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Susana Camarero, vicepresidenta del Consell, es una de las pocas figuras del Gobierno autonómico que no han sido señaladas directamente por la falta de prevención ... y posterior gestión de la catástrofe. Desde hace algunos días se ha puesto al frente de la comunicación del para tratar de dar un vuelco al relato y tratar de reconducir el mensaje hacia la reconstrucción. «El Gobierno ha actuado, ha trabajado desde el minuto uno de esta tragedia», insiste. Y esa es básicamente la hoja de ruta que quiere imponer ahora el Gobierno valenciano.
El Consell trata de ganar oxígeno ante la avalancha de críticas y más tras la multitudinaria manifestación de la tarde del sábado. Camarero compareció ayer con ese objetivo. No es una tarea sencilla dar la cara en este escenario. Tras más de media hora de explicaciones sobre la labor del Consell llegaron las preguntas y las repreguntas para tratar de obtener algo más aparte del argumentario popular. Pero poco hubo. Descartó dimisiones, aunque remitió en varias ocasiones a la comparecencia del próximo jueves del presidente de Les Corts. La cita se antoja determinante en la agenda del presidente, quizá un punto de inflexión.
Camarero, en resumen, evitó hacer autocrítica, adelantar cambios en el equipo de Gobierno, comentar la comida del presidente Mazón el día de la DANA o la actuación de la consellera de Emergencias. Cierre de filas. Se la ha visto incómoda, como no podía ser de otra forma ante una de las comparecencias más duras de su carrera.
El primer tema espinoso fue el de la manifestación. «Comprendo el dolor, el sufrimiento, la impotencia de las personas afectadas. Ese dolor y frustración lo hacemos nuestro». La vicepresidenta, no obstante, lamentó la politización del dolor de las víctimas y que grupos violentos provocaran disturbios y actos vandálicos, con una treintena de agentes heridos.
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La falta de autocrítica contrastó con los ataques a la supuesta manipulación del relato por parte de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. «Hubo una caída del sistema de comunicación durante unas horas. Ribera dijo que había estado intentando localizar al responsable, pero ella estaba en Bruselas haciendo pasillos. No le manda el mensaje hasta las 20.20. Y la primera llamada fue a las 20.17. Siempre después de la alarma».
El PP sigue atrincherado en ese intento de conseguir pasar de pantalla, que se hable de reconstrucción y de las víctimas y que se olvide el controvertido debate de las horas previas que ahora monopoliza buena parte de la opinión pública.
El presidente Mazón continúa un día más al mando de todo el dispositivo de la emergencia. Por la mañana, a su llegada al centro del 112 en L'Eliana, mostró su respeto por los manifestantes y comprendió el dolor que sienten. No se pronunció sobre dimisiones o consecuencias. Más allá de remitir a esa convocatoria del jueves en Les Corts. «Creo que es importante que, también por las víctimas y también por lo que ha pasado, se expliquen las cosas bien, de manera ordenada, de manera clara, evitando también esta fase de bulos que también hemos tenido que salir a desmentir, quitándonos tiempo de lo verdaderamente importante».
La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, no quiso entrar en polémicas al menos de manera directa. Se le preguntó si Mazón debería dimitir y respondió que eso es una reflexión personal.
En el PP parece que existen dos sensibilidades. Por un lado, se respalda la «respuesta» del presidente frente a la «inacción» de Moncloa. «El PP está con los valencianos y con su presidente Mazón. Ha dado la cara en todo momento», aseguró el vicesecretario de Economía de los populares, Juan Bravo.
Sin embargo, otro grupo de dirigentes piensan de forma diferente, según una información de Europa Press. «Mazón no vio la magnitud de la tragedia y ahora está acorralado», resume en privado un presidente del PP. «Le están llamando 'asesino'. Ya se ha dictado sentencia, la gente tiene una percepción y eso es muy difícil cambiarlo», admite un dirigente valenciano. «Se han cometido errores de bulto muy graves», añade otro, que ve al presidente de la Generalitat «quemado y abrasado».
La mayoría de los consultados ven «complicado» que el Gobierno de Mazón pueda remontar y lamentan que el foco no esté en la «inacción» del Ejecutivo de Pedro Sánchez o en su «desaparecida» vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. «Mazón va a tener que hacer una remodelación de su Gobierno porque la gestión de la Generalitat ha sido un desastre».
Salomé Pradas, la consellera de Emergencias, por su parte, continúa desaparecida mediáticamente desde hace diez días. Las escasas declaraciones que ofrece se producen al entrar en el centro de Emergencias y ante la petición de los informadores que siguen a diario la evolución de la tragedia.
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