Miguel Minguet lleva más de una década dedicado al cultivo del arroz. Desde el conocimiento del sector evalúa la situación de los arroceros en la Albufera ... y detalla los retos a los que se enfrentan.
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-Han llegado a un acuerdo con la conselleria para gestionar la paja del arroz.
-Estamos satisfechos por la voluntad de diálogo que ha mostrado la Conselleria de Emergencia Climática. Todo lo que tiene que ver con la Albufera es muy complejo porque hay tantos actores, tantos factores que es complicado llegar a acuerdos viables. Desde las posturas iniciales hasta el relato final todas las partes hemos cedido y hemos llegado a algo aplicable.
-¿Cuáles son los términos del acuerdo?
-Lo que pedíamos es seguir el camino que habíamos recorrido en los dos últimos planes. El agricultor no quiere quemar por encima de otras soluciones. Lo que busca es aplicar medidas viables. Lo que queremos, y se contempla en este plan, es que la conselleria haga un conjunto de inversiones de modernización de infraestructuras de riego y de desagüe y de investigación; que ayude a los organismos a descubrir nuevas formas de retirar la paja. Le hemos dado más peso al fangueo, al picado y esparcido de estos desechos y hemos dejado el quemar en segundo término y sólo por problemas fitosanitarios. Es un acuerdo de mínimos y transita en la vía de los planes anteriores de ir consiguiendo mejoras en indicadores ambientales.
-¿A qué inversiones se ha comprometido la conselleria?
-El primer aspecto de las inversiones es trabajar en el desarrollo de una tecnología que permita la retirada efectiva de la paja. Es un problema técnico ya que no hay maquinaria preparada para recogerla en el volumen y con las condiciones en las que trabajamos. Más a corto plazo se ha comprometido a invertir en la modernización del sistema de gestión de aguas, sobre todo del desagüe de la Albufera. De lo que hablamos es de impedir que salgan aguas negras. Para ello es necesario disponer de infraestructuras que permitan la recirculación porque las que tenemos ahora son muy antiguas.
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-¿Cómo se encuentra el parque en estos momentos?
-Ahora mismo el parque tiene un nivel freático muy alto. El arroz está muy atrasado pero por las altas temperaturas va muy rápido. Agronómicamente hemos empezado tarde por lo que tenemos que ponernos al día. Ambientalmente tenemos una Albufera con mayores aportaciones de agua pero con temperaturas altas. Este hecho perjudica la vida en el lago. Por ello tiene que haber corrientes porque si en los estanques suben las temperaturas puede haber problemas de falta de oxígeno. Debemos ser capaces de gestionar la cantidad de agua que entra para que no dañe las infraestructuras y no impida el cultivo del arroz y hay que darle salida para que fluya y no se estanque.
-¿Hay problemas con los niveles de agua?
-Hay algunos problemas de nivel. Habrá que ver como se gestiona la apertura de compuertas. Como está entrando más agua, habrá que abrirlas más tiempo. La Fiscalía no tiene problemas con que se abran. El problema son los bañistas. Hay que convivir. Si solo hay una apertura cuando no se molesta a nadie no puede circular el agua. Habrá que elegir si beneficiamos a los bañistas o al medio ambiente, a la fauna y la flora.
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-¿Cómo se valora a los arroceros en la Albufera?
-No se nos valora bien. Creo que para la sociedad en general el arrocero es un elemento folclórico. La mayor parte no se plantea si es una actividad rentable o qué necesidades tiene. No está bien valorada socialmente. En el sector conservacionista encontramos algunos que piensan que la Albufera estaría mejor sin arroz. Pero la voz más importante en el parque natural tendría que ser la de los arroceros y no lo es.
-¿Qué suponen los arroceros para el parque natural?
- La Albufera existe porque hay arroz. Si no lo hubiera estaría urbanizada o convertida en un bosque litoral con una calidad ambiental nefasta. Están intrínsicamente unidos y en el momento que deje de existir uno desaparecerá la otra. Los dos son necesarios y simbióticos. No se entendería el arroz en Valencia sin la Albufera.
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-¿Qué pasa con los productos fitosanitarios?
- -Todos entendemos que queremos cada vez alimentos más seguros. El primero que busca que sea así es el agricultor. Nosotros somos los primeros que queremos productos fitosanitarios que estén en buen estado y que sean muy seguros. Pero, por un lado, hay una falta de empatía absoluta por parte de la administración (tanto local como central y europea). No puede ser que las quiten y no den una alternativa, como están haciendo. Y luego el agricultor ve que tiene que competir con gente de otros países en los que sí están permitidos estos mismos tratamientos. Lo que exigimos son las cláusulas espejo, que supone pedir a todos lo mismo. No tiene sentido que en cada país se pida una cosa porque se genera una competencia desleal.
-¿Cuáles son sus demandas?
-Nos gustaría que la Administración, que tiene el liderazgo en el papel de prohibir, lo tuviera también en el papel de buscar alternativas. Los partidos que están ahora en el poder son favorables en ir hacia una agricultura más ecológica y nos gustaría que nos dijeran cómo hay que hacerla. Tenemos institutos para esto pero no están dotados de medios. Al final lo que ocurre es que tenemos una política que no baja a los hechos, a las bases.
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-¿Qué piensan de la agricultura ecológica?
-El arrocero valenciano tiene claro que la sociedad valenciana y española no quiere una agricultura contaminante, dependiente de los insumos. Todo lo contrario. Busca hacer una sostenible. Pero para poner en marcha esto necesitamos que la Administración lidere y en este aspecto estamos muy cojos. La edición genómica es fundamental. Si tenemos que conseguir cultivar el arroz sin utilizar productos fitosanitarios tendremos que tener variedades desarrolladas que sean resistentes a las plagas
-¿A qué se refiere?
-Pongo un ejemplo. En todos los países del mundo se pueden utilizar los drones para la pulverización. En Europa todavía no. Ahora mismo su uso significaría una mejora importante pero, además, en muy poco tiempo el desarrollo científico llevará a que apliquen producto sólo en aquellos puntos donde haga falta. Esto es un ahorro de fitosanitario, de contaminación y agresión al medio ambiente. No entendemos porque no se facilita esto. Estamos anclados en la burocracia y en hacer las cosas como siempre se han hecho y así no se nos permite avanzar hacia los objetivos.
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