![Expediente X en Valencia: la dama de la Cigüeña](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202108/29/media/cortadas/163664757--1968x1370.jpg)
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ALEX SERRANO
Sábado, 28 de agosto 2021
Es de madrugada, como siempre que ocurren estas historias. Es 1990. Un guardia de seguridad recorre los pasillos de la entonces Conselleria de Sanidad. Los últimos trabajadores se han ido hace varias horas y él hace la ronda de mitad de la noche. Con el inmenso inmueble a oscuras, para comprobar si alguna pantalla o algún ordenador permanece encendido, recorre las entrañas de la antigua clínica. De repente, nota una sensación extraña, como si le estuvieran empujando. Hasta en dos ocasiones más siente lo mismo. Asustado, vuelve a su puesto de vigilancia, situado en la parte inferior de la gran escalinata. Pero lo peor aún estaba por suceder esa misma noche.
En medio de un silencio sepulcral (lo agradece, otras noches ha oído golpes o incluso lo que parecen llantos de niños, que podrían ser, porque se parecen, maullidos de gatas en celo), el guardia observa con terror una figura que baja la escalinata. Tiene forma humana, casi femenina. El hombre no espera a que esa aparición llegue a su altura: sale del edificio y allí le encuentran los primeros trabajadores a las 8.30 horas. «No vuelvo a entrar», dice.
Esta es sólo una, quizá la más famosa, de las historias que circulan en torno a uno de los edificio más conocidos del parque de inmuebles públicos de la Generalitat. Se trata del edificio que en tiempos albergó la clínica maternal de La Alameda y está situado en la esquina de este paseo con Armando Palacio Valdés y fue rehabilitado en 1951. La leyenda negra del edificio tiene que ver incluso con los bebés robados: en los años 70 tuvo varios casos de madres que perdían a sus niños. Años más tarde se descubría que los encargados de la clínica habían dado los bebés a otras familias.
No es de extrañar, por tanto, que la leyenda crezca en torno a este tipo de lugares, donde se vivió tanto dolor y donde, por cierto, trabaja mucha gente. A más empleados, más posibles testigos. Las historias han sido tan comunes que hasta este periódico las publicó en 1990. Guardias que avisaban de extraños ruidos, alarmas que se encendían de la nada, un ascensor que funcionaba sin que nadie lo llamara... El rosario de presunta actividad paranormal incluye casi todos los supuestos fenómenos asociados a casos de poltergeist o infestaciones en edificios.
El caso más famoso de todos es el de la llamada Dama de Rosa, una mujer embarazada que recorre los pasillos del edificio público. Se dice, y así se publicó en prensa a principios de los años 90, que se trata de una mujer que perdió a su bebé y que murió días más tarde: por eso se aparece, para encontrar a su niño. Esta Dama de Rosa, como las apariciones en otros edificios con muchos trabajadores como las del Hospital Clínico, ha sido vista por varios funcionarios y empleados de las distintas consellerias que se han ubicado en ese edificio, como Sanidad, Agricultura o Transparencia.
Sin embargo, este diario intentó la pasada semana conseguir algún testimonio de los trabajadores que quedan en el edificio, que no son muchos porque están de vacaciones. «No pasa nada», «no he visto nada» o «no he oído nada» son las frases más repetidas. Los trabajadores saben que, evidentemente, las leyendas han corrido de boca en boca e, incluso, se han puesto en negro sobre blanco en estas mismas páginas pero aseguran que en estos momentos no suceden. O no suceden o, claro, no quieren hablar de ellas. El caso es que no hay testimonios actuales, por lo que todo lo que queda son las historias de los supuestos fantasmas.
Explicaciones racionales
Incluso se han ofrecido explicaciones racionales para lo que vieron los guardias de seguridad. Ángel Ocón, que asegura que trabajó como ingeniero informático en la conselleria de Sanidad a finales de los años 80 del pasado siglo, explica en su blog que la ubicación de la sala de fotocopiadoras, al final de un pasillo, puede tener algo que ver. «Durante todo el día las fotocopiadoras estaban en marcha, generando ozono (ionizado positivamente). Por las noches, en determinadas circunstancias, los gases son impulsados por el pasillo por la corriente que entra por el hueco de los ascensores y tiene, como salida natural, el hueco de la escalera», explica Ocón, que añade que esta interacción genera «sensación dérmica, más si la persona está ya en tensión». «Estas nubes son susceptibles de tener determinada luminiscencia, o reflejos. De forma que lo que una persona vería es algo gaseoso con tenue iluminación flotando por el pasillo. Está claro que si piensas en fantasmas ves un fantasma y si eres religioso ves a La Virgen», termina Ocón en 'El blog d'Anog'.
Sobre los supuestos llantos, se ha llegado a decir que el ruido podía provenir de un laboratorio cercano donde había cobayas o conejos. También se habló de algún gato en celo, como ya se ha comentado, o de cortocircuitos que provocaran el disparo de las alarmas o el encendido de los ascensores. La Dama de Rosa parece haberse tomado unas décadas de descanso, pero su leyenda todavía pervive, impasible al paso del tiempo.
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