Valencia no quiere la mascarilla en la playa

Rechazo rotundo en la Comunitat al uso de la mascarilla en la playa, tanto por parte de los ciudadanos que ayer se desplazaron a distintas zonas de la costa valenciana como por parte de las autoridades. Y es que, la Conselleria de Sanidad propuso ayer en la reunión del Consejo Interterritorial anular la obligatoriedad de llevar la mascarilla en estos espacios si se guardan dos metros de distancia. Junto a la región valenciana, Baleares, Cataluña, Canarias y Cantabria se rebelaron contra esta norma que entró en vigor ayer pero sobre la que el Ministerio de Sanidad ya anunció que buscará la manera de flexibilizarla a través de algún resquicio legal que permita otras interpretaciones para su aplicación. Para ello, indicó que ha pactado con las autonomías la constitución de una mesa técnica.

En la playa de la Malvarrosa se reflejó este sentir general de los ciudadanos que aprovecharon ayer el buen tiempo para disfrutar de un día soleado propio de estas fechas. Aunque algunas personas cumplían a rajatabla esta norma, son más las que la obviaron. Grupos de adolescentes asentados en la arena hablando, tomando algo o realizando alguna práctica deportiva sin la mascarilla eran la imagen más clara de esta polémica. No sólo los más jóvenes, también había adultos tomando el sol que preferían hacerlo sin este elemento.

Carmen Roser, residente en Paiporta, fue ayer a almorzar con una amiga al paseo marítimo y admitió que entendía la medida. «La gente no respeta la distancia en general. Ayer en el hospital, éramos cuatro personas en el ascensor y entraron dos más que se negaron a esperar al siguiente viaje. También lo veo en mi trabajo como dependienta», cuenta.

En el lado opuesto se posiciona Jose Antonio A., un joven de 20 años, estudiante de veterinaria. «Me parece que es innecesario y agobiante. Una cosa es en el transporte público y espacios cerrados. Somos conscientes del cuidado que tenemos que tener», manifiesta. Una de sus amigas, Martina Zapater, opina en la misma línea. «Para mí es un dolor de cabeza y es un alivio poder tener un espacio donde quitármela», añade.

Hanna S. y Nerea M. quedaron ayer para tomar el sol juntas. «En nuestro caso somos dos personas que estamos en constante contacto, por lo que no tiene sentido», indica Hanna, que critica haber visto a un grupo de veinte personas jugando a voley sin mascarilla. «Tampoco se las ponían cuando dejaban de jugar», agregó. Su amiga Nerea considera la medida incongruente. «No es lógico que cuando sea dentro de un bar estén cuatro personas y te la puedas quitar y luego en la playa seamos dos y no podamos», sostiene.

El Consell decidirá el jueves las nuevas restricciones a partir del 12 de abril en la Comunitat Valenciana

La entrada en vigor de la nueva normativa tampoco provocó cambios en las costumbres de la gente que disfrutaba ayer por la mañana de la playa de Cullera. En un día con poca afluencia de visitantes, la mayoría de personas que paseaban por la orilla llevaban la mascarilla bajada o en la mano.

«No tiene sentido. Un deportista que va corriendo por el paseo y expulsando todo su aliento puede ir sin mascarilla y aquí en la playa, alejados, hay que llevarla puesta», comenta Antonio que pasea junto a su mujer, ambos con la mascarilla en la mano. Opinión similar a la de Laura. «Ahora quieren que para tomar el sol también llevemos la mascarilla cuando con más de 40 grados no hay quién aguante».

En la playa de Gandia, un matrimonio de jubilados que paseaba por primera línea de playa indicó que la medida le parecía un «poco exagerada», aunque eso sí añadieron que «cortan por lo sano porque la gente es irresponsable». «Si respetaran las distancias no pasaría eso, así que lo mejor es no ir a la playa hasta que pase esto», añadieron.

Guillermo Gutiérrez, vecino de El Verger, tilda de «bastante exagerada» la nueva norma, aunque cree que esta medida sí debe ser aplicable cuando haya mucha gente en la playa tomando el sol. «Yo voy a llevarla, como la llevo siempre».