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Francesc Torralba, catedrático de Filosofía de la Universitat Ramon Llull. Mireia Torralba

Francesc Torralba, filósofo y teólogo

«El desarrollo espiritual de los niños es la gran asignatura pendiente»

El catedrático considera capital la formación integral de la persona para prevenir «el tedio existencial», que puede llevar a «formas de autodestrucción»

Joaquín Batista

Valencia

Lunes, 5 de junio 2023, 01:49

Francesc Torralba (Barcelona, 1967) es uno de los filósofos más prolíficos de este país. Su pensamiento se orienta hacia la antropología filosófica y la ética, ... y ejerce como catedrático en la Universitat Ramon Llull. Además de la docencia y el deporte, sus otras pasiones son la escritura -es autor de un centenar de libros y de más de 1.800 artículos- y la divulgación. El próximo miércoles participará en el II Foro de Educación José María Salaverri, organizado por el colegio Nuestra Señora del Pilar y LAS PROVINCIAS en la Fundación Bancaja. Hablará de la importancia de desarrollar la dimensión espiritual entre los niños, clave para una formación integral, y también de educación.

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-¿Qué es el desarrollo espiritual de la persona?

-Todo ser humano tiene una dimensión espiritual, arraigada a nuestro ser. Así lo reconoce la Declaración Universal de los Derechos del Niño de 1989. El desarrollo espiritual tiene como objetivo que esta faceta alcance su plena madurez y eso requiere de tiempo, dedicación y paciencia. Cuando hablamos de educación integral, hablamos de desarrollar las cuatro dimensiones de la persona: la corporal, la psíquica (mental y emocional), la social y la espiritual. Una educación reduccionista solo contempla un aspecto del ser humano que, finalmente, se hipertrofia, mientras se atrofian otras áreas.

-¿Y qué está haciendo nuestra sociedad para educar el desarrollo espiritual de los niños?

-El mapa es plural, pero es la gran asignatura pendiente. Por lo general se parte de un esquema antropológico tridimensional (bio-psico-social) y se ignora la dimensión espiritual, ya sea por prejuicios ideológicos o por ignorancia. Si la ONU reconoce que es una potencia inherente a la persona, es indispensable que los Estados que reconocen la Declaración se comprometan activamente a desarrollar de un modo equilibrado, plural y armónico la dimensión espiritual.

-También insiste en el concepto de inteligencia espiritual como antídoto a la paradoja tan habitual en la sociedad: tenerlo casi todo no evita sentirse vacío.

-El vacío existencial es el gran desafío. No es un reto nuevo. La inteligencia espiritual es la inteligencia humana por excelencia. Nos capacita para interrogarnos por el sentido de nuestras decisiones, de nuestras acciones. Para valorar nuestra forma de vivir en clave retrospectiva y tomar distancia de nuestro ser y obrar. Gracias a ella el ser humano es capaz de autoconciencia, de interiorizar y de autodeterminarse. En definitiva, de vivir con autenticidad y libertad, de hacer de su vida una obra de arte.

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-En cuanto al desarrollo espiritual de la persona, ¿ha habido retrocesos en los últimos años?

-Lo espiritual es un ámbito de gran complejidad conceptual. Nos referimos a una dimensión de la persona intangible pero real. El ser humano, porque trasciende la mera animalidad y las posibilidades del artefacto técnico, tiene necesidades de índole espiritual que debe poder encauzar de un modo racional en su desarrollo vital. Cuando esta dimensión queda atrofiada o simplemente ignorada, irrumpe el vacío, el cansancio vital, el tedio existencial que puede derivar en formas de autodestrucción. El gran problema es, además, cómo medir el desarrollo espiritual de una persona. Disponemos de marcos para evaluar el desarrollo físico, cognitivo o emocional, pero carecemos de los necesarios para explorar el estado del desarrollo espiritual de un ser humano. Esto requiere investigación y superación de prejuicios y de tópicos.

-¿Qué propone para cultivarlo?

-Debemos aprender de los países donde se contempla activamente en el ámbito escolar, y entender que el desarrollo espiritual constituye un derecho más allá del sistema de creencias y valores de los padres y del sistema educativo hegemónico en un país. Para alcanzar este desarrollo es fundamental familiarizar al educando con el silencio y la soledad, con la práctica de la interiorización y los textos de las tradiciones espirituales de la humanidad. En un sistema cultural como el nuestro se requiere de personas con fortaleza interior, capaces de tomar distancia del chorro de estímulos audiovisuales que les satura y pensar por sí mismos y enfrentarse a las múltiples contrariedades que conlleva el mero hecho de existir.

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-¿Qué diferencia la espiritualidad de la religiosidad?

-La fe es un don, una expresión de la libertad humana, la respuesta a una llamada. La espiritualidad es una dimensión inherente al ser humano que puede ser estimulada, desarrollada y educada. El hecho religioso conlleva un sistema de creencias y de prácticas que varía según el contexto cultural y el momento histórico. La dimensión espiritual es un rasgo inherente que también se expresa de múltiples modos.

-¿Qué es la educación para Francesc Torralba?

-Formar integralmente a la persona, desarrollar sus potencias inherentes, ayudar a devenir lo que está llamada a ser.

-¿Educa la escuela, la familia o lo hacen la escuela y la familia?

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-Educa toda la comunidad, pero de un modo asimétrico. El principal actor deber ser la familia, pero requiere de la ayuda de la escuela en esta ardua tarea.

-Hay corrientes que apuestan por sacar de la escuela la asignatura de Religión. ¿Qué opina?

-El conocimiento de la tradición cristiana me parece indispensable para poder interpretar correctamente cualquier expresión de la cultura occidental. Desahuciarla solo contribuirá a acrecentar el analfabetismo simbólico.

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-Atendiendo a su perfil académico, ¿qué le dice la pérdida de peso de las carreras de Humanidades o sus contenidos en los currículos escolares?

-Lo constatamos muy habitualmente. Necesitamos redescubrir el potencial de las Humanidades en ámbitos como la empresa, el mundo clínico y social. Si no somos capaces de traducir de un modo práctico estos saberes, va a ser muy difícil que subsistan en la universidad.

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