El difícil trance de volar del nido

Jóvenes valencianos relatan las dificultades para independizarse | Las dificultades para irse de casa están presentes en toda España pero tienen particularidades en la Comunitat Valenciana

Domingo, 23 de febrero 2020, 00:01

Emanciparse, independizarse o irse de casa son conceptos que cada día están más lejos de las expectativas de la juventud valenciana. En un contexto generalizado de inestabilidad laboral, salarios bajos y precios de alquiler en constante aumento en las principales ciudades, el objetivo de emprender un proyecto de vida propio y volar del nido se convierte en toda una odisea que pocos se atreven a realizar.

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Así lo constata el último informe del Consell de la Juventut presentado hace unos días, que evidencia que un 80% de los menores de 30 años no puede independizarse aunque quiera. Una situación que como apunta Pilar Blasco, presidenta del Consell de la Juventut, es generalizada en toda España pero que en la Comunitat tiene características especialmente lesivas como el hecho de que los jóvenes cobren de media 830 euros al mes, una cifra inferior a la media nacional (que está alrededor de 930) y que la tasa de situación de pobreza sea mayor.

Este caldo de cultivo crea una dependencia casi absoluta de los padres hasta edades muy avanzadas y obliga a que los pocos que pueden irse de casa tengan que recurrir a fórmulas como compartir piso. Para los jóvenes, hacer planes a largo plazo parece imposible y vivir el día a día ya es una aventura arriesgada. De hecho, durante la realización de este reportaje se tuvo que anular a última hora una entrevista a un joven que tuvo que aceptar una oferta de sustitución de una sola jornada para que no le quitaran puntos en la bolsa de trabajo. Todo un ejemplo de la inestabilidad que vive un sector de la población que comienza a comprobar que lo más seguro es que vaya a vivir peor que sus padres, que su carrera universitaria no le va a asegurar nada y que, si quiere unas mejores expectativas, deberá abandonar el país.

Paula Muñoz.

Paula Muñoz. Ingeniera de diseño industrial

«No puedo dedicar la mitad del sueldo al alquiler»

Compaginar los estudios con el trabajo para tratar de labrarse un futuro mejor. Paula Muñoz hace verdaderos malabares día a día para poder con todo ya que alterna su trabajo en un pequeño estudio de diseño con el máster en artes gráficas de la Universitat Politècnica de València (UPV). «¿Emanciparme? Ojalá, pero a medio o largo plazo ya que con mi situación actual no puedo dedicar la mitad de mi sueldo al alquiler de una vivienda en la ciudad».

Esta graduada en diseño industrial de 22 años considera que su mejor opción es quedarse en casa. «Ahora, mi objetivo es estar con mis padres para poder ahorrar ya que necesitaría un buen colchón para empezar a independizarme». Pese a todo, apunta que no es la que peor lo tiene en su entorno ya que la mayor parte de sus amigos de clase aunque han terminado la carrera no han encontrado ningún trabajo y, por ello, la mayoría ha optado por continuar sus estudios al inscribirse en un máster. Ella hizo un buen trabajo durante las prácticas universitarias y pudo quedarse en la empresa con un contrato de formación. Paula era consciente de que compaginar estudio y trabajo era algo muy difícil y, por ello, se matriculó solo de medio curso del máster para poder con todo.

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José Manuel Gómez.

José Manuel Gómez. Opositor

«Dependo de mis padres para sacarme la plaza de funcionario»

José Manuel Gómez se graduó en derecho hace dos años y medio. Como muchos jóvenes, al terminar la carrera dudó sobre su futuro pero decidió optar a una oposición. En su opinión, la mejor garantía par tener estabilidad en el futuro.

Pese a que en un primer momento apostó a judicatura, en la actualidad su objetivo es lograr una plaza como jurista de instituciones penitenciarias. Un puesto que calcula que podrá tener en uno o dos años aunque, hasta entonces, tiene una dependencia absoluta de sus padres y, por tanto, no se plantea independizarse. A sus 24 años, Josema asegura que todos los opositores «dependen de su familia» porque si quieren lograr una plaza en unos pocos años «están volcados en el estudio» y sin posibilidad de tener un trabajo estable.

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Los pocos ingresos que ha obtenido en los últimos años han sido gracias a trabajos puntuales que realiza como monitor pero deja claro que ese dinero era para sus gastos y que hubiera sido imposible independizarse. Respecto a su entorno, Josema remarca que conoce a pocos que se planteen irse de casa porque ni tan siquiera sus «amigos más privilegiados que cobran unos 1.200 euros» quieren embarcarse en una aventura así sin haber ahorrado.

