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Septiembre es un mes cada vez más complicado para las economías de familias numerosas como las de Álvaro Mustienes y Celia Chavero. LP
Factura de la luz | La cuesta de septiembre más dura

La cuesta de septiembre más dura

Todo es más caro. Una familia media valenciana afronta un gasto extra de unos 500 euros o superior tras las vacaciones de verano por la vuelta al cole de los niños y el encarecimiento de la electricidad, el gas y la gasolina

Francisco Ricós

Valencia

Lunes, 13 de septiembre 2021, 00:25

Va a ser el mes de septiembre más cuesta arriba de la historia. El más duro. Al daño que ha hecho la pandemia en la salud de los valencianos se le suma el perjuicio ocasionado a la economía, además de las consecuencias psicológicas que ha ocasionado en buena parte de la población. A todo ello se le une la llegada del inicio de curso, en el que los padres con hijos en edad escolar tienen que rascarse el bolsillo para comprar material, pagar el seguro del colegio, al Ampa, el comedor, libros y uniformes. Una situación que se agrava con el encarecimiento del recibo de la luz que parece no tener techo, el del gas y el aumento del precio de la gasolina. Esto ocasiona que, de media, cada familia valenciana con niños escolarizados tenga que afrontar una serie de gastos que se sitúan sobre los 500 euros.

La Organización de Consumidores y Usuarios cifra el aumento del recibo de la luz de un hogar medio en un 38%; de pagar 55 euros a 78, lo que lo encarece en 23 euros. Sin embargo desde la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios indican que si en la última factura se ha pagado 70, en la siguiente serán unos 140.

La bombona de butano se ha encarecido en poco más de tres euros en un año y cuesta 15,37. Y el gas ha aumentado más, de 9,39 euros el mWh a 38,03.

La gasolina no les va a la zaga. Llenar un depósito cuesta ahora 13,5 euros más que hace un año, y unos 11 el gasóleo.

Y los gastos del cole se cifran en un mínimo de más de 200 euros por niño. Así que, una familia media con dos hijos escolarizados tendrá un gasto este septiembre de 500 euros al menos.

«Esta es la cuesta de septiembre más desigual de la historia. La mitad de la población, la que no ha perdido el trabajo durante la pandemia, ha ahorrado más que nunca, ya que o no ha podido gastar o ha tenido miedo y ha preferido guardar y la podrá afrontar con holgura. Pero la otra mitad, la que ha perdido el trabajo, está peor que nunca. Ha gastado todos sus ahorros y va a sufrir una brutal reducción de la renta». Es el retrato que realiza Ricard Torres, experto en economía y profesional liberal.

Al mes de agosto se ha llegado con un aumento del Índice de Precios al Consumo (IPC) interanual de un 3,3%. «Una barbaridad», apunta Vicente Inglada, secretario general de la Unión de Consumidores. «Estamos creando consumidores vulnerables que tienen que elegir entre pagar recibos o comer. Esa debería de ser la principal preocupación de las Administraciones», sostiene.

«Hace solo medio año la tasa de inflación era del 0% y de ese nivel ha ido aumentando poco a poco hasta el máximo de agosto del 3,3%. Por tanto, el último dato es muy alto. No obstante, si nos centramos en la inflación subyacente, la inflación es mucho más baja, lo que implica que es la subida del precio de la energía lo que explica la inflación reciente», defiende Joaquín Maudos, catedrático de la Universitat de Valencia y director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas.

«Los ciudadanos van a tener una disminución de su capacidad adquisitiva de hasta un 10%, dependiendo de si necesitan aire acondicionado, calefacción o utilizar el coche para desplazarse a trabajar», sostiene Ricard Torres. «Y cuanto más bajo es el nivel de renta, el coste de la energía tiene mayor repercusión en esa renta disponible», matiza el economista valenciano.

Pero lo peor no es la ola de aumento de precios que ya ha llegado, sino la que vendrá después. Es la opinión del presidente de la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios, Fernando Móner. «Estamos ante un tsunami raro en el que la segunda ola va a ser más grande que la primera. La primera es la factura energética que nos perjudica. Estamos enriqueciendo a unos pocos gracias al esfuerzo de miles de familias y lo venimos denunciando desde hace años. Lo positivo es que los políticos trabajan en buscar soluciones. La segunda ola será la repercusión en el IPC. La luz es ahora es el segundo problema contable de las empresas y todas no podrán absorber esos costes y lo repercutirán, al menos en parte, en el precio de productos y servicios», augura Móner.

El veterano defensor de los consumidores se muestra muy preocupado por el repunte que experimentará el IPC y su repercusión. «Hablamos de pobreza energética y situaciones como no poder comprar y acceder a bienes y servicios en la España del siglo XXI», lamenta Fernando Móner.

Álvaro Mustienes | Padre de familia numerosa

«Las compañías se crean para ganar dinero pero no pueden reventar a las familias

Considera que la subida de la factura de la luz «es una vergüenza» y no entiende que «tengamos que comulgar con ruedas de molino»

Antes de la cuesta de septiembre. La familia Mustienes-Bellot, Álvaro, Loreto y sus cuatro hijos, en una escapada realizada durante las vacaciones de este pasado verano a la provincia de Huesca, posan ante un embalse. LP

«Llegamos a fin de mes haciendo magia», afirma Álvaro Mustienes. Está casado con Loreto Bellot, tienen cuatro hijos y viven en Valencia. Afrontan septiembre «apretándonos el cinturón».

