El Grup de Seglars i Rectors del Dissabte nació en los primeros años de la década de los setenta del siglo pasado. Era el momento de los curas obreros, de las comunidades de base, de una serie de movimientos eclesiales surgidos tras la clausura del Concilio Vaticano II que pedían reformas y una nueva forma de hacer las cosas.
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La inmensa mayoría de estos colectivos fue desapareciendo con los años o terminó por apartarse de la Iglesia católica. La trayectoria de Rectors del Dissabte ha sido distinta. Ha pervivido hasta la actualidad convirtiéndose en un referente en la diócesis de Valencia para algunas personas y movimientos en desacuerdo con las posiciones mantenidas por el Vaticano y la Conferencia Episcopal Española.
A lo largo de su historia ha experimentado varios cambios de nombre. Se les ha conocido como Assemblea de servei Pastoral o Grup de rectors en parròquies populars i obreres. Con el paso del tiempo optaron por la denominación actual y, además, se ha abierto a la participación de seglares. «No son muchos, pero hacen mucho ruido», señala un sacerdote. Para algunos, son una decena. Otros calculan que pueden llegar a la treintena. Pero la opinión más común es que integran a unos veinte curas. No son muchos si se tiene en cuenta que en la diócesis de Valencia hay en la actualidad más de 1.500 trabajando.
El grupo ha estado vinculado a publicaciones como 'Saó' o 'Cressol' y al proyecto de internet 'Atrio', que busca ser un punto de encuentro de personas que buscan «sentido profundo a la realidad».
A lo largo de estos años se han ido posicionando en muy diferentes aspectos. Pero uno de sus grandes reivindicaciones ha sido la introducción del valenciano en la liturgia. Hasta ahora con pobres resultados. Todos los prelados desde su constitución (José María García Lahiguera, Miguel Roca, Agustín García-Gasco, Carlos Osoro y Antonio Cañizares) han hecho caso omiso de sus peticiones. La razón estriba, según han señalado desde el Arzobispado en distintas ocasiones, en que no hay consenso social sobre cuales son las reglas gramaticales de la lengua y un posicionamiento por su parte podría engendrar más división.
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Pero el Grup de Rectors lo tiene claro. Defienden la unidad de la lengua y cultura catalana. Y, ahora, han pedido que el valenciano sea un requisito para ser ordenado sacerdote en la diócesis.
En este marco, y en cuanto al proceso secesionista catalán, se han mostrado partidarios del derecho a la autodeterminación y a un referéndum pactado.
Apuestan por una línea progresista y han criticado las posiciones «conservadoras» de la Iglesia. Participaron en las protestas del 15M y han publicado diferentes escritos en el que cuestionan, sin mencionarlo explícitamente, la política del Partido Popular.
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Además, han mantenido posiciones abiertamente contrarias a las defendidas por la Iglesia en cuestiones tan polémicas como la moral sexual, la homosexualidad, el matrimonio entre personas del mismo sexo, el sacerdocio femenino o el celibato sacerdotal.
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