Contra la dana, pacto político: la enseñanza de Alemania para Valencia
Un informe comparativo entre el 29-O y las inundaciones del país alemán de 2021 concluye con la necesidad de afianzar el consenso entre instituciones
En junio de 2021, una inundación devastó el valle del Ahr, una región al suroeste de Alemania, casi fronteriza con Luxemburgo. Sus consecuencias fueron dramáticas. ... El río Ahr arrasó casas, puentes y vías de ferrocarril, segando centenares de vidas al paso de su furia desatada: sólo en el estado de Renania-Palatinado murieron al menos 135 personas. La profesora Eveline Lemke, que entonces ejercía el cargo de ministra de Economía de aquel estado y dirigió a continuación el proceso de reconstrucción, se convirtió pasado el tiempo en una prestigiosa experta en ese ámbito, cuyos conocimientos ha ido trasladando a otros territorios del mundo como modelo que cada cual pudiera replicar para recuperar la normalidad.
Lemke, que visitó Valencia poco después de la dana, se reunió con otros científicos y especialistas en distintas áreas para promover un estudio que sirva como pista para quienes (las autoridades valencianas, por ejemplo) puedan encontrar inspiración en sus conclusiones: una suerte de guía para volver a ponerse en pie. Hoy participará en Fundación Bancaja (11 horas) con otros especialistas en un acto organizado por LAS PROVINCIAS, recién publicado un estudio cuya autoría firma con Alexander Fekete, Stephan Müllers, Salvador Ortí y Miguel Ángel Artacho.
Un análisis comparativo del que extrae una observación central: «La cooperación basada en la confianza y entre distintos niveles tiene una importancia crucial, aplicable tanto a Alemania como a España». Y añade: «Esta cooperación no debe caracterizarse por preferencias e ideologías políticas (de partido), sino que debe subordinarse al pragmatismo profesional y a la voluntad incondicional de lograr la mejor prevención posible de las catástrofes». La frase figura al final del informe de conclusiones de su investigación sobre ambas catástrofes e incluye una coda adicional. «Lo esencial en la gestión de riesgos», señala, «reside en una visión holística de los riesgos y peligros, una cooperación de confianza entre las autoridades en los distintos niveles administrativos y un proceso constante de formación de los responsables políticos, administrativos y operativos y el desarrollo de una población resiliente capaz de actuar adecuadamente en caso de incidente».
Ahí reside con seguridad el principio clave que los investigadores animan a aplicar como enseñanza primordial de los dos desastres: su instancia en forjar una constante «cooperación rápida y eficaz entre niveles en situaciones a gran escala». «En Alemania», explican, «se ven afectados los tres niveles de la administración: local, estatal y federal», mientras que en España están involucradas instituciones de orden similar: provincias, comunidades autónomas y Gobierno central. «Una rápida coordinación centralizada de las medidas no sólo habría sido sensata, sino también urgentemente necesaria en el valle del Ahr en 2021 a pesar del rápido despliegue de unidades operativas procedentes de amplias zonas de Alemania», según una praxis que también se aplicó a Valencia con la llegada a la zona cero de unidades militares y de emergencia que, sin embargo, tardó días en ser efectiva de verdad.
Esa enseñanza que extraen los autores del caso alemán se refleja en otra consideración: «En la actualidad», anotan, «Renania-Palatinado está sacando conclusiones correctas de la catástrofe de las inundaciones con la modificación de la Ley Estatal de Protección Civil y la creación de una nueva Oficina Estatal de Protección Civil y contra Incendios», que tardó cuatro años en hacerse realidad. Se trata de decisiones adoptadas en la línea correcta, a su entender, pero mejorables. Señalan que en Alemania «está pendiente la implicación del nivel federal, que aún no se ha regulado de forma adecuada más allá del clásico auxilio oficial». Las autoridades de aquel país, recuerdan Lemke y sus compañeros de publicación, acordaron crear como respuesta a futuras contingencias similares el Centro Común de Competencia Federal y Estatal de Protección Civil, un organismo que «carece en gran medida de competencias». «Será probablemente sólo el primer paso en la dirección correcta», opinan.
¿Más lecciones para Valencia? De la lectura del estudio se deduce que instituciones y vecinos de la zona cero pudieran tomar como ejemplo en la reconstrucción del territorio dañado el 29-O algunas medidas adoptadas en Renania-Palatinado, como su decisión de someter «a una profunda revisión el sistema de gestión de catástrofes, con consecuencias legales y administrativas».
El informe, que anota que en ambos casos se registraron dramáticos retrasos en la toma de decisiones para alertar a la población, medita sobre cómo gestionar el día después de una catástrofe todo el aluvión de residuos que acompaña a una riada de estas características. Hubo distritos alemanas muy dañados «que acordaron dotarse de mecanismos de cooperación entre una consultoría de gestión para la sostenibilidad y una institución educativa extraescolar, con el objetivo de asesorar sobre la eliminación de residuos y documentar científicamente los procesos, incluido el tratamiento del lodo». «La experiencia de trabajar con las administraciones y empresas de gestión de residuos ha dado lugar a nuevas colaboraciones durante la limpieza de escombros años después de la tragedia», subraya.
De los parecidos entre ambos episodios, junto a la mutua propensión a sufrir calamidades similares, nace una reflexión de fondo: los dos territorios están condenados a ser escenario de tragedias de esta índole, que serán más recurrentes por los efectos del cambio climático. Un fenómeno que explica la dana valenciana y la riada alemana y que juzga «muy probable que se vuelva a repetir «en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo». Conviene por lo tanto prepararse. ¿Cómo? Por ejemplo, teniendo presente cómo en Renania-Palatinado «los fondos destinados a la protección contra las inundaciones se canalizaron posteriormente hacia el desarrollo de la región». Y sin olvidar que luego de las inundaciones alemanas «quedó claro que es necesario realizar una mayor labor educativa para explicar qué hacen exactamente los servicios de emergencia en una catástrofe». Antes, durante y después.
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