), más seco desde, al menos, 1950 en la Comunitat Valenciana. No hay precedentes del periodo octubre-mayo tan seco como el de este 2023-2024. En promedio, durante los últimos ocho meses se han acumulado 106,1 litros por metro cuadrado cuando lo normal sería 381,9, con lo que el déficit medio es del 72 %.
Todo ello hace que la vegetación se encuentre seca, aunque algo aliviada por las últimas lluvias de este mes de junio, de forma que se convierte en un combustible perfecto en el caso de que se genere un incendio forestal.
La situación se agrava por la escasa gestión forestal que hay en los montes valencianos que hace que la maleza y la vegetación crezcan de manera incontrolada convirtiéndose también en combustible si se produce un incendio forestal.
El peor mes de 2024 ha sido abril con 703 hectáreas quemadas aunque en número total de incendios fue superado por marzo (65 siniestros frente a 52). El mes en que menos superficie se quemó fue enero con 53 hectáreas, seguido por febrero (134) y marzo (145).
El mayor volumen de incendios se ha localizado en la provincia de Alicante que sólo en el mes de abril vio como se quemaban 560 hectáreas, lo que supone casi el 80% de la superficie arrasada por el fuego en los primeros cuatro meses de 2024.
En cuanto a las causas, la mayor parte sigue siendo por origen humano bien porque se trata de incendios provocados o bien se han originado por una negligencia. En el primer caso, en el de los incendios que se deben a una acción premeditada y que por desgracia se encuentra entre las primeras causas de este tipo de siniestros, se han quemado 182 hectáreas, lo que supone el 18% de la superficie afectada en estos primeros cuatro meses.
Los incendios provocados por una negligencia suponen el 72% de la superficie afectada con 740 hectáreas. Otra causa relevante es el de los incendios causados por un rayo. En estos primeros cuatro meses han supuesto el 0,2% de los siniestros registrados y han afectado a 0,4 hectáreas.
Los siniestros originados por causas desconocidas han afectado a 27,22 hectáreas (el 3% del total). Mientras que otros factores están detrás de la quema de 51,89 hectáreas (5%). Los incendios que todavía se encuentran en investigación han afectado a 18,45 hectáreas, lo que corresponde al 1,8% de la superficie forestal quemada.
Lo que los datos nos dicen que el inicio de este año ha sido especialmente trágico, especialmente en número de incendios. En cuanto a la superficie quemada el 2023 fue peor motivado especialmente por el siniestro de Villanueva de Viver que provocó la quema de 3.599 hectáreas. Este siniestro evidenció que los grandes incendios ya no son sólo cosa del verano y que se pueden producir en cualquier momento del año. Afortunadamente en estos primeros cuatro meses de 2024 no ha habido que lamentar ningún gran siniestro como sí ocurrió el año pasado.
De esta forma, estamos ante una desestacionalización de los incendios como consecuencia del cambio climático. De esta forma, los tres grandes incendios de 2023 se registraron fuera del verano: al principio de la primavera los siniestros de Villanueva de Viver y el de Tàrbena, y en mitad del otoño el de Montitxelvo, los tres después de anómalos periodos muy secos y muy cálidos con escasa precipitación y elevadas temperaturas.
De todas formas, el verano se ve con especial preocupación. Las estimaciones apuntan a que las temperaturas serán muy elevadas y las precipitaciones escasas con lo que el terreno está abonado para que se produzcan grandes incendios forestales, que son los que superan las 500 hectáreas arrasadas.
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