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Durante los últimos días la camisa no llegaba al cuerpo de los agricultores de la Albufera mientras observaban como el nivel del agua iba ... aumentando paulatinamente. Las lluvias de los últimos días han puesto al borde del desastre los arrozales cuando apenas quedan unos días para que comience la cosecha.
Y es que los niveles en la Albufera se dispararon en apenas unas horas. En tan sólo un día se incrementaron en tres centímetros, según señalaron fuentes de los agricultores.
Desde la Concejalía Devesa-Albufera del Ayuntamiento de Valencia destacaron que la altura máxima que alcanzó el lago respecto al nivel del mar fue de 43 centímetros y de 25 sobre el punto cero de la laguna. Se trata de unos los registros más altos que se han registrado en los últimos años como consecuencia de las inclemencias meteorológicas. Pero es la misma altura que se marca durante la 'perellonà', la tradicional inundación invernal del parque.
Fueron momentos de incertidumbre para muchos de los agricultores del parque que vieron como este ascenso de los niveles del agua amenazaban el trabajo de todo el año.
El peligro, como destacaban algunos de los afectados, no venía tanto por el agua que cayó directamente sobre el lago, que ya fue de por sí abundante, sino las avenidas por las lluvias recogidas en puntos tan alejados como Requena o Turís cuyas escorrentías terminan en la laguna provocando un brusco incremento de los niveles a través del barranco de Catarroja. «Imagina lo que ha pasado en Castellón. Todo acaba en la Albufera», apuntó un arrocero que tenía en mente el desastre del 4 de septiembre de 1989 cuando una gota fría arrasó con la práctica totalidad de la cosecha de ese año.
Pero no hay que ir tan lejos para ver los riesgos. El año pasado una tromba de agua provocó una avenida cuando se estaba recogiendo la paja del arroz que dañó seriamente muchas de las motas y propició la entrada de agua en los campos.
La situación de estos días se vio agravada porque pese a que se abrieron las compuertas el mar no absorbía el agua que salía de la laguna y hubo que poner en marcha las bombas. El problema, según los agricultores, es que es una medida que se tomó tarde. «Hay que tener más previsión», aseguró Miguel Minguet, delegado del sector arrocero de AVA.
Según explicaron fuentes de la Concejalía Devesa-Albufera, las bombas de Pujol y El Perellonet se pusieron en marcha el mismo miércoles y desaguaron a un ritmo de 38 metros cúbicos por segundo. Al mismo tiempo se empezó a evacuar por gravedad en el Perelló. Las mismas fuentes explicaron que se comunicó a la Dirección General de Medio Natural de la Conselleria de Emergencia Climática las medidas que se habían tomado.
Afortunadamente hasta ayer no se habían registrado problemas de consideración. Pero para los agricultores esta medida se tendría que haber tomado unos días antes para evitar daños. Pero la denuncia ante la Fiscalía hace dos años a partir de la que se estableció que el lago debe mantener unos niveles mínimos, «nos ha atado las manos», aseguró Minguet. Para el sector, el temor a incumplir las instrucciones establecidas por instancias judiciales está haciendo que no se actúe con previsión.
«Hay que mantener un nivel mínimo, pero al estar pendientes de la Fiscalía no se actúa con flexibilidad», señaló Minguet que explicó que «lo lógico sería bajar la lámina de agua cuando se esperan fuertes lluvias para impedir daños mayores«. Es algo que ahora no se está haciendo. Los agricultores consideran que estas medidas son especialmente importantes en un momento como el actual cuando está a punto de comenzar la cosecha.
«Las variedades más tempranas no podrían soportar una inundación en unas fechas tan adelantadas y toda la cosecha se podría perder«, aseguró Minguet.
La decisión de la Fiscalía de fijar unos niveles mínimos de agua en la Albufera se tomó en el verano de 2019 cuando se produjo un brusco descenso de la lámina de la laguna. El ministerio público cargó en su momento sobre la gestión de la Junta de Desagüe y abrió diligencias por los posibles daños medioambientales.
La Junta de Desagüe, gestionada por los agricultores, había sido la institución que históricamente ha estado controlando los niveles del lago. Se trata de un instrumento básico ya que un error de cálculo puede tener consecuencias muy graves al incrementar la salinidad de las aguas. Ahora las actuaciones se encuentran bajo la supervisión de la Generalitat.
Por otro lado, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) ha reclamado ayudas directas y medidas fiscales para los agricultores afectados por la DANA, que ha provocado daños localizados en la comarca castellonense del Baix Maestrat y de manera especial en la mitad norte del término de Vinaròs, lindando con Alcanar, y en menor medida en zonas interiores de Valencia.
En el resto de zonas y en líneas generales las lluvias han resultado beneficiosas porque han contribuido a aumentar el calibre de las producciones pendientes de recolección, limpiar los árboles, ahorrar en riegos y recargar los acuíferos. Pero los asociados de AVA-Vinaròs constatan sobre el terreno «graves siniestros», principalmente cítricos y hortalizas de temporada.
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