El descontrol de las peluquerías de bajo coste

¿Cómo es posible que en una barbería te cueste cinco euros y en la de al lado tres veces más? Esta es una pregunta que se hace también Francisco Fortea, presidente del Gremio de Peluqueros de Valencia. Y es que en los últimos años se ha producido un estallido de los establecimientos que se conocen como de 'bajo coste' que prácticamente ha revolucionado el sector.

Fortea se mostró molesto con el estudio de los dermatólogos sobre la tiña y calificó de llamativo que sólo 107 casos, los identificados por los médicos, sobre una población de más de 40 millones de habitantes de España «es una cifra irrelevante». Defendió que los profesionales cuidan al máximo la higiene pero reconoció que puede haber algún caso de «pseudoprofesionales o de economía sumergida» que puede no estar poniendo todas las medidas sanitarias que se tienen que aplicar.

Por ello recordó que el sector en numerosas ocasiones ha pedido que se regularice la profesión con una enseñanza reglada exigiendo una formación mínima y que se establezcan unas medidas sanitarias para garantizar unas condiciones de higiene.

En este sentido, el profesional explica que un espray desinfectante le cuesta ocho euros y dura unos quince días. «Lo tengo que repercutir en el precio», explicó. En una 'low cost' probablemente «utilicen uno más barato, de peor calidad, sino no se entiende». O en el caso de las maquinillas. «Yo tengo más de dos equipos para que dé tiempo a que se esterilice entre cliente y cliente», apuntó el peluquero.

También pasa en el caso de los tintes. «Un bote me cuesta cinco o seis euros porque tiene un mínimo de calidad, pero hay algunos que cuestan un euro», explicó. De esta forma, por un corte de pelo y un tinte cobra 20 euros mientras que en una 'low cost' el precio cae hasta los 5 ó 6 euros.

Así, mientras un establecimiento tradicional levanta la persiana de lunes a sábado por la mañana, las de bajo coste tienen un horario continuado y las hay que abren hasta los domingos. Cobran cinco o seis euros por un corte de pelo frente a los 12-15 que oscila el precio en un establecimiento tradicional.

En este sentido, Fortea se mostró partidario de establecer controles en el acceso a la profesión. «Ojalá hubiera un protocolo sanitario y una regularización para poder establecerse», señaló el presidente del Gremio de Peluqueros que añadió que en varias ocasiones lo han solicitado a la Administración sin que hayan tenido éxito hasta el momento. «Ahora cualquiera puede abrir una peluquería si está al corriente los impuestos», concretó Francisco Fortea.

Esta es una de las demandas del sector. Tanto la regularización de la enseñanza como la existencia de protocolos sanitarios y de esta forma considera que se evitaría la proliferación de tantos locales y se controlaría que hubiera unos estándares mínimos. Otra de las demandas es la creación de un distintivo que identificara a los establecimientos que cumplen unas medidas de formación y sanitarias.

«Actuamos con unos consejos generales del Ministerio de Sanidad», detalló Fortea. Estos se limitan a fijar que se utilicen al máximo material desechable y a que desinfecten los instrumentos de trabajo. «Hace un tiempo tuve una inspección de Sanidad y pregunté qué tenía que hacer con las cuchillas utilizadas. No me respondieron. Yo las pongo en un bote y luego las llevo al ecoparque», detalló el peluquero.

Fortea no quiso criminalizar a las peluquerías de bajo coste pero señaló que había datos extraños que no le cuadraban. Por una parte, indicó que un profesional no puede atender a más de quince profesionales al día «porque no hay tiempo material» y matizó que «si le cobras cinco euros los números no salen, no se puede mantener un negocio como Dios manda y yo afortunadamente tengo mucho trabajo». Y es que hay que pagar el alquiler del local, la luz, el agua y contar con un equipo mínimo y los productos de estética.

En este sentido, señaló que hay un antes y un después de 2012, cuando se subió el IVA de estos locales. «Muchos establecimientos tradicionales no lo pudieron soportar y tuvieron que cerrar», detalló. Desde ese momento aumentaron los fenómenos relacionados con la economía sumergida que aún perdura. Se extendió la práctica de ir a cortar el pelo por las casas algo que antes nadie hacía y que sigue siendo frecuente en la actualidad «y no hay control sobre lo que se cobra». Fortea también advirtió de la existencia de negocios que pudieran estar relacionados con el blanqueo de capitales.

Por su parte, Antonio Sahuquillo, de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV), señaló que el mayor riesgo para contraer la tiña en el caso de las peluquerías se relaciona con el uso de las maquinillas. «Con las tijeras es más difícil porque el contacto con el cuero cabelludo es menor», explicó Sahuquillo. El portavoz de la entidad señaló que la aparición de esta dolencia se relaciones con la falta de higiene y recordó que se transmite por contactos directos o con algún objeto.

La Alianza Empresarial de la Imagen Personal, formada por varias entidades a nivel nacional, han mandado un mensaje de tranquilidad hacia los clientes de los salones de peluquería, estética y barbería de España, como consecuencia del brote de tiña que se ha registrado en los últimos días.

Así, han comentado que sólo se han detectado 107 casos durante este periodo en los que se han producido un mínimo de 270 millones de servicios de peluquería, lo que supone una incidencia del 0,0000004 por ciento. «La idea de que el brote tiña pueda vincularse a determinados salones de peluquería es una de las hipótesis que manejan los dermatólogos y que se centra en un determinado perfil de peluquería y de estilo de corte de pelo mayoritariamente demandado por chicos adolescentes y vinculado a las modas juveniles de un determinado estilo musical y que realizan un rasurado del cuello muy específico», han dicho.

La Alianza destaca que «no existe ninguna responsabilidad ni relación causal directa. Como tampoco la tienen específicamente las barberías ni las peluquerías en general. No se puede culpar ni estigmatizar a una parte del sector, a los profesionales de las barberías y ni mucho menos, culpabilizar a todo un gremio. Estos aspectos sanitarios no tienen nada que ver con el tique medio o precios de cada salón sino con las costumbres y hábitos de higiene de cada profesional o particular», señalan.

Recuerdan que la reciente pandemia obligó a muchos profesionales a revisar sus protocolos de higiene, establecidos y desarrollados hace décadas en diversas normativas, por lo que estamos convencidos que, en la mayoría de los establecimientos, se llevan a cabo las medidas y cuidados adecuados.

Desde el sector rechazaron también que el degradado tuviera algo que ver con el contagio de esta enfermedad. ya que el uso de la maquinilla «se aplica a multitud de cortes de tendencia de actualidad y estilos y, de hecho, hoy en día no sólo en hombres sino también en mujeres».