
«No dejaré de luchar por mi pequeño tesoro»
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Pablo tenía 4 años cuando dos jóvenes temerarios lo arrollaron en Valencia. Dos décadas después, su madre lucha por la seguridad vialJ. A. MARRAHÍ
Jueves, 14 de octubre 2021, 00:10
El 27 de octubre se cumplen dos décadas de un día negro para la ciudad de Valencia. Dos jóvenes temerarios arrebataron la vida de un niño, el pequeño Pablo, de sólo 4 años, arrollado cuando caminaba por Archiduque Carlos de la mano de su padre. Hoy su madre, Ana Novella, sigue luchando para que historias como la suya no se repitan. Para que otros hogares no se inunden de dolor. Al frente de la asociación Stop Accidentes, conoce mejor que nadie lo mucho que está en juego cuando hablamos de seguridad vial.
Aquel pequeño, como cada día, vuelve hoy a la memoria de su madre. «Era un niño feliz, muy dulce a la par que con carácter, con muchas ganas de ir al 'cole de mayores' con su hermano». La lista de amigos y amigas invitados a su cumpleaños se quedó pegada en la nevera. Quedaban alrededor de dos semanas para que Pablo sumara uno más, 5 años.
Y sobrevino la fatalidad. Un crimen vial. El día que nunca olvida Novella. «Era un sábado por la mañana. Mi marido y mis dos hijos, Jorge y Pablo, se fueron a dar un paseo y a comprarse unas 'chuches'». Pero en ese momento también habían salido a dar una vuelta con el coche dos amigos, Iván y Jorge, de 17 y 18 años.
«El padre de Jorge le había comprado un coche para cuando tuviera el permiso de conducir, que se lo estaba sacando», resalta la madre de la víctima. Pero «le cogieron las llaves, se subieron al vehículo y estuvieron dando vueltas de forma temeraria toda la mañana».
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Según el atestado policial, conducía el menor, Iván, aunque su colega tampoco tenía el permiso de conducir. Iban a más de 95 km/h, «saltándose semáforos en rojo, adelantando a los coches parados...». Y sucedió lo que jamás debía haber ocurrido. «Perdieron el control y se subieron a la acera donde estaban mi marido y mis dos hijos esperando para cruzar y subir a casa».
El esposo de Novella «oyó un chirriar de ruedas y pudo dar un empujón a Jorge, lanzándolo unos metros». A Pablo llegó a cogerle la mano, «pero el coche se lo arrebató. Lo dejó empotrado dentro del escaparate de una inmobiliaria». El coche continuó por inercia y arrancó un árbol de cuajo. «A Pablo lo mató en el acto».
Dos de la tarde. Suena el timbre en la casa de Ana. Ella espera reunirse con los suyos para comer y esta es la escena con la que se topa: «Entró mi hijo mayor, Jorge». El niño de 9 años «se tiró al suelo y se golpeaba la cabeza». Gritaba. «¡han matado a mi hermano!». Al principio la madre no se lo creía. «Intenté calmarle y bajamos a la calle». Marea de policías, bomberos, ambulancias... El tráfico, paralizado. Un coche empotrado en un árbol.
La madre intentó acercarse hacia el turismo, preguntando constantemente por su hijo. Pero se lo impedían. «Se cruzaba un bombero, un policía me preguntaba algo, un médico me ponía una pastilla en la boca...». Su marido estaba tendido en el suelo, tapado con una manta térmica, en estado de shock. No podía articular palabra.
Dos médicos se acercaron y le indicaron el camino hasta una ambulancia. «Cuando entré y vi la camilla vacía, me derrumbé. Mi hijo mayor tenía razón. A su hermano lo habían matado. Aun así, lo pregunté y me lo confirmaron». La madre sintió «un profundo dolor en el vientre, un desgarro interno que no puedo explicar. Parecía que me estuviesen arrancando las entrañas».
Novella y su familia se asomaron a las fauces de la pena más profunda. «No sabes de dónde sacas las fuerzas. Sabes que debes continuar, que te deben ayudar», reflexiona. Desde entonces ha volcado toda su energía en que el hermano de Pablo salga adelante. «Ha costado, pero se ha conseguido. Jorge tiene hoy 29 años y ha terminado su carrera. Su hermano siempre estará dentro, pero ha podido continuar con su vida», hace balance.
Pero aquella madre dio un paso más. Se puso al volante de Stop Accidentes. «Tuve sentimientos muy negativos. Rabia, odio, incluso ganas de matar...». Pero los recondujo por la senda positiva, «intentando hacer algo para que, a ser posible, nadie más pasara por lo que mi familia y yo pasamos». La entidad llevaba dos años funcionando antes de su entrada, en 2002. Ese mismo año fue nombrada delegada en la Comunitat. Más tarde, presidenta nacional. «Y no dejaré de luchar por mi pequeño tesoro». Todo por Pablo.
Un mundo en el que las temeridades no cesan necesita a mujeres como Novella. La base para acabar con los asesinos viales, resume, «es la educación, pero durante todo el ciclo escolar. Crecer con el respeto y civismo que se necesita para conducir un vehículo que, mal usado, es un arma de matar».
Pero falta que las penas para los infractores «sean al alza, no a la baja». Según Novella, «por desgracia es muy barato matar con un vehículo en nuestro país». Urge, entre otras cosas, juzgados especializados en violencia vial. Su mensaje a jueces y legisladores es claro: «Cuando alguien mata al saltarse un semáforo o un stop, al ir bebido o drogado, no comete un accidente. Un accidente es algo casual y fortuito y eso no lo es». La madre de Pablo lo sabe mejor que nadie.
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
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