La plaza de Brujas de Valencia sufre desperfectos menos de un año después de su estreno

Al saltar dejan unos agujeros de los tornillos con las que estaban sujetos al suelo. El problema es que estos resaltes pueden causar problemas a los viandantes, especialmente a las personas mayores. Es lo que ocurrió hace apenas una semana cuando un anciano salía de comprar del Mercado Central.

«Tropezó y estuvo a punto de caer. Tuvo que acudir el guardia de seguridad que quitó las piezas sueltas para evitar otro incidente parecido». asegura María Ángeles, la propietaria de un puesto de verduras en el mercado central.

En este sentido, Marcos, que trabaja en un puesto de carne de la misma entidad, ha advertido del riesgo que supone para los mayores que estas placas continúen sueltas. «Son un peligro para los ancianos que se pueden enganchar y caer».

No son los únicos desperfectos. También hay otros. Los maceteros están sucios y hay varios grafitis. Las papeleras se encuentran ya manchadas y con rallas. Los muros de la bajada al parking están ya cubiertos de dibujos.

Juan, de un puesto de verduras también en el Mercado Central, se muestra muy crítico con la actuación que se ha hecho. «Por lo menos podrían habernos consultado», asegura. «Lo que está sólo sirve para que los que quieran se vayan de borrachera. Es un ejemplo de lo que está mal hecho», afirma Juan.

También sostiene que «no tienen sentido actuaciones como esta. Es poner cemento. ¿Para qué nos han puesto una plaza de hormigón delante de la puerta? ¿Para esto todo el lío que se ha montado? ¿Valía la pena hacerlo tan mal?», se pregunta este vendedor del Mercado Central. «No creo que los vecinos estén muy contentos con las pérgolas y las placas solares», puntualiza. Critica que los maceteros tengan muy poca profundidad. «Si llega un día con aire fuerte las plantas van a salir volando», ha recalcado.

María Ángeles, la propietaria de un puesto de frutas y verduras del mismo mercado, ha criticado que «estas obras nos han costado dinero de nuestro bolsillo» en referencia al tiempo de duración de los trabajos que han dificultado el acceso a las instalaciones con la consiguiente merma de clientes. Y siguen costándole, según señala, porque ahora no pueden acercarse los coches de los clientes como hacían antes. «Podías salir y llevarle la mercancía. Ahora es imposible. La Policía Local está continuamente pendiente de si se acercan vehículos», apunta.

Por otro lado, ha destacado que no han recibido ninguna ayuda y «yo como todos los días de este puesto». También ha criticado que únicamente hay tres paradas de autobús y «el metro todavía no se ha puesto en marcha». Ha lamentado esta ausencia porque era una forma de conectar el Mercado Central con localidades del entorno y dar vida a las instalaciones.

Para Pilar, de la ferretería situada enfrente del Mercado Central, la plaza «ha quedado muy bien». «Ha costado, pero ahora está bien», destaca y señala que no se ha fijado en que haya desperfectos. De la misma opinión es Antonio, un jubilado que habitualmente pasa parte de la mañana en este espacio. «Está muy bien pero la obra me parece que ha sido muy exagerada. Como el dinero no es suyo», ha resaltado.

Las obras se inauguraron el pasado mes de mayo cuando faltaban unos remates de última hora. La actuación afectó a tres monumentos declarados bien de interés cultural: la Lonja, la iglesia de los Santos Juanes y el Mercado Central. Ha tenido un presupuesto de seis millones de euros y ha permitido la recuperación de un espacio de 20.000 metros cuadrados.

Los trabajos se prolongaron durante más de un año. Especialmente polémicas han sido la instalación de dos pérgolas con placas solares por el posible el impacto visual que generarán las pérgolas sobre dos edificios Bien de Interés Cultural y protegidos como son el Mercado Central y la Iglesia de los Santos Juanes.

En este sentido, el jurado que eligió el proyecto ganador para remodelar la plaza de las Brujas ya puso reparos a la colocación de pérgolas con una plantación de 480 metros cuadrados de placas solares.

De hecho una serie de arquitectos han indicado en que había otras opciones para dar sombra a la plaza sin que con ello se ocasionara un impacto visual y estético.