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Juan Antonio Marrahí y BELÉN HERNÁNDEZ
Valencia
Domingo, 1 de mayo 2022, 00:54
Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que pueda hacerse discriminación por razón de sexo».
Es la teoría plasmada en la Constitución Española. Pero la realidad deja en la Comunitat cifras que merece recordar en este 1 de mayo, día internacional de los trabajadores. Pues ni todos los que lo desean pueden trabajar ni algunos de los que trabajan lo hacen en las condiciones de dignidad o estabilidad que marca la Carta Magna.
El día de los trabajadores llega en un panorama de crisis encadenadas y aumento del coste de la vida. Un escenario en el que contar con un empleo digno es, quizá, más necesario que nunca.
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Según los últimos indicadores de la Encuesta de Población Activa, la Comunitat cuenta con una población activa de 2,4 millones de personas, pero los ocupados son 2,1 millones. Nuestra región presenta una tasa de actividad del 58%, una tasa de empleo del 50% y una tasa de paro del 13%.
Somos una de las pocas autonomías de España que ha mantenido una buena tendencia en el mercado laboral pese a los grandes obstáculos: guerra de Ucrania, huelga de transportistas, ascenso de precios… El paro ha bajado en 37.900 personas en el primer trimestre. Pero la foto fija sigue siendo preocupante: una bolsa de casi 318.000 desempleados. Baja el paro un 10% en nuestro territorio, mientras crece un 2% en España.
Pero no todos tienen la tranquilidad del contrato indefinido. Entre los 1,8 millones de valencianos ocupados y asalariados había casi medio millón con contrato temporal. Es decir, la temporalidad afecta aproximadamente a uno de cada cuatro valencianos que trabaja por cuenta ajena. Si comparamos con el primer trimestre del año pasado, los contratos cortos crecen en la Comunitat el doble que los indefinidos.
El paro afecta especialmente a las mujeres. Hay en la región 166.200 desempleadas frente a los 151.600 hombres que han perdido su trabajo. Y otro dato preocupante: 103.000 hogares de la Comunitat tienen a todos sus miembros activos en paro.
¿Qué sucede con la juventud? Un 13% de la población parada tiene entre 16 y 24 años. El paro juvenil afecta casi por igual a ambos sexos, con una bolsa de más de 41.000 desempleados antes de los 25.Los inactivos son aquellos que, pese a tener edad de trabajar, están fuera del mercado laboral. Ni ocupados ni parados. En la Comunitat hay 1,7 millones de personas sin actividad.
Concebida como ausencia de trabajo remunerado, la inactividad afecta especialmente a las mujeres. Hay un millón en esta condición en la Comunitat Valenciana frente a los 700.000 hombres. Y el desequilibrio entre sexos se acentúa especialmente a partir de los 45 años, edad en la que las mujeres prácticamente triplican a los hombres.
La brecha de género también se aprecia en el análisis de la población ocupada. De hecho, el número de mujeres valencianas con empleo sólo supera al de los hombres en la juventud: 62.000 frente a 55.000 entre los 16 y 24 años. A partir de ahí, comienza un creciente desfase en detrimento de las mujeres, lo que sigue revelando las dificultades sociales y económicas con las que se topan para crecer manteniendo un trabajo remunerado.
Angus Sánchez, | Con empleos temporales
«Mi salario nunca es suficiente como para llegar a final de mes», se lamenta Angus Sánchez. La mujer, de 45 años, ha pasado por 14 empresas a lo largo de los 29 años que lleva trabajando en diferentes fábricas de producción en cadena del sector de la alimentación. «No hay ninguna empresa que pague más de 1.000 euros», describe. La mayor parte del tiempo, ha funcionado con contratos temporales. «En este campo todos los días entran caras nuevas. Hay mucha rotación de personal y es imposible quedarse fijo», asegura. Con tres hijos a su cargo, ha sufrido mucho en su infancia precisamente por la inestabilidad que conllevan los contratos temporales. Lo resume de este modo: «Esto es pasar por un estrés constante. Así no puedes ser feliz. No ves nada más que problemas». En su mente siempre hay preguntas grabadas: «¿Y ahora qué haré? ¿Y si me quedo parada? ¿Qué hago?». Con salarios bajos, se mantiene gracias a sus hijos.
