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El asesinato de sus padres y hermano por prohibirle los videojuegos durante un fin de semana en Elche ha desatado de nuevo la polémica sobre las adicciones tecnológicas. Se trata de un fenómeno especialmente preocupante entre los más jóvenes pero que es cada ... vez más frecuente. De hecho, las atenciones en Proyecto Hombre por esta causa prácticamente se han duplicado en el último año.
Los expertos advierten que el fenómeno cada vez va a más. Pero ¿cuáles son las soluciones? ¿Se pueden prevenir? Los psicólogos dan respuesta a este y a otros interrogantes.
Prohibir sirve de muy poco. Así lo asegura Ángel Turbi, doctor en Psicología y profesor de la Universidad Católica de Valencia (UCV). Turbi señala que la prohibición por la mera prohibición no es muy útil y más si estamos hablando de las nuevas tecnologías que cualquier joven las tiene a mano y, además, no tienen porqué ser negativas. «Están ahí y se utilizan también para otras cosas», recalca y añade que hay que tender a enseñar a «controlar el uso».
Las tecnologías están ahí y se van a quedar. Internet es una herramienta que se puede utilizar para muchas cosas buenas. «El propio adolescente la pueda utilizar para estudiar», destaca Carmen Tomás, psicóloga y directora del Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas.
En esta línea, Carmen Tomás resalta que Internet es una puerta que se abre a otras adicciones como el juego online y la pornografía.
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El adolescente lo quiere todo de forma inmediata «por lo que hay que trabajar la frustración, ese deseo que tiene a que todo se haga ya», opina Turbi que indica que el adolescente «no entiende la espera» por lo que habría que enseñarle que no todas las cosas se tienen de forma inmediata. En este sentido, señaló la posibilidad que tienen de ver toda una temporada de una serie en sólo una noche o con el móvil acceder a Instagram y ver todas las actualizaciones al instante o esperan que a un mensaje sea contestado enseguida.
Una de las terapias que se aconsejan es la de que el joven haga deporte con amigos. En el fondo de esta recomendación, tal y como señala Turbi, es que el adolescente tenga una amplia vida social y física, que no todo se reduzca a un mundo virtual, que disponga de otras ocupaciones. «Familias y profesores deben velar porque haga deporte, salga con amigos...», destaca. En este sentido, el psicólogo insiste en que se encuentre un «equilibrio».
Para Turbi uno de los elementos básicos es que los padres recuperen la autoridad que han perdido. Por todo ello aboga por «poner límites» a los jóvenes del tipo de que en determinadas zonas de la casa no se utiliza Internet o el móvil. Es muy importante también que sean conscientes de que va a haber conflictos y hay que aprender a manejarlos. El psicólogo consideró que en el ámbito familiar se pueden producir muchas situaciones críticas por el uso de las nuevas tecnologías por lo que, en este sentido, el profesor de la Universidad Católica consideró que el apoyo a las familias es fundamental y estas deben esforzarse en reeducar a los niños.
«Muchas veces llegamos tarde. Es muy complicado actuar a determinadas edades por lo que hay que empezar desde la infancia», añade Ángel Turbi. Considera que las familias desde muy pequeños enseñan a los hijos a comportarse en la vida física. Por ello se muestra partidario de actuar de la misma manera en la 'vida virtual'. «Hay que enseñar qué se puede hacer desde que tienen uso de razón, cómo comportarse con el móvil, el ordenador o la tablet», añade.
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El psicólogo insiste en que ya desde muy niños habría que enseñar cómo comportarse ante las TIC, en su uso responsable. «¿Cómo se puede enseñar a alguien a los 11 años de edad. Hay que empezar mucho antes para no llegar tarde», apunta Ángel Turbi.
Otro de los hábitos que hay que inculcar entre los más jóvenes es el del aprovechamiento del tiempo. Turbi destaca que lo más importante es la detección precoz de estos comportamientos. Apunta que existen señales que pueden levantar la alarma y decir que algo está ocurriendo. Anima, en esta línea, a que profesores y familias actúen concertadamente.
El profesor de la Universidad Católica animó a no dramatizar cuando se descubre que algún hijo padece una de estas adicciones tecnológicas. «Se cura. No se pueden sacar las cosas de quicio», alega Turbi. Para que el tratamiento sea más eficaz y rápido el psicólogo apuesta por una detección temprana de la patología para ponerle tratamiento en el tiempo más breve posible. «Lo ideal es llegar a la detección precoz», señala por lo que considera muy importante formar a profesores y familias para que sepan identificar las señales que puede estar lanzando el menor.
Uno de los problemas del adolescente o joven inmerso en una adicción a las TIC es que confunde el mundo real con el virtual por lo que es muy importante formarle para que sepa distinguir ambas realidades. Una de las tareas de las familias es hacer ver desde muy jóvenes cuáles son las diferencias y deben formarlo para que sepa interactuar en ellos.
«Hay que estar atentos a las señales que llaman la atención», opina Turbi. El profesor de la Católica anima en esta línea a educar al adolescente para «intentar que haya un equilibrio». Así, el psicólogo considera que es muy importante la flexibilidad y enseñar al joven a que realice actividades equilibradas.
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