El río Palancia negro por las cenizas. Damián Torres

Más desierto en la Comunitat

El río Palancia baja negro al arrastrar las cenizas del incendio de Bejís

Juan Sanchis

Valencia

Lunes, 26 de septiembre 2022, 01:40

El día 13 de agosto fue el más cálido del verano en la Comunitat Valenciana, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). El observatorio de Alicante, con 42ºC, registró la temperatura más elevada de ese día y que fue la más alta en ... la localidad al menos en los últimos 125 años.

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Es sólo una muestra de lo que ha sido este verano, el más cálido en la Comunitat desde que hay registros con una temperatura media de 25,3 grados, 2,3º sobre el promedio y 0,3º respecto al de 2003, considerado como uno de los más cálidos en los últimos 500 años.

Y es sólo un anticipo de lo que se nos viene encima en los próximos meses. La previsión es que el otoño, en España y en el resto de Europa, sea más cálido de lo habitual. Este avance tiene aún más verosimilitud en el caso de la vertiente mediterránea mientras que la tendencia de las precipitaciones es que se muevan en los registros habituales para estas fechas.

Estas condiciones no hacen más que favorecer la tendencia hacia la desertificación que aparece en las dos últimas décadas en la vertiente mediterránea. Durante este periodo se ha incrementado la aridez en buena parte del centro-este de la Península (Madrid, Castilla-La Mancha y centro de la Comunitat Valenciana), en Extremadura y zonas montañosas de Andalucía, según el borrador de la Estrategia de Lucha contra la Desertificación realizado por el Ministerio de Transición Ecológica.

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En este documento también se señala que la aridez afecta, aunque de forma más dispersa y menor intensidad, a Orense, Navarra, centro y oeste de Aragón, Pirineo Oriental, Murcia y Alicante y sur de Almería.

Las proyecciones apuntan, además, a que habrá una creciente aridez como consecuencia del aumento de las temperaturas y de la evapotranspiración así como de la previsible reducción de las precipitaciones.

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Según un estudio de Aemet, los climas áridos aumentan en España. La aridez avanza a un ritmo de 1.500 kilómetros anuales, tal y como se recoge en el informe 'Evolución de los climas de Köppen en España en el periodo 1951-2020'. Es decir que cada cinco años una extensión equivalente a la de la provincia de Málaga adquiere un clima árido.

Artemi Cerdá, catedrático de Geografía de la Universitat de València, señala que la aridez se incrementa con las mayores temperatura ya que provoca una mayor evapotranspiración de las plantas. «Si tenemos temperaturas más altas, habrá más zonas áridas», explica el investigador.

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Actuaciones de la administración en defensa del suelo

La administración tendría que arbitrar medidas en defensa del suelo. Así lo demandan los alcaldes afectados por los incendios pero también los expertos que reclaman actuaciones para mitigar el deterioro. De todas formas también está en manos de cualquier ciudadano colaborar en esta tarea. Así se recomienda el cuidado del medio ambiente evitando el deterioro de los recursos bióticos con el fin de no producir erosión. También se puede hacer buen uso del agua en el hogar. Si se acude a la montaña habría que utilizar las sendas y rutas existentes sin crear otras nuevasa.

Remarca que en la Comunitat Valenciana la atmósfera «se lleva más agua de la que aporta» pero la vegetación está adaptada a este comportamiento. Ahora bien, advirtió de que si el sistema se hace más árido se producirán cambios en la vegetación «y eso es dramático porque esta no cambia tan fácilmente».

El catedrático de la UV destaca que con el cambio climático se espera una mayor sequedad y temperaturas más altas. Por otro lado, se refiere a que nos acercamos a un escenario en el que los incendios forestales serán más frecuentes por el cambio climático y por una masa forestal en crecimiento y sin gestión.

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La aridez del clima aumentará como consecuencia del incremento de las temperaturas

Para Cerdá uno de los factores que ha influido en la desertificación es la expansión de la urbanización.

En la misma línea se pronuncia Francisco Pardo, ingeniero de Montes y profesor de la Universidad CEU-Cardenal Herrera. «La desertificación en la Comunitat Valencia se debe principalmente a un clima semiárido dominante con intensa sequía estacional», apunta.