Julia Martínez | Víctima de abuso laboral
Julia Martínez es divorciada y madre de dos hijos. Tiene 44 años y busca empleo tras un pasado de «zancadillas» laborales. Trabajó mucho tiempo como dependienta, pero cuando tuvo hijos su vida laboral se truncó. «Mi madre enfermó y me quedé sin apoyo para seguir todo el día, como me exigían». Cambió a una empresa de limpieza. «No nos pagaban lo que tocaba y encima sufrí un despido improcedente». Las mujeres «no debemos soportar injusticias».
Jordi Rodríguez | Contrato recién finalizado
Nada más licenciarse en Enfermería por la Universidad de Valencia, Jordi Rodríguez empezó su trayectoria profesional con el estallido del coronavirus. «Han sido dos años muy duros en los que he visto morir a mucha gente». Trabajando en la UCI desde verano de 2019 en diversos hospitales y con contratos temporales, Jordi se quedó ayer sin empleo tras la finalización de su contrato como refuerzo sanitario ante el Covid. «Ahora a firmar el cese y a la cola del paro», relataba el viernes resignado.
No logra borrar de su mente a todas las personas que atendió durante la parte más crítica de la pandemia. En particular, las palabras de un hombre al que iban a intubar: «Tenéis que salvarme. Mi hija se va a casar». A partir de ahora «nos llamarán por orden de puntuación en la bolsa sin importar donde hayamos trabajado. Como en la charcutería», se lamenta.
Maria Martí | Licenciada en busca de empleo
«Tengo experiencia de dos años en redacción y locución de radio. Hice mi propio programa para la UPV. No pedía empleo con las manos vacías. Con una carrera universitaria acabada y con experiencia de dos años en el medio. Y no sirvió para nada». María Martí se licenció en Comunicación Audiovisual por la Universidad Politécnica de Valencia en 2021. Desde entonces, «he enviado ya 17currículums a diferentes empresas del sector y no he recibido respuesta de ninguna». Medio centenar son las candidaturas que ha mandado a ofertas en redes sociales para buscar empleo. Pero María no se da por vencida ante un buzón de correo vacío. Mediante plataformas como Ivoox o Spotify da a conocer su propio podcast 'Me estás escuchando' para dar voz a artistas emergentes del panorama nacional, confiando en que este proyecto sea su inversión de futuro. En sus creaciones trata de devolver a las mujeres al foco de la atención musical.
Eva Malavia | Desempleo de larga duración
Eva Malavia confía en salir pronto del agujero del desempleo con el auxilio de Cruz Roja y su plan de inserción laboral. El próximo 6 de mayo termina sus prácticas y se certifica para asumir cualquier puesto en el cuidado de personas dependientes. Nació en Cuenca hace 42 años, viven en Mislata y se formó como educadora infantil.
«Recuerdo con cariño mi primer empleo, con 23 años, como vigilante en rutas de autobús escolar». Pero la salida de su profesión no fructiferó. «Hice muchas entrevistas pero siempre pedían experiencia y las prácticas no se consideraban como tal. ¿Si no te dan la primera oportunidad cómo vas a tener experiencia?». Acabó trabajando siete años en un almacén de hosteleria hasta 2012. «A partir de esa fecha, empleos cortos y mal pagados» en limpieza, cuidando niños... «Tenía que aceptarlo por necesidad». Hoy depende del auxilio familiar. «Tanto buscar empleo sin éxito al final te anula la autoestima».
Josep Peris | Parado de larga duración
Josep tiene 58 años. Separado y padre de dos hijos, debutó en el mercado laboral como administrativo en una imprenta con 22 años. Pero la depresión y la pandemia se cruzaron en su camino. Lleva desempleado desde 2019 mientras intenta salir del atolladero con el apoyo de Cáritas. «Con un subsidio de 463 euros no vas a ninguna parte. Salgo poco, mido todo gasto al milímetro y he tenido que volver a vivir con mi madre», describe el hombre.
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Iker Cortés | Madrid
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Patricia Cabezuelo | Valencia
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