Secciones
Servicios
Destacamos
Miles de familias valencianas se han enfrentado en los últimos días a los boletines de notas de la Lomloe, la ley Celaá, plagados de expresiones nuevas. Muchas, además, complejas. Como que su hijo es capaz de participar «en un proceso creativo colaborativo con actitud ... inclusiva» (Plástica), de emplear «estrategias de gestión emocional» en la resolución de conflictos (Valores Cívicos y Éticos), que destaca en su «conocimiento corporal, percepción espacial, estructura corporal y movilidad articular» (Educación Física), que comprende las «relaciones sistémicas entre las acciones humanas y el entorno» o que «identifica los diferentes mecanismos de formación de palabras» (Lengua Castellana).
Son ejemplos extraídos de los diferentes boletines recopilados por LAS PROVINCIAS para analizar, en la práctica, cómo se ha plasmado el cambio de paradigma que supone la evaluación del alumnado conforme a la nueva ley, que se centra en valorar la adquisición de competencias, en cómo utilizan y aplican los conocimientos que se trabajan en las asignaturas.
No han faltado descriptores (destaca; grado alto, medio o bajo de adquisición; conseguido o en proceso; siempre o a veces), acrónimos (CE, CCL o CP), niveles de objetivo (A, B, C o D) o conceptos técnicos, como las competencias específicas, las que se consiguen con cada asignatura. Sin olvidar comentarios para valorar comportamientos o talentos, que es el apartado más sencillo de interpretar. En realidad ya no son tanto boletines de notas sino informes de evaluación cualitativa en los que la calificación tradicional, del Insuficiente al Sobresaliente, queda en un segundo plano, cuando no desaparece directamente, como sucede en Primaria.
¿A quién afecta? A todos los alumnos que estudian en un curso impar de Primaria (1º, 3º y 5º), la ESO (1º y 3º) y Bachillerato (1º). Los que están en los niveles pares han recibido el modelo clásico, en el que cada asignatura se acompaña de una calificación con expresión numérica. Por ejemplo: Notable (8). Esta dualidad se debe al avance progresivo de la Ley Celaá, y sólo se dará durante este curso. En el 2023-2024 el nuevo sistema será para todos.
Primaria. El boletín de notas al final de cada trimestre desaparece y se sustituye por un informe de evaluación cualitativa en la que se destacan los aprendizajes alcanzados y las dificultades superadas, los talentos del alumno, su actitud ante el aprendizaje y las medidas de mejora propuestas. Sólo en la evaluación final se acompañará de las notas por materia, aunque sin expresión numérica (entre el Insuficiente y el Sobresaliente).
ESO. El informe de evaluación se realiza en los mismos términos que en Primaria, tras cada evaluación, con la salvedad de que sí se acompaña de la calificación. Eso sí, sin expresión numérica. El Sobresaliente es tanto un nueve como un diez.
Bachillerato. Es la única etapa donde se mantiene la nota de cada asignatura, aunque trimestralmente también se recibe el informe cualitativo. La explicación es sencilla: el promedio de la etapa cuenta para el acceso a los estudios superiores.
La principal conclusión es que cuesta encontrar dos modelos iguales. Ni siquiera entre los centros públicos, donde los documentos se han generado a través del programa informático Ítaca. Los concertados, que suelen recurrir a plataformas propias, también son diversos. En resumen, los hay que se extienden hasta seis páginas, otros se concentran en unos pocos párrafos generales sin diferenciación entre materias e incluso hay algún caso en el que se analiza el avance en las destrezas básicas, las que se deben adquirir al final de la etapa educativa correspondiente y no tanto en un nivel concreto.
Noticia Relacionada
En cuanto al motivo de tanta variabilidad de informes, desde la Conselleria de Educación explican que no existe un modelo base o plantilla a disposición de los docentes, más allá de los anexos que aparecen en los decretos de organización y currículum, que son los que se han trasladado al citado programa, permitiendo, a nivel básico, rellenar cajas de texto vinculadas a cada asignatura.
Y respecto a cómo proceder, los profesionales han tenido que interpretar la normativa vigente, que fija las competencias específicas de cada materia como pilar central de la evaluación. Lógicamente las trabajadas en el trimestre. Por ejemplo, la iniciación al cálculo sencillo, los primeros números o la comprensión y producción de textos, a las que se llega mediante los saberes básicos trabajados, los contenidos, que también se cuelan en varios de los boletines.
