Crimen organizado y yihadismo estrechan lazos

Con el escenario de la sede del Consell Juridic Consultiu blindada por unidades de la Policía Nacional, Valencia ha sido escenario en los dos últimos días de una cumbre antiterrorista a nivel mundial. Representantes de la fiscalías antiterroristas de España, Francia, Marruecos y Bélgica, cuatro de las naciones más golpeadas y amenazadas por el radicalismo yihadista, han mantenido su reunión anual, con una advertencia por encima de todas como conclusión sobre la mesa: los tentáculos que relacionan más el crimen organizado internacional con el terrorismo yihadista se hacen cada vez más retorcidos e intensos.

«Debemos poner de relieve el aumento de la relación entre el crimen organizado trasnacional y el fenómeno terrorista, que requiere una nueva forma de cooperación internacional para afrontarlo», recoge el escrito de conclusiones leído por Jesús Alonso Cristóbal, fiscal jefe de la Audiencia Nacional. A su lado, el representante de la Fiscalía Antiterrorista de París, Nicolas Le Bris, el procurador federal de Bélgica, Frédéric Van Leeuw, y el fiscal general del Rey en Rabat, especialista en antiterrorismo, Moulay El Hassan Dakí.

Pero la mirada de alerta de los cuatro expertos internacionales no se ha dirigido sólo al exterior. La amenaza del yihadismo es cada vez mayor dentro de nuestra fronteras, con radicales nacidos en nuestro país o residentes ya de segunda generación. La cumbre en Valencia reconoce el «aumento del desarrollo de un terrorismo endógeno», yihadismo nacido dentro de nuestro territorio e influenciado desde el corazón del Daesh, en Siria o Irak.

Y aquí es donde los fiscales antiterroristas llaman la atención sobre otro fenómeno cada vez más en auge: el uso de internet y «el ciberespacio como medio de comisión de delitos relacionados con el terrorismo, así como su potencial propagandístico», en lo que es la primera de las ocho conclusiones alcanzadas por los expertos reunidos en la Comunitat.

Las cárceles no han pasado desapercibidas en el análisis llevado a cabo por los fiscales, como escenario en el que condenados por yihadismo acaban captando a delincuentes comunes a la causa del Daesh. Otro de los contactos entre crimen organizado y terrorismo internacional enfatizados por los especialistas. Los fiscales inciden en el «fenómeno de radicalización que se produce en las cárceles y centros de detención», también sobre los propios acusados, que acaban viendo en la condena como una especie de venganza del Estado occidental. Los expertos antiterroristas consideran necesario «abordar el tratamiento penitenciario que ha de darse a las personas condenadas o detenidas».

Los fiscales apuestan por incrementar el uso compartido de «bases de datos de países amigos, así como la utilización de la información allí contenida en investigaciones policiales y judiciales». Y, sobre todo, «reforzar la cooperación internacional en los frentes jurídico y judicial», la recomendación clave lanzada desde Valencia para descabezar el peligroso binomio crimen organizado y terrorismo yihadista.