La parte frontal del autobús, destrozada. CPBV

¿Cuántos muertos tiene que haber más en la A-3 para tomar una solución?

El acceso al by-pass desde la autovía se ha convertido en un cementerio de asfalto y los conductores se juegan cada día la vida

Héctor Esteban

Valencia

Lunes, 24 de octubre 2022, 20:18

¿Cuántos muertos más hacen falta para que se ejecute una solución a la incorporación al by-pass -Autovía del Mediterráneo- desde la autovía A-3? En la mañana de este lunes, el conductor de un autobús, de 61 años, ha fallecido tras colisionar con un camión. Un cadáver más para poner flores en un punto kilométrico -del 337 al 338 en el término de Riba-roja- que se ha convertido ya en un cementerio.

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El pasado verano, el conductor de un camión se quemó vivo en la cabina de su vehículo, tras alcanzar a otro camión que estaba parado en ese rosario de conductores que diariamente buscan la Autovía del Mediterráneo para ir a Alicante o a Barcelona. En el quitamiedos lateral todavía está la marca de aquel accidente horrible que heló la sangre a los conductores que pasaban por allí. Una persona era víctima de la falta de soluciones.

Somos miles los conductores los que pasamos cada mañana por ese desfiladero de asfalto, que nos jugamos la vida en ese punto kilométrico todos los días. Esta mañana yo he pasado, minutos después de las ocho de la mañana, poco antes de que se produjera la colisión que ha provocado la muerte del conductor del autobús. El carril de acceso al by-pass ya era en ese momento una ruleta rusa. Decenas de coches buscaban su espacio. Unos hacía cola en el carril de incorporación, y otros, entre pícaros e imprudentes, trataban de colarse entre el gusano de vehículos. Los días de operación salida por vacaciones, sortear aquello es casi un milagro En el proyecto de ampliación de la A-3 nadie tuvo en cuenta que, de repente, un solo carril tenía que engullir parte del tráfico que circula por tres. Cientos de coches y camiones tratando de entrar por el mismo embudo.

En la mañana de lunes, una persona ha muerto. El autobús iba vacío, sin pasajeros. Una suerte. A esa hora, es habitual que la línea que une las poblaciones de la Hoya de Buñol-Chiva con Valencia vaya llena de pasajeros. Podría haber pasado una desgracia todavía mayor si el autobús fuera otro.

De la ampliación a tres carriles de la conocida como carretera de Madrid a Valencia, la zona que peor se remató fue sin duda la del acceso de la autovía al by-pass. Lo que tenía que servir de canal de distribución para muchos destinos se ha convertido en uno de los grandes embudos del litoral mediterráneo, un tramo en el que los conductores se juegan el tipo y el de su familia.

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Hace unos años, un par de kilómetros después del 'puente de la muerte', un camión, cuyo conductor posteriormente dio positivo en la prueba de alcoholemia, mató a una chica en un accidente brutal causado por el monumental colapso que se generó por la falta de espacio para incorporarse a la autovía del Mediterráneo. Frente al hostal La Carreta, aquel camión se empotró contra un montón de coches casi parados, dejando una fallecida y varios heridos.

Los accidentes son constantes y los días clave, aquellos en los que los madrileños dejan la Meseta para buscar la playa, salvar el tipo es una lotería.

Una de las personas que más conoce la problemática es el alcalde de Riba-roja, Robert Raga, que incluso cuenta con algún estudio en el Ayuntamiento para solucionar el problema pero parece ser que para el Ministerio de Fomento ahora mismo no es prioritario. Ese punto negro de la A-3 es también uno de los acceso principales al polígono de Riba-roja y a la zona de La Reva, una de las áreas industriales más grandes de la Comunitat y donde están instaladas las principales empresas de logística y mensajería.

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¿Cuántos muertos en accidente de tráfico se tienen que dar más para que el Gobierno solucione la gran chapuza de la A-3?

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