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Pardo se ha referido también a las grandes precipitaciones concentradas en poco tiempo. Además, indicó que la Comunitat Valenciana tiene «un relieve abrupto y fácilmente erosionable». Añade que pueden influir factores antrópicos como el aumento de las zonas residenciales y la deforestación, entre otros.

También ha destacado que estos factores permiten el proceso de deterioro del suelo debido a distintos procesos de degradación como los erosivos, la pérdida de materia orgánica, la destrucción de la estructura o la salinización.

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El profesor de la Cardenal Herrera señala que la Comunitat Valenciana presenta valores de riesgo de desertificación entre altos y muy altos y añade que la región será especialmente sensible a cambios climáticos y por tanto al incremento de la aridificación.

Por su lado, Sara Ibáñez, profesora de la Escuela de Ingeniería Agronómica de la Universitat Politècnica de Valencia, ha resaltado que las lluvias torrenciales que se están produciendo suponen un riesgo elevado para este proceso.

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Este factor, la torrencialidad de las lluvias, aumenta el riesgo ya que la cantidad de agua no pueda ser absorbida por el suelo y así se pierde, genera escorrentías y arrastra el suelo contribuyendo a la desertificación del entorno.

El cambio climático también afecta a la degradación de la costa

Otro de los grandes problemas a los que se enfrenta la Comunitat Valenciana es a la degradación de las zonas costeras. Playas sin arena, casas donde rompen las olas, regeneraciones que apenas duran unos meses. Estas situaciones son cada vez más frecuentes en muchos puntos del litoral y año tras año se van recrudeciendo.

Cada vez que se produce un temporal las playas y zonas costeras se ven sometidas a un proceso de degradación que e concreta en la pérdida de arena de muchas playas, en la destrucción de los paseos marítimos. El aumento del caudal de ríos y barrancos suele acabar con tramos de costa llenos de cañas y restos vegetales que son arrastrados hasta el mar.

El caso de la playa de la Goleta en Tavernes de la Valldigna es emblemático porque cada vez que se registra un temporal pierde parte de su arena. En El Perelló la situación es más grave ya que las borrascas suelen afectar también al paseo marítimo.

Las playas de Valencia se encuentran en franca regresión. El efecto de los temporales, sobre todo otoñales, entre los años 2015 y 2020 ha provocado un retroceso de la línea de playa de hasta 10 metros, mucho más acusado al sur del puerto, y la pérdida de 427.500 metros cúbicos de arena durante ese periodo. También el litoral de Castellón se ve afectado por estos temporales mientras espera que se ejecuten las inversiones previstas que incluye la construcción de espigones para frenar la fuerza del oleaje marino.

Todo esto lo ejemplifica el río Palancia que estos días baja negro al arrastrar tras las recientes lluvias las cenizas acumuladas en el suelo de las 20.000 hectáreas afectadas por el incendio de Bejís.

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En este sentido, la alcaldesa de Bejís, María Josefa Madrid, ha señalado que hasta que no se reúna la mesa postincendio, que tendrá lugar el próximo miércoles, no se pueden tomar más medidas que las extraordinarias. «Entonces los técnicos nos tendrán que decir que es lo que tenemos que hacer», puntualiza Madrid.

Por su lado, la alcaldesa de Vall d'Ebo, Leonor Jiménez, destaca que el próximo 6 de octubre van a tener una reunión en Alcoy y allí van a pedir varias intervenciones. Por un lado, van a reclamar que se arreglen los márgenes de piedra de los caminos para impedir la erosión y que se arrastre la tierra. Otra de las medidas es la limpieza de los bancales para evitar que haya maleza que facilite la expansión del fuego. También ha reclamado ayudas para ejecutar el plan de prevención de incendios recientemente aprobado. «El ayuntamiento no tiene fondos», afirma la primera edil.

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Precisamente la asociación ecologista Greenpeace ha alertado del riesgo de contaminación por las lluvias en las zonas afectadas por los incendios de este verano. Ha señalado que hay que evitar lo que ha definido como «chapapote de monte». Además, entre sus propuestas se encuentran levantar pequeños diques, hacer construcciones provisionales, sacar la madera quemada y dar tiempo a los ecosistemas para su recuperación.

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