284.000
Exactamente la normativa insiste en «reflejar los resultados obtenidos en el proceso de aprendizaje del alumno, los aspectos personales y evolutivos que se consideren oportunos» y en mencionar «las medidas y apoyos de atención educativa que se hayan adoptado o previsto» así como «la conveniencia de su continuidad». Todo ello con una redacción que incida en «sus progresos, esfuerzos, dificultades superadas y talentos», así como en «explicitar aspectos en los que continuar trabajando».
En cualquier caso las mismas fuentes matizan que se han ofrecido seminarios y cursos de formación relacionados con la evaluación de la Lomloe en los que se daban claves sobre cómo trasladar lo abstracto de la norma a los informes. Según varios de los centros consultados, la práctica habitual ha sido elaborar plantillas, adaptadas a cada nivel, con una serie de descriptores y frases preestablecidas que cada docente ha utilizado en base a lo conseguido (o no) por el alumno.
El gráfico que acompaña estas líneas compara el modelo tradicional con el nuevo, simulado a partir de algunos de los documentos recopilados. Por ejemplo en un instituto de La Ribera se hablaba del progreso en las competencias de cada materia -«lento, con avances y adecuado»- y de los respectivos resultados de aprendizaje -entre «nada satisfactorios y muy satisfactorios», de la implicación en clase y en las tareas, de la capacidad de trabajar en equipo o de las medidas propuestas, incluyendo además referencias a las dificultades detectadas.
En un colegio concertado de Valencia se ha optado por mensajes más personalizados para sus alumnos de Primaria a la hora de valorar cada asignatura. La descripción es menos farragosa que la enumeración de competencias, incidiendo en los contenidos trabajados y los logros, y en alguna casilla se incluyen expresiones motivadoras como «gran trabajo», «confío en ti» o «tú puedes».
Sin salir de Valencia se pueden encontrar informes, en este caso de la ESO, que llegan a las ocho páginas y que enumeran tanto destrezas específicas como contenidos básicos abordados en cada materia, así como su grado de consecución: en proceso, alcanzado o destaca.
Noticia Relacionada
El modelo basado en calificar las competencias que se persiguen en cada materia es el más extendido, también en Primaria, donde hay centros que han optado por incluir el acrónimo que las define en la normativa (CE1, CE2, CE8...). «Trabaja con alegría» se puede leer en las notas recibidas por una familia de la capital (3º de Primaria), que además ha sido informada de las destrezas abordadas en el trimestre, mientras que otra de l'Horta Sud (3º de Primaria también) ha tenido un resumen que enfatiza la actitud y predisposición de su hija en cada materia, destacando logros y dificultades, además de un resumen esquemático sobre «contenidos (saberes), competencias (saber hacer) y valores (saber ser)».
El ejemplo que más se escapa de la línea habitual lo encontramos en un colegio concertado del área metropolitana, que ha optado por citar las competencias clave de Primaria y su grado de adquisición adaptado al nivel educativo: progreso significativo, adecuado, con dificultades o el aprendizaje se encuentra en una estado inicial.
Otra conclusión del análisis es que la idea del decreto sobre la redacción de los informes, el destacar lo positivo, los progresos, los esfuerzos y los talentos, se ha llevado a rajatabla, pues no aparecen frases que puedan considerarse desmotivadoras o con una connotación negativa.
Por último, ha habido centros que han optado evaluar de manera cualitativa también en los cursos pares y no sólo a los impares, yendo más allá de lo que exige el calendario de aplicación de la Lomloe. Y también los hay que han preferido mantener la calificación en Primaria, del Insuficiente al Sobresaliente pero sin expresión numérica, al tratarse de un «formato más reconocible para las familias» y a «título orientativo», según se recoge en dos circulares informativas a las que ha accedido LAS PROVINCIAS.
El objetivo, prosiguen fuentes de un centro que también ha optado por esta estrategia, es ayudar a interpretar la valoración cualitativa, por ejemplo «por si desde casa se quiere tomar alguna medida de refuerzo». Pues no es lo mismo decir que el niño tiene un grado bajo en competencias de lectura o escritura a ver que su desempeño se califica con un Suficiente o un Insuficiente. Desde la conselleria señalan que el decreto no impide seguir utilizando la calificación cuantitativa sin números, sólo exige que se facilite el informe cualitativo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.