El aumento del recibo de la luz les va afecta directamente, como a todos. «Tendríamos que salir a la calle porque esto no se puede soportar. Está claro que las compañías se crean para ganar dinero pero no podemos estar reventando a las familias», lamenta.

Sus dos hijos pequeños son adolescentes y están en edad escolar. Los mayores ya van a la facultad. «Te apañas en el día a día», dice Álvaro cuando habla de la 'vuelta al cole'. «Conlleva un montón de gastos: los uniformes, los libros y el transporte, básicamente. Y el comedor, porque el colegio no está cerca de casa y tendrán que comer», relata.

Lo malo del noveno mes del año es que llega tras las vacaciones de verano en las que, quieras o no, siempre te das un alegría (o una pequeña sonrisa), que para eso estás sacrificado el resto de meses trabajando. «Se arrastran los gastos del verano», indica Álvaro.

El gasto de los libros de texto es como una pincha clavada en la planta del pie. «No entiendo que no se puedan aprovechar los libros. Hace años nos llegaban usados, incluso subrayados, y no pasaba nada. Servían. Mi hijo de 17 años está en segundo de Bachiller, lleva 10 libros, y a 30 euros de media cada uno, 300 euros. Es una barbaridad. El pequeño el año pasado se adaptó a la enseñanza multimedia y sale más barato; claro, que ese curso tuvimos que comprarle el ordenador».

La de los dos hijos adolescentes han sido la primera andanada de la vuelta al cole. En nada llegarán los gastos de los que son universitarios.

Álvaro Mustienes reclama «un apoyo real» para el transporte, pero no sólo para las familias numerosas, sino para todas, aunque sí indica que los núcleos como el suyo, al tener más hijos que la media, realizan un mayor esfuerzo económico «y no todo el mundo se lo puede permitir. No todos los que tenemos familia numerosa somos ricos. Mi mujer trabaja y yo también. O ganas dinero o tus hijos no comen», sentencia.

La vuelta al cole de este año viene aderezada con el regalo de la subidas de la luz, el gas y el combustible. «La subida de la gasolina la notamos menos porque vivimos y trabajamos en Valencia, pero sí, es una locura el precio», reconoce.

La luz y el gas es ya otra cosa. Estas están obligados a usarlos. «La factura de la luz es una vergüenza. No soy experto en la materia pero no entiendo que tengamos que comulgar con ruedas de molino. Te lo suben al 300% y te lo comes con patatas. Es una vergüenza que las autoridades no lo controlen. La luz, el agua, el gas y la vivienda son bienes primarios y tengo que tener lo mínimo básico para una vida digna», reflexiona.

«Y miras la factura del agua y ves que está llena de cargos que no se corresponden con el consumo. En el último pagamos 120 euros cuando el consumo era de 30. Llamé para que me lo explicaran y me dijeron que como habíamos llegado a 41 metros cúbicos de consumo los cargos se disparan. ¡Pero si somos seis en casa y el consumo es de menos de siete metros cúbicos cada uno! No es lo mismo vivir sólo que con una amplia familia».

«Si fuera presidente del Gobierno crearía un Ministerio de la Familia para poner criterio a los abusos diarios que sufrimos. Y en las numerosas el abuso se nos agrava más».

Celia Chavero | Madre de seis hijos

«El gasto ya lo tenemos contenido. ¿Qué más nos vamos a quitar?»

Considera más dura la cuesta de septiembre que la de enero y dice que «igual que se hereda la ropa, se hereda el material escolar»

«El gasto ya lo tenemos contenido. ¿Qué más nos vamos a quitar? Vivimos con lo básico de una familia normal». Celia Chavero es madre de seis hijos y vicepresidenta de la Federación de Asociaciones de Familias Numerosas. Son ocho en casa.

Tiene una larga experiencia en la cuesta de septiembre. «Es temible, más que la de enero», confiesa. Celia tiene un secreto: organización. Aunque esto no le sirve de mucho a la hora de que se dispare la factura de la luz, la del gas (tiene prorrateados los pagos), y que la cartera tiemble al llenar el depósito del coche.

«La vuelta al cole sí la puedes planificar. Cuando mis seis hijos iban al colegio, ahora quedan dos escolarizados, compraba unos libros en julio, otros en agosto y el resto en septiembre. Xarxa llibres fue un ahorro, la verdad, y ahora con los dispositivos digitales, también», dice.

«Los uniformes son un 'gastazo'. Pero a la larga es un ahorro porque no tienes que comprar más ropa. Me parece más caro no llevar uniforme porque la chicas, por ejemplo, no quieren repetir modelito y con el uniforme no tienes ese problema», reflexiona. Celia comenta que «igual que se hereda la ropa, se hereda el material escolar» y que la clave es que «no se compra nada hasta que compruebes que no te queda del año pasado», aunque a los pequeños «hay que obsequiarles con algo, no van a estar siempre heredando. Les hace ilusión estrenar, como a todos».

Para hacer frente a la subida de la energía Celia utiliza la técnica que sus padres usaron con ella: perseguir a sus hijos para que no se dejen las luces encendidas cuando no están en una habitación, bajar persianas y toldos para que no entre el calor en la casa y no tener que enchufar el aire acondicionado, «aunque si no queda más remedio porque nos asfixiamos, pues se enciende y pagamos». También utiliza los programas económicos de la lavadora y del lavavajillas y trata de usar «lo imprescindible» la secadora. «Hay que utilizar el sentido común, optimizar y perseguir a mis hijos para que hagan caso».

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