Borrar
Pablo, en las instalaciones de Proyecto Hombre Valencia. Damián Torres
«Eso de 'yo controlo' es imposible»

«Eso de 'yo controlo' es imposible»

«Yo intentaba llegar de madrugada, a las cuatro o las cinco, cuando todos estuvieran durmiendo. Pero mis padres eran conscientes», dice Pablo

Domingo, 25 de junio 2023, 01:53

Quedó con una amiga psicóloga en una cafetería y se derrumbó. «Es que ya no podía más. Yo necesitaba expulsar todo lo que tenía y nada más verla me eché a llorar. Era una sensación de querer vaciarme, de decir que ya no puedo más con mi vida», cuenta Pablo. Este valenciano de 30 años abandonó el consumo de cocaína en julio del año pasado. Aquella conversación le llevó a descubrir la asociación Grupo Martes, dando el paso de acudir a sus reuniones terapéuticas. Representaron un oasis: «Ahí empecé a ver todo un poco diferente, a abrirme. Vi que había gente que era igual que yo. Entonces sentí como mi espacio, mi hogar». Poco tiempo después, aterrizó en Proyecto Hombre, donde ha empezado a entender todo aquello que le llevó a la adicción.

Llegó a Proyecto Hombre en septiembre. «Empecé a coquetear con el mundo de las drogas con 16 años. He estado siempre respaldado por mis padres. Somos ocho hermanos, yo soy el mayor. Una familia que ha estado siempre unida. Pero también el hecho de ser el mayor, tener esa responsabilidad, ha sido una cosa que me ha cargado mucho. Yo era el ejemplo de ellos. Entonces, si a eso le sumas que no he sabido gestionar mis emociones desde bien pequeñito... Siempre me ha gustado ser escuchado, ser aceptado. Los miedos que me pasan por la cabeza de qué pensará la gente de mí han sido un problema bastante gordo. Todo eso me ha llevado a apartarme de la realidad, a no querer afrontar, a empezar a esconderme, a tapar mis problemas con el alcohol y después con la cocaína. El no sentirte querido en este mundo, no encontrar tu hueco, me ha hecho llegar a todo esto», afirma con crudeza.

A Pablo le costó reconocer que tenía un grave problema: «Siempre le quitas el valor: 'Bueno, no pasa nada. Yo controlo'. Y van pasando meses, van pasando años. Y 'yo controlo' significa que va subiendo el consumo. El impulso me lo dieron mis padres. Mis padres no podían verme más así en casa. La situación era insostenible. Yo intentaba llegar de madrugada a las cuatro o las cinco, cuando todos estuvieran durmiendo. Pero ellos eran conscientes y decidieron pedir ayuda por mí, porque yo no era capaz. Eso de 'yo controlo' es imposible».

La cocaína quebró por completo la vida de Pablo. Tanto a nivel personal como profesional. Se aisló: «Empiezas coqueteando a nivel social. Y luego yo consumía y me apartaba de todo el mundo. Me encerraba en mi mundo, me encerraba en mi coche, me pasaba seis o siete horas encerrado allí. Y el tema laboral me hizo perder dos trabajos. Me hizo descuidar un trabajo en el que llevaba ocho años, coger una baja una semana, incluso robar dinero. Tener un buen sueldo y no llegar ni al día 15. Yo no me considero una persona así, yo me considero una persona súper honesta, súper humilde, pero eso me ha destrozado. Luego el segundo trabajo también. Me encerraba solo en las escaleras de mi portal o en mi coche y llegar la hora y avisar de que estoy malo y no ir. Eso me estaba consumiendo. Perdí una relación de cuatro años por mentiras. Barbaridades».

«Me levanto cada mañana reafirmando que voy a ser una persona enferma de por vida. Todos los días tengo que seguir luchando»

Del consumo esporádico pasó al consumo diario: «No me he juntado con gente mala. Al final era yo. O sea, era yo el que me iba solo. No me acompañaban ni mis amigos. Muchos de mis amigos me decían 'hasta aquí'. Era yo el que buscaba cualquier bar donde no me conociera nadie, cualquier rincón donde no me conociera nadie. He tenido que cambiar muchísimos hábitos, desde que me levanto hasta que me acuesto. Sobre todo llevar una programación, ser muy constante».

Noticia Relacionada

Desde principios de julio del año pasado, Pablo permanece alejado de las drogas: «Cuando llegué a Proyecto Hombre llevaba sin consumir tres meses. Detrás de un consumo hay una falta de gestión emocional. Y lo que está cambiando es el descubrirme, el conocerme. No me conocía. Yo no quería conocerme porque sabía que tenía muchas debilidades, que tengo muchas debilidades. Y aquí me han ayudado a darle enfoque a la vida de otra manera. Aquí tienen todas las herramientas».

Ha buceado en sus traumas más profundos para salir a flote: «Aquí ha sido donde lo he descubierto. Mis miedos, mi inseguridades. Me sentía muy pequeño. No me gustó estudiar. Desde pequeño ya tenía síntomas de una persona que quería llamar la atención. Quería ser siempre el mejor del grupo, el líder. Pues eso demuestra que eres una persona muy débil, muy frágil. Mis miedos e inseguridades, mi manera de afrontar la vida, el ser el mayor y el ejemplo de mis hermanos, la presión... Además, de pequeño el sufrir bullying. Me insultaban, me pegaban. Todo eso me iba haciendo pequeñito. Y al final lo único que te hace es no afrontar las cosas y encerrarte en tu propia burbuja y no salir de ahí».

La relación con su actual pareja arrancó hace cuatro años y ahora están reformando su piso. Construye un futuro mientras continúa con su catarsis: «Me levanto cada mañana reafirmando que voy a ser una persona enferma de por vida. Todos los días tengo que seguir luchando. Es una batalla constante. No puedes bajar la guardia en ningún momento. Aquí no hay una varita mágica. Sé que es pasado, pero no puedes confiarte. Si te confías, al final vuelves otra vez. Esto es un trabajo diario».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias «Eso de 'yo controlo' es imposible»