Han pasado casi dos décadas desde que el Gobierno de Rodríguez Zapatero lanzó en 2004 el Programa Agua con el objetivo de asegurar recursos hídricos al sureste español tras la derogación del trasvase del Ebro. Han pasado casi 20 años y el volumen de producción de las cinco desaladoras incluidas en este proyecto trabajan únicamente al 54% de su capacidad total y en algunos casos no llegan al 2%.
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Además, la construcción de estas plantas ha supuesto una inversión que ha rondado los 500 millones de euros pese a la infrautilización en la que se encuentran. El principal problema para su baja producción en estos momentos es que no disponen de clientes.
El agua desalada no es la que prefieren los agricultores. Por un lado, se encuentra su alto precio pese a estar subvencionada frente a los recursos que provienen de otras fuentes. Por otra parte, la alta presencia de algunos minerales hace que estos recursos sean poco apropiados para regar los cultivos. Así, José Antonio Andújar, vicepresidente de los regantes valencianos, destaca que el boro perjudica a las plantaciones.
La desalinizadora de Torrevieja es la que más agua produce en la Comunitat. El año 2022, según datos de la Dirección General de Agua de la Conselleria de Transición Ecológica, la planta generó 63,9 hectómetros cuando su capacidad es de 80, casi al 80% del total. De esta cantidad, 55,4 hectómetros se destinaron a cubrir la demanda agrícola y 8,5 al abastecimiento urbano. Esta infraestructura es la más cara de las cinco y precisó de una inversión cercana a los 300 millones de euros y se encuentra funcionando desde 2015.
Pero la situación en las otras cuatro plantas construidas es muy diferente. Es el caso de la desalinizadora ubicada en la localidad castellonense de Moncófar que, según las mismas fuentes, el año pasado generó 0,2 hectómetros cúbicos cuando está pensada para que produzca 10,5 hectómetros (ampliables a 21). De esta forma, sólo está funcionando al 1,9% de su capacidad desde que comenzó a funcionar en 2019. Toda el agua que se está produciendo se destina a completar el abastecimiento urbano. La construcción de esta infraestructura supuso una inversión global de 55 millones de euros.
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El alcalde de esta localidad, Wenceslao Alós, ha señalado la necesidad de seguir buscando posibles consumidores. Ahora se ha conseguido de la Confederación Hidrográfica del Júcar una concesión de cuatro años de 1,4 millones de metros cúbicos para abastecer a una empresa cerámica que se ha ubicado en el polígono industrial. De esta forma, la producción de la desaladora superará el 10% de su capacidad.
En este sentido, el primer edil de Moncófar ha destacado la necesidad de que la planta se conecte con otros municipios de la zona para que puedan ser consumidores de los recursos generados por la desaladora. Pero los costes, según Alós, tendrán que ser asumidos por el Estado para que el precio del agua sea asequible.
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La otra planta ubicada en la provincia de Castellón, la levantada en Oropesa, sólo generó en 2022 4,6 hectómetros cúbicos mientras que su capacidad total es de 21,5. Así, sólo está produciendo al 21% de lo que es capaz. También se puso en marcha en 2019 después de una inversión global de 55 millones.
Estas dos plantas fueron concebidas con el objetivo de abastecer el desarrollo de varias urbanizaciones en el entorno de estos dos municipios castellonenses. Pero la crisis de 2008 se llevó por delante estos proyectos y en la actualidad se está buscando clientes que consuman el agua que generan.
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En la provincia de Alicante se encuentra la desaladora de Mutxamel. Esta planta tampoco se encuentra trabajando al ritmo para la que fue construida. En 2022 produjo siete hectómetros cúbicos sobre una capacidad total de 18 de forma que se encuentra al 38,8% de su capacidad. La inversión para ponerla en marcha alcanzó los 90 millones de euros y está en funcionamiento desde 2015 aunque en 2017 y 2018 su producción fue nula.
La quinta planta incluida en el Programa Agua es la de Sagunto que el año pasado generó 0,1 hectómetros cúbicos sobre una capacidad total de ocho tras una inversión de 37 millones. Esta infraestructura fue concebida para dar servicio a una ampliación del parque industrial de Sagunto que al final no se llegó a ejecutar. Durante la pasada legislatura el equipo de Gobierno del ayuntamiento de la población intentó negociar con Acuamed, la empresa pública promotora de la infraestructura, el destino de los recursos generados. La instalación de la planta de baterías de Volkswagen, por otro lado, ha tenido muy en cuenta esta infraestructura a la hora de elegir su ubicación.
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