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La historia de la Albufera es una historia de luces y sombras. Por desgracia, las sombras en los últimos años brillan más que las luces. Basta ver el incumplimiento del compromiso del Gobierno de llevar 20 hectómetros cúbicos de agua al año. Sólo ... han llegado dos.
Es sólo un dato pero que permite hacerse una idea de la escasa preocupación que el parque ha generado entre las administraciones durante los últimos tiempos. En estos el olvido ha sido la nota predominante. Ha habido muchas promesas de inversiones pero la realidad es que el dinero continúa sin llegar y las carencias del parque son cada vez más evidentes.
La Albufera presenta una serie de retos que tiene que afrontar para su supervivencia. La situación es grave para la mayoría de expertos aunque hay algunos que consideran que poco se puede hacer ya para salvarlo. En cualquier caso, todos coinciden en señalar que las acciones tienen que ser inmediatas si se quiere tener alguna oportunidad.
LAS PROVINCIAS ha seleccionado una decena. Pueden ser más o menos pero el conjunto evidencia las carencias que presenta el parque y demuestra que las administraciones tienen que tomar cartas en el asunto a la mayor brevedad posible. La Albufera lo necesita.
Es el principal problema que afecta al parque de forma que si llegara suficiente en calidad y cantidad muchos otros desaparecerían. Esta misma semana el Gobierno valenciano ha denunciado que de los 20 hectómetros públicos que tiene que enviar la Confederación al lago según el plan hidrológico, sólo se han contabilizado dos. Regantes, agricultores, ecologistas, investigadores coinciden en señalar que la Albufera necesita una aportación mayor de agua de calidad. La renovación de las aguas es fundamental y este invierno, ante la escasez de lluvias por la sequía, no se ha podido realizar porque los niveles han bajado peligrosamente.
Es otro de los grandes problemas a los que se enfrenta la Albufera. Siguen entrando prácticamente sin control. Al encontrarse con un entorno urbanizado, el parque acaba recibiendo residuos industriales y urbanos. Con los años se han construido depuradoras en los municipios ribereños que han conseguido disminuir en algo los aportes más llamativos. Pero el riesgo continúa. Además, es preciso construir algunas infraestructuras que todavía siguen pendientes.
Las inversiones pendientes son numerosas. Una de ellas es el colector oeste, una infraestructura diseñada para recoger los vertidos y aguas sucias de los municipios al oeste del parque. Con el paso de los años se ha quedado colapsado. Su ampliación está prevista desde hace años pero el Gobierno no ha realizado la inversión. También está prevista la construcción de una nueva depuradora que sustituya a la programada en Alcàsser.
Se trata de unas infraestructuras cuyas obras empezaron hace catorce años y estaban diseñadas para contener vertidos y aguas sucias de los parques industriales al oeste del paraje protegido. Las obras acumulan nuevos retrasos y no estarán terminadas hasta final de año.
La Conselleria de Medio Ambiente está redactando el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) y el Plan Rector de Usos y Gestión (PRUG) del parque. Del primero empezó la revisión la pasada legislatura y puede estar listo en los próximos meses. El PRUG fue anulado en parte por el Tribunal Supremo en 2012. Desde entonces está pendiente de someterse a revisión. El departamento de Salomé Pradas se ha comprometido a acabarlo en esta legislatura.
El problema de la quema de los restos de la cosecha del arroz se presenta todos los años y supone un reto para los agricultores que tienen que deshacerse de estos residuos. La administración está buscando un procedimiento que atienda a las necesidades de los cultivadores y los de los conservacionistas y vecinos de la zona que rechazan esta práctica y abogan por su recogida.
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Esta actuación en el lago es otra sombra. La propuesta de una actuación generalizada está en cuestión, pero en muchas acequias y canales la profundidad del agua es cada vez menor por la falta de limpieza. El Ayuntamiento está ahora dragando parte de la Sequiota y Carrera de la Reina pero hay muchas otras acequias donde es necesario actuar.
La Albufera está rodeada por un entorno urbano que amenaza al parque por el incremento de vertidos y la proximidad de infraestructuras de alto impacto. El parque tiene que sobrevivir rodeado de municipios con los retos que conlleva.
Los agricultores recuerdan que sin el cultivo del arroz la Albufera no habría sobrevivido. Pero estos productores se encuentran con más problemas para continuar con esta práctica. Las exigencias son cada vez mayores y los arroceros ven cada vez más difícil continuar con su labor.
La gran cantidad de materia orgánica en las aguas propicia en ocasiones episodios de anoxia por la que el agua se queda sin el suficiente oxígeno y provoca la mortandad de peces y también afecta a las aves. El riesgo se incrementa cuando la paja del arroz no se recoge y los restos se hunden en el agua.
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