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Guardia Civil y miembros de emergencias en la entrada a Villanueva de Viver (Castellón). EFE/ Domenech Castelló

El Consell sólo gastó en 2022 la mitad de lo presupuestado para prevención de incendios forestales

El fuego ha calcinado 34.000 hectáreas en los últimos doce meses en la Comunitat Valenciana

Juan Sanchis

Valencia

Martes, 28 de marzo 2023, 00:29

El incendio de Villanueva de Viver seguía activo este lunes y amenazando a varias poblaciones de Castellón. Tanto el presidente del Gobierno como el jefe ... del Consell han achacado al cambio climático la causa última del siniestro. Nada han dicho sobre el estado de los montes pese a la evidente falta de gestión y limpieza de estas zonas como han destacado alcaldes de la comarca y expertos. Desde enero de 2017 hay árboles derribados por el temporal de viento y nieve sin que hayan sido retirados.

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Mientras, el capítulo de prevención forestal del Consell sigue sin ejecutarse en su totalidad. Al margen del presupuesto de la Dirección de Prevención de Incendios Forestales, que se ocupa del mantenimiento de las infraestructuras contra estos siniestros y donde la ejecución ha alcanzado el 45% del total (créditos pagados a final de año), se encuentra el de la Dirección General de Medio Natural donde se asientan las partidas destinadas a la limpieza del monte.

Según el informe de ejecución presupuestaria, Medio Natural contaba en las cuentas de 2022 con unas partidas que sumaban alrededor de 36 millones de euros. A final de año únicamente se habían pagado 19,1, algo más de la mitad (58%). Al margen, había reconocido como obligaciones pendientes de pago otros 13,8 millones. Dentro del presupuesto de esta dirección general se encuentran los capítulos para la limpieza de montes de titularidad pública o para la ordenación y gestión forestal. De estas partidas, en 2022 se presupuestaron 34 millones con este objetivo.

En este contexto se encuadran las críticas de alcaldes y expertos forestales que han denunciado que en la zona del incendio y en todo el Alto Mijares, comarca en la que se circunscribe el incendio, las tareas de gestión forestal brillaban por su ausencia.

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El temporal de nieve y viento de 2017 derribó miles de árboles a lo largo de la Comunitat. Mucho de ellos cayeron en esta zona y todavía permanecen como madera muerta sin que nadie los haya retirado. Es un combustible perfecto para este tipo de incendios.

El alcalde de Montán, localidad que ha sido desalojada por el avance de las llamas del incendio de Villanueva de Viver y donde las llamas han llegado muy cerca de las casas, lo denunció en enero de 2020, tres años después del temporal. «Y la situación no ha cambiado desde entonces», según ha explicado Fornas.

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Se da la circunstancia de que el alcalde de Puebla de Arenoso, Mateo Luna, intentó retirar los árboles caídos en una actuación que fue paralizada por la Conselleria de Emergencia Climática tras numerosas protestas de vecinos, ecologistas y propietarios de la zona. Los restos se quedaron ahí y ahora han servido como combustible para el incendio.

La entidad conservacionista WWF ha dado un dato recogido a partir de la 'Estrategia Forestal Española con horizonte 2050' que viene a avalar la tesis de que el monte valenciano se encuentra en una situación de abandono.

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La organización ecologista señala que sólo el 12,94% del suelo forestal valenciano (prácticamente una de cada diez hectáreas) cuenta con un plan de gestión. Es decir, está siendo trabajado, limpiado y preparado para resistir el embate del fuego. De esta forma, únicamente 168.170 hectáreas cuentan con algún instrumento para el tratamiento de la superficie de un total de 1.300.000 hectáreas forestales que hay en la comunidad.

Además, se encuentra muy por debajo de la media española que se sitúa en el 20,3 %. Así lo reconoce esta entidad conservacionista que recoge datos de la estrategia y de la propia Conselleria de Emergencia Climática.

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34.000 hectáreas calcinadas

Por otro lado, durante los últimos doce meses la Comunitat Valenciana ha visto arder más de 30.000 hectáreas a las que hay que sumar las 4.000 que llevan calcinadas en este incendio de Villanueva de Viver. El mayor siniestro del año pasado se localizó en la localidad de Bejís donde se quemaron más de 17.000 hectáreas.

En otro incendio, localizado en la Vall d'Ebo, la superficie calcinada alcanzó casi las 10.000 hectáreas. También allí la gestión forestal era muy escasa y el fuego encontró una gran cantidad de combustible con la que propagarse.

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De esta forma, 2022 fue el peor año en cuanto a incendios forestales desde el año 2012 cuando las hectáreas quemadas en la Comunitat casi alcanzaron las 60.000.

Desde ese máximo el número de hectáreas calcinadas ha ido disminuyendo año tras año hasta alcanzar el mínimo de la serie en los años 2020 y 2021. En el primero tan sólo ardieron 686 hectáreas y no se registró ningún gran incendio forestal (aquellos que superan las 500 hectáreas). En 2021 se alcanzó un mínimo histórico cuando tan sólo se calcinaron 782 hectáreas y tampoco se produjo ningún gran incendio forestal.

Otro de los problemas a los que se enfrentan las labores de extinción es que durante el invierno la Generalitat prescinde de unos 300 bomberos forestales ante la disminución del riesgo de que se produzcan grandes incendios.

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La plantilla total del cuerpo de bomberos de la Generalitat es de unos 1.200 profesionales pero estos 300 bomberos pierden su trabajo durante medio año hasta que llega abril, fecha en la que vuelven a ser contratados y permanecen trabajando hasta el mes de octubre cuando termina la campaña.

Trabajan para la Sociedad Valenciana de Gestión Integral de los Servicios de Emergencias (Sgise), la empresa creada por la Generalitat para la gestión de las Emergencias que depende la Conselleria de Justicia e Interior. Por la particularidad de sus contratos, muchos de ellos son fijos discontinuos, trabajan seis meses, habitualmente en primavera y verano, y son despedidos durante el otoño y el invierno.

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