Fernando Escolano

Fernando Escolano. Ingeniero químico

«He conseguido independizarme pero tengo que compartir piso»

Fernando Escolano es la excepción que confirma la regla. Forma parte ese 20% de afortunados que ha conseguido independizarse antes de los 30 años. Eso sí, lo ha logrado hace apenas dos semanas y gracias a la fórmula de compartir piso.

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Fernando, ingeniero químico de 27 años, ha dado este paso después de meses de dudas y tras haber conseguido su primer contrato indefinido en Aguas de Valencia. Este ingeniero relata que el proceso de búsqueda de piso no ha sido fácil y que ha estado casi un año valorando si apostaba por comprar o alquilar. Esta última fórmula admite que en Valencia es cara y que, en muchas ocasiones, «tienes que optar por pisos viejos o mal conservados». Fernando cree que su generación lo tiene más difícil que la de sus padres ya que el aumento del precio de la vida y de los pisos no ha ido acompañado de un aumento de los sueldos en general en el mismo ritmo.

Pablo Alonso y María Goizueta.

Pablo Alonso, economista y María Goizueta, estudiante de Psicología

«En Francia es más fácil irse de casa. Aquí ni lo planteamos»

Pablo Alonso y María Goizueta son pareja pero ni tan siquiera se plantean la posibilidad de independizarse en el corto plazo. Pablo ha tenido suerte ya que a sus 24 años ya cuenta con cierta estabilidad laboral al estar contratado en el departamento financiero de una empresa valenciana pero cree que aún pasará un tiempo hasta que dé el paso.

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Este graduado en económicas con máster en sistemas de gestión ha priorizado formarse y comprar un coche para poder desplazarse a su lugar de trabajo. A día de hoy, gran parte de su salario lo invierte en asumir estos gastos y tiene claro que tendrá que esperar. Su primera opción sería independizarse con su pareja pero asume que para ello es imprescindible que los dos trabajen y, en la actualidad, María aún está estudiando el grado de Psicología. Los dos sitúan como la principal dificultad para emanciparse el elevado precio de los pisos de alquiler, que no han dejado de aumentar año tras año en la ciudad de Valencia.

Pablo relata como su hermano, de tan solo un año más, ha logrado independizarse pero gracias a vivir en el extranjero. «Con un trabajo estable en Francia puede permitirse una vivienda ya que los salarios son más elevados» indica Pablo, que apunta que allí se valora más la formación que en España. Además, considera que es necesario un mayor apoyo de la administración para ayudar a los jóvenes en este proceso ya que en estos países se dan más facilidades.

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María, por su parte, reconoce que la mayor parte de su entorno «continúa en casa con sus padres» y los pocos que han conseguido dar este paso siempre comparten piso. «Primero tendría que independizarse mi hermano», admite María, que considera que su familiar, al tener más años, es lógico que emprenda su propio proyecto vital antes que ella.

Laura Velasco.

Laura Velasco. Enfermera

«Sin un contrato más estable es imposible que me emancipe»

Laura Velasco ha vivido veranos en los que no podía irse de vacaciones fuera de Valencia por si le llamaban para cubrir una baja. Si en más de una ocasión decía que no estaba disponible perdía puestos en la bolsa de trabajo y, por tanto, posibilidades de lograr un empleo en el futuro.

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La situación de esta enfermera de 25 años es la que viven muchos jóvenes, que no pueden hacer planes ni tan siquiera a corto plazo porque pueden contactar con ellos en cualquier momento. En el sector sanitario, esta es una situación bastante habitual y evidencia la inestabilidad que les impide emprender su propio proyecto vital.

En la actualidad, Laura cubre una baja en el hospital de Manises de seis meses que le acaban de renovar por otro medio año. «Este es el contrato más largo que he tenido pero sin algo más estable es imposible que me emancipe» afirma Laura, que critica el alto precio de los alquileres y destaca que sus ahorros los invirtió en comprar un coche para ir a trabajar. «Si me quisiera ir sola o con mi novio tendríamos que dedicar medio sueldo y eso no me lo puedo permitir» incide. Su objetivo es encontrar algo más estable, a ser posible un contrato indefinido, para en uno o dos años emanciparse.

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LOS DATOS

  • 80% Es el porcentaje de jóvenes valencianos menores de 30 años que no pueden emanciparse.

  • 830€ Este es el salario medio mensual que perciben los jóvenes valencianos.

  • 28,3% La tasa de paro de este sector de la población en la Comunitat Valenciana.

  • 40% Cuatro de cada diez jóvenes valencianos viven en situación de pobreza.

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