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El cardenal durante el miércoles de ceniza del año pasado. a. sáiz/AVAN
Una Cuaresma con mascarillas

Una Cuaresma con mascarillas

La imposición de la ceniza se hará sin contacto con el fiel y respetando las medidas de seguridad

Juan Sanchis

Valencia

Domingo, 14 de febrero 2021, 23:55

El miércoles comienza la Cuaresma con la tradicional imposición de la ceniza que este año estará marcada por la pandemia. Para ello se han dispuesto medidas especiales para evitar posibles contagios.

La ceniza significa conversión. Ya aparece en numerosos episodios de la Biblia. Cuando los hebreos mostraban arrepentimiento se cubrían con ella. Esta tradición ha pasado a la Iglesia que ahora la utiliza como elemento simbólico para dar paso al tiempo de conversión por excelencia, la Cuaresma.

El origen de este tiempo litúrgico se remonta a los primeros siglos de la Iglesia, pero no fue hasta el siglo IV cuando este periodo adquirió un sentido penitencial para los cristianos.

Fue durante el reinado del Papa Urbano II cuando se introdujo el rito de la ceniza en la Iglesia Romana. Inicialmente se imponía a los penitentes públicos pero poco se fue extendiendo la práctica a todos los fieles.

Este año, como consecuencia de la pandemia, la imposición de la ceniza se hará de forma diferente para evitar cualquier contacto entre los fieles y entre estos y el sacerdote celebrante.

Edgar Esteve, delegado de Liturgia de la diócesis de Valencia, explicó que la Congregación del Culto Divino ha publicado unas instrucciones en la que se detalla cómo se va a celebrar este miércoles de ceniza.

El rito tendrá lugar de la siguiente manera. El sacerdote pronunciará la oración prevista. Posteriormente bendecirá las cenizas y las asperjerá con agua bendita. Antes de pasar a imponerla el celebrante se dirigirá los asistentes pronunciando la fórmula establecida en el Misal Romano: "Convertíos y creed en el Evangelio", o bien: "Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás".

Como explicó Esteve en ese momento se procederá como ahora se hace antes de la Comunión y el sacerdote pronuncia la fórmula 'Este es el Cuerpo de Cristo' y después reparte las formas en silencio y con la mascarilla puesta.

De forma similar se actuará con la imposición de la ceniza. Tras pronunciar la fórmula, tal y como explicó Esteve, el sacerdote se limpiará las manos con hidrogel, se pondrá la mascarilla y se situará al pie del presbiterio donde los fieles podrán acercarse con la mascarilla. Allí dejará caer en silencio la ceniza sobre las cabezas. "En ningún momento habrá contacto", resaltó Esteve.

La diferencia es que hasta ahora la ceniza se podía poner en la frente, a veces haciendo la señal de la Cruz, o sobre la cabeza. Este año el Vaticano, y ante las circunstancias sanitarias, ha optado por modificar el ceremonial para que no haya contactos.

Además, las iglesias y parroquias mantendrán las medidas de seguridad establecidas como la distancia entre los asistentes y las limitaciones de aforo.

Edgar Esteve indicó que la ceniza es un "signo penitencial que pretende recordar la condición del ser humano". En este sentido, señaló que Dios "es capaz de sacar de la ceniza cosas grandes".

El delegado de liturgia de la diócesis también explicó que para poder cumplir con los aforos y restricciones el miércoles las parroquias incrementarán las celebraciones y facilitarán así que los fieles que lo deseen puedan acudir a las celebraciones cuaresmales.

Cuaresma

Con el miércoles de ceniza se abre el periodo penitencial por excelencia del año. La Iglesia fija para es día, junto al Viernes Santo, el ayuno y abstinencia de comer carne. La obligación se extiende a los católicos que tienen entre 18 y 59 años salvo los que sufren algún tipo de enfermedad. Los fieles que se encuentren por encima o por debajo puede vivir esta práctica de forma voluntaria.

La Cuaresma se extiende durante 40 días. Comienza el miércoles de Ceniza y termina antes de los oficios religiosos (Misa de la Cena del Señor) del Jueves Santo, que este año caerá el 1 de abril. La fecha es diferente cada año porque depende del calendario hebreo. El domingo de Pascua debe coincidir con su mes del Nisán que concuerda con la primera luna llena de la Primavera.

El color litúrgico de este tiempo es el morado para recordar que es un momento de penitencia. La Iglesia llama durante estos días a la conversión espiritual para prepararse para la Resurrección del Señor.

La duración de 40 días se ancla tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Diversos episodios bíblicos se extendieron durante 40 días. Es el caso del diluvio universal, la peregrinación del pueblo judío por el desierto antes de entrar en la tierra prometida o el tiempo que pasó Jesús en el desierto antes de iniciar su predicación.

Y es que el número 40 tiene un simbolismo muy claro en la Biblia donde aparece más de 100 veces y se relaciona con periodos donde Dios muestra su fuerza con vistas a la conversión.

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