Pablo Alcaraz
Valencia
Martes, 20 de agosto 2024, 00:45
La odisea en la que se vieron inmersos decenas de viajeros valencianos para regresar a la Comunitat desde Funchal, la capital de la isla portuguesa de Madeira, levantó la desesperación de los afectados. Tras quedarse sin posibilidad de alojamiento durante dos días, los pasajeros ... quedaron atrapados en un aeropuerto sin aire acondicionado y con temperaturas que dejaban una sensación térmica cercana a los 37 grados que no hicieron más que agravar el tormento.
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Víctor Cuéllar fue a Madeira junto a su pareja, su hija y su yerno a disfrutar de una semana de vacaciones por el cumpleaños de su mujer. Su vuelo procedente de Madrid aterrizó en Funchal el pasado día 8 de agosto y tenían estipulado regresar el pasado viernes 16. Sin embargo, las inclemencias meteorológicas registradas en la isla portuguesa generaron un auténtico caos en el tráfico aéreo en el que, en un primer instante, los vuelos con destino Valencia no se iban a poder realizar como mínimo hasta los próximos días 26 o 28 de agosto, según la primera versión aportada por Iberia.
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Durante el incidente remitió un comunicado dirigido a los afectados en el que alegaba que dadas las condiciones «desfavorables» no existía la posibilidad de programar un vuelo adicional para que los valencianos atrapados pudieran regresar a Valencia o al resto de destinos Europa y de España. «La disponibilidad de plazas, tanto en vuelos alternativos como en alojamientos, sigue siendo inexistente, lo que nos limita a la hora de poder darles la solución que nos gustaría», concluía el comunicado de la operadora. «La información de los motivos de las cancelaciones a través de las diferentes compañías aéreas fue nefasta, nula y tardía», define Víctor que lamenta la ausencia de puntos de atención al cliente por parte de Iberia en el aeropuerto de Funchal.
Las consecuencias de los retrasos de los aviones dejaron estampas de auténtico desamparo, con gente durmiendo por el suelo durante varios días en colchoneta incluidos bebés, niños y personas mayores. «Hemos viajado mucho y nunca habíamos visto algo así», asevera este afectado.
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A las 18:40, de la tarde del viernes los valencianos se enteraron de que su vuelo se había cancelado junto a otra decena de viajes ya eliminados entre esa jornada y el jueves. Pasadas las 21:00 de la noche tuvieron que recoger las maletas y buscarse un alojamiento llamando al dueño de la vivienda que habían alquilado para su estancia. «Estuvimos dos días deambulando por Madeira y pendientes del móvil a todas horas», relata Víctor antes de exponer que estuvieron buscando todas las combinaciones para llegar a Valencia ya fuera de manera directa o a través de escalas en otros países, «pero estaba todo vendido».
Ya en la tarde del domingo, a prisas y carreras y con la incertidumbre sobrevolando sus cabezas, se presentaron en el aeropuerto tras el anuncio de Iberia de que se iba a habilitar un vuelo directo hacia Madrid. Una vez allí, el grupo de valencianos que se disponía a volver tuvo que enfrentarse al último ejercicio de resistencia y es que el personal de la aerolínea estaba haciendo el 'check-in' a mano: «Se perdían entre 15 y 20 minutos por persona porque, por culpa de la cancelación, se habían borrado los datos de los pasajeros», lamenta Víctor que enuncia que su vuelo tenía que haber salido a las 19:40 y terminó despegando a las 21:25 de la noche. «Ya nos daba igual a qué hora salir, sólo queríamos llegar a nuestro destino», sentencia.
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