Coronavirus. Esta palabra, hasta hace muy poco desconocida para la mayor parte de la población, ha protagonizado las últimas semanas miles de noticias. La enfermedad, que tiene el epicentro en la ciudad china de Wuhan, ha provocado que todo el mundo esté atento a cualquier movimiento en el gigante asiático y ha puesto en vilo a la comunidad internacional por la extensión de una dolencia que ya ha infectado a unas 10.000 personas y ha dejado dos centenares de muertos. De los millones de personas que esperan con interés cualquier noticia sobre el virus hay un sector de la población que lo hace de forma especial y ellos son la comunidad china de los diferentes países del mundo. En el caso de la Comunitat Valenciana, los extranjeros procedentes del país asiático viven con una especial incertidumbre esta situación y se muestran preocupados por lo que les pueda pasar a sus familiares.
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En la autonomía valenciana residen 25.399 chinos según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Son la sexta nacionalidad extranjera más presenta en las tres provincias, junto a la italiana, y en su mayoría tienen entre 30 y 44 años. Tras Madrid y Cataluña, la Comunitat es el destino favorito para los chinos y la población en nuestra región se ha multiplicado por 13 en los últimos 22 años. Uno de ellos es Jiang, cocinero del bar Ryu, ubicado en la calle Daniel Balaciart de Valencia, que recibe a LAS PROVINCIAS al terminar el turno de comidas y con la televisión de fondo comentando las últimas novedades del brote. Jiang, conocido en el barrio como José, comenta que el caso del coronavirus le preocupa y que su padre «está encerrado en casa por miedo» a la enfermedad. El cocinero señala que lleva aquí más de 15 años y que junto a su esposa han invertido sus ahorros para hacerse con un traspaso de un bar español, pero eso no significa que no se sienta unido a China. Aquí ha tenido a sus cuatro hijos, que hablan tanto chino como un perfecto español, pero sus raíces las tiene muy presentes en su día a día. Es por ello que en las últimas semanas no ha parado de hablar con su padre, que aunque vive en una ciudad a cientos de kilómetro de Wuhan, ha decidido tomar muchas precauciones. «Muchos han decidido salir a la calle solo para lo imprescindible y se quedan en casa el máximo de tiempo posible para estar poco expuestos» indica Jiang, que espera que todo pueda solucionarse pronto y apuesta por mantener la calma.
Mucho más herméticos se muestran en los negocios del conocido como barrio chino de Valencia, ubicado al lado de la estación del Norte y cuyo corazón es la calle Pelayo. La mayor parte de los trabajadores de estos negocios evitan comentar el tema, y son muchos los que alegan cuestiones de idioma para no querer profundizar. Además, desde la calle se ve como varios residentes apuestan por llevar mascarillas durante la jornada laboral. Un empleado del restaurante de comida Weiwei acepta responder algunas preguntas aunque prefiere que no se le identifique. Este trabajador se muestra optimista y recuerda que el coronavirus no es el único caso que ha mantenido en vilo al mundo, y apostilla que le recuerda mucho al ébola. «Después de todo quedará en nada» incide el empleado, que subraya que la incidencia que está teniendo aún es muy leve y que por ello no le preocupa en exceso.
Shao, camarera del restaurante Xiao Ge Zi, destaca que lo que más le preocupa del coronavirus es «la falta de información». Shao señala que le gustaría que hubiera más detalles de todo lo que está ocurriendo ya que cree que hay mucho ruido desde todas las partes. Se muestra preocupada por la gente de las grandes ciudades y, en especial, por los que residen en la ciudad de Wuhan. Sin embargo, Saho afirma que le tranquiliza que su familia viva en un pueblo, donde están mucho menos expuestos y es más difícil que se trasmita la enfermedad. Pese a ello, mantiene un contacto permanente con ellos.
En otros locales del barrio prefieren no hacer ninguna declaración. Uno de los trabajadores recibe a este diario y confirma que el coronavirus es un «tema tabú» para muchos. Además, afirma que desde la dirección de las empresas que se pueden ver afectadas por la extensión de la enfermedad se ha llegado a dar instrucciones para no hacer comentarios al respecto que aviven una posible crisis que les afecte en su facturación.
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La extensión del coronavirus no solo ha generado incertidumbre, sino también varias iniciativas solidarias con sello valenciano. Una de las más destacadas es la que ha protagonizado Zeng Chan Fen, presidente de la asociación de empresarios chinos en la Comunitat Valenciana. Chan se muestra orgulloso del proyecto que ha liderado para recopilar mascarillas, guantes, gafas y trajes para enviarlos a los hospitales de China que comienzan a estar desabastecidos y remarca que es una iniciativa que estamos llevando entre nuestro más de 100 socios».
El representante de la entidad insiste en que se han puesto en contacto con ellos muchos colectivos preguntando diferentes cuestiones con dudas sobre si les puede afectar a nivel comercial el coronavirus. Admite que entre la población china hay nerviosismo y que se celebran menos cenas y encuentros. No por el miedo a que se trasmita una enfermedad que ya tiene un afectado en España, sino por falta de ánimos. Además, incidentes como el precinto de un comercio chino en Algemesí por la sospecha de infección de un posible caso de coronavirus, que se descartó, no ayudan a normalizar la situación.
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«A nivel comercial apenas se ha notado de momento porque no ha afectado a la llegada de productos» sostiene Chan, que sí que indica que les han avisado que se pueden haber retrasado determinados pedidos», pero siempre en plazos razonables que no afectan a los negocios valencianos.
Uno de los principales damnificados de la crisis generada por el coronavirus es el turismo. Ciudadanos de todos los continentes y hasta compañías aéreas han comenzado a cancelar vuelos programados no solo a la ciudad de Wuhan sino a toda China por el miedo a que la enfermedad se extienda. La Comunitat no es una excepción en este proceso y desde las agencias de viajes estiman que ya se han anulado un 20% de los viajes programados.
Así lo señala Miguel Jiménez, presidente de la Asociación Empresarial Valenciana de Agencias de Viaje (AEVAV), que destaca que esta cifra «irá en aumento con el paso de las semanas» si la situación no varía. Jiménez insiste en que estos días ya se han puesto en contacto con ellos muchos clientes a los que le surgen dudas sobre viajes que ya tienen programados. «Muchos están a la espera de lo que pase y han dejado congelados sus viajes ya habían pagado por algunos servicios» remarca el máximo representante de esta entidad que agrupa a más de 250 agencias de viaje valencianas, que también afirma que al problema de las dudas de los clientes se suma el de las compañías aéreas. British Airways, Lufthansa, KLM e incluso Iberia han cancelado sus desplazamientos al gigante asiático. «Aunque nuestros clientes quieran ir algunos no van a poder» sentencia Jiménez, que también es consciente de que «mandar turistas allí va a ser difícil».
El dirigente de AEVAV subraya que todo «está en el aire» pero que la incertidumbre siempre tiene consecuencias para el sector turístico. Además, señala que hay que tener en cuenta que se va a notar las consecuencias en el sentido contrario. «Muchos turistas chinos tampoco van a querer programar viajes a España» afirma Jiménez, que espera que en las próximas semanas se pueda reconducir la situación para ganar estabilidad.
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