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La Asociación Empresarial de Residencias de la Tercera Edad y de Servicios a Personas Dependientes de la Comunitat (Aerte), ha mostrado su preocupación por la tendencia de las últimas estadísticas publicadas sobre el Sistema de Atención a la Dependencia. En ellas, y desde el pasado mes de mayo, la Comunitat se ha convertido en la región con mayor porcentaje de prestaciones de cuidadores en el ámbito familiar de toda España.
Desde julio de 2015 se ha venido produciendo un incremento muy importante del número de personas beneficiarias del sistema, con 38.423 personas más, lo que ha permitido superar las 80.000 personas atendidas. Si bien este dato parece positivo, más del 65% de las prestaciones de ese periodo han sido debido al incremento de las prestaciones en el ámbito familiar. En la actualidad, cerca de 48.000 usuarios son beneficiarios de estas ayudas económicas que sustituyen al apoyo profesional, bien a domicilio o en centros especializados, lo que supone casi el 56% del total. La media nacional se queda en el 30% mientras que autonomías como Castilla y León, una de las que mejor aplica la ley de dependencia, apenas supera el 19%.
Cabe recordar que en la Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia se recogía que la prestación en el ámbito familiar era excepcional y que siempre tendrían preferencia las prestaciones profesionales. «El objetivo de la ley era que la administración se hiciera cargo, de manera directa o indirecta, de atender a las personas en situación de dependencia y eso pasaba por qué personal formado y cualificado prestara esos servicios. Ese objetivo de la ley no se está cumpliendo, en gran medida, en nuestra comunidad autónoma», aclaró José María Toro, presidente de Aerte.
La Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales ya calificó en su informe del Observatorio Estatal de la Dependencia semestral de julio de 2017 a este tipo de prestación como «low cost» ya que «la urgencia de sacar expedientes de la lista de espera y la presión presupuestaria no pueden convertir la atención a la dependencia en el despliegue de atenciones que deben ser consideradas complementarias y nunca suficientes por sí mismas. En resumen, se corre el peligro de crecer con atenciones mediocres que no suponen auténtico apoyo a las personas, que no generan suficientes retornos y que no son fuente de empleo», como indica el informe.
El empleo directo vinculado al sistema que se genera es mucho menor que en otras comunidades autónomas. Ésta es otra consecuencia de las atenciones de bajo coste y de la apuesta de la prestación económica por cuidados en el entorno familiar. Por ejemplo, en Castilla León se generan 51,8 empleos directo por cada millón de euros invertidos en dependencia, la media española está en 37,7 y en la Comunitat sólo en 24,7. «Se ha comprobado la relación inversamente proporcional entre el porcentaje de prestaciones en el ámbito familiar y la creación de empleo. A más cuidados no profesionales, menos empleo. La Comunitat está generando la mitad de empleo que otras comunidades por su apuesta por el cuidador no profesional cuando la persona podría seguir siendo atendida, sin salir de su casa, a través de un servicio se ayuda a domicilio», señala el presidente de Aerte.
Además, «sigue sin evaluarse el impacto negativo de género que puede estar teniendo la feminización de los cuidados en la medida en que estos, en su mayoría, no son resultado de una libre elección y que las cuidadoras familiares, casi en su totalidad mujeres, tienen que dejar su trabajo lo que les provoca una mayor situación de vulnerabilidad aún», agrega.
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