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Quizá usted tenga un trabajo sedentario. De los de pasarse las ocho horas de la jornada delante del ordenador. Entonces probablemente sufra problemas cervicales y ... necesite estirar las piernas de vez en cuando. O puede que su ocupación laboral sea más física y se lesione la espalda. Casi para cada trabajo hay un tipo de enfermedad o dolencia específica relacionada directamente. Un dolor que merma la capacidad de los trabajadores y que en muchas ocasiones les obliga a ir a una mutua para solicitar una baja, que aumenta el coste para las empresas y disminuye la productividad.
Los tipos de lesiones han cambiado con el paso de los años y ahora son mucho más frecuentes los casos de cefaleas e incluso ansiedad que los derivados de sectores más físicos y con peligros alrededor. Tras la celebración el 28 de abril del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo y coincidiendo con el 1 de mayo, día del trabajador, repasamos los casos más frecuentes de dolencias laborales en la Comunitat de la mano de José Ignacio Chirivella, presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina y Seguridad en el Trabajo en la Comunitat.
El experto indica que los casos más numerosos «son musculares, como lumbalgia y las cervicales, y afecta a gente que se pasa el día sentada, que son muchas profesiones», cuenta. Entre las recomendaciones y la prevención que se puede hacer es «conocer los factores de riesgo del puesto de trabajo, intentar eliminar esos riesgos, promover medidas de higiene laboral, como mejorar la postura, hacer ejercicio o mejorar los equipos de trabajo, con sillas ergonómicas», destaca Chirivella. «Las lesiones aumentan los costes para las empresas y disminuyen la productividad, porque con dolor el trabajador rinde menos y además empeora su vida», añade.
Entre los sectores más habituales que acuden a las mutuas con dolores están las profesiones administrativas. «Se pasan mucho tiempo trabajando sentadas. Lo más típico son problemas cervicales y afectación en la muñeca, con el síndrome del túnel carpiano, que surge por teclear todo el día, por una mala disposición frente al ordenador, y provoca un hormigueo de los dedos y la mano. Se trata de personal que usa 8 horas al día los ordenadores», establece el facultativo.
Además, también hay un sector típicamente valenciano, que es el de la pirotecnia. «En este caso sufren de hipoacusia, que es un déficit de sonido al estar mucho tiempo expuesto a sonidos altos», dice. Se trata de un trastorno sensorial que consiste en la incapacidad para escuchar sonidos, y que dificulta el desarrollo del habla, el lenguaje y la comunicación. «Igual que les ocurre a los que trabajan en la construcción de carreteras, y todo aquel que trabaje a un ritmo auditivo mayor de 80 decibelios», explica.
Otros sectores son más físicos, como es el caso de los auxiliares de enfermería y los celadores de los hospitales, que deben trasladar a los pacientes. «Se dedican a movilizar a los enfermos y eso les acaba produciendo problemas de lumbalgia mecánica por sobreesfuerzo, al no poner el cuerpo en la postura correcta», indica. Pese a que hay equipos técnicos como grúas y otros sistemas para ayudar a mover a los pacientes, «hay veces que por falta de personal no pueden ir de dos en dos y cargan demasiado la espalda, y al final les provoca esa lumbalgia, con la que ni siquiera pueden ponerse erguidos», apunta.
Los que se enfrentan a problemas más graves son los que están expuestos a la luz solar todo el día en su empleo. Se trata de trabajadores de la construcción, los que se dedican a la construcción de carreteras, y también los agricultores. «Al darles tanto el sol pueden desarrollar cáncer de piel por los efectos del sol y la luz, ya que se pasan el día entero al sol, lo que da lugar a melanomas», indica el experto.
Y no es la única patología que padecen los agricultores, a los que el uso de pesticidas les puede producir intoxicaciones y afectaciones respiratorias, sobre todo los que se dedican a las naranjas y plantas frutales. «Al usar la mochila con el pulverizador, se tienen que poner en contra de la dirección del viento, pero llega un momento que no lo cumplen y acaban intoxicados, lo que les provoca tos persistente y obstrucción de las vías respiratorias», establece Chirivella.
Y los que también sufren problemas respiratorios por inhalación son los veterinarios, ya que al estar en contacto con los animales en su consulta diaria, pueden desarrollar alguna enfermedad respiratoria por inhalación de virus y bacterias que tengan estos animales a los que están tratando.
En cuanto a los peluqueros, sus lesiones se centran en que al estar tanto tiempo de pie, manipulando el pelo durante horas, tienen problemas cervicales y de muñeca, por las posiciones mantenidas todo el tiempo, con el cuerpo un poco encorvado hacia adelante. «Esto les puede provocar protusiones discales», lo que provoca debilidad o entumecimiento en las piernas o los brazos.
Otro tipo de lesión característica de una profesión concreta afecta a los periodistas, sobre todo de radio y televisión. Se trata de la disfonía de las cuerdas vocales. «Causa problemas en la voz, alteración, lesiones y aparición de pólipos por forzar la voz. Llega un momento que las cuerdas rozan y provocan ese pólipo, que si no se trata puede provocar cáncer de laringe», explica el médico.
También los soldadores son un sector con un tipo de lesión muy concreta. Se trata de la creatitis y úlceras corneales, que provocan la inflamación del ojo. «Es muy típico que de madrugada vienen a Urgencias porque no se han puesto las gafas de protección durante el día, y el reflejo de la soldadura les quema la córnea. Por eso cuando están durmiendo la lágrima no se esparce por el ojo y se nota la quemadura, se despierta por la noche y le quema el ojo», determina Chirivella. «Les produce menos visión, ojo seco, y cuando el párpado roza con la córnea da dolor», apunta.
En los últimos años los casos que más han aumentado «son problemas de migrañas y cefaleas, porque ahora se trabaja más con pantallas de ordenadores, y llegan sobre todo mujeres con muchas migrañas, aparte de enfermedades musculares que cada vez hay más», expone. «Y hay muchos más casos de ansiedad y depresiones por el estrés en el trabajo», añade.
En cambio, en el lado contrario se sitúan los que han disminuido, que son principalmente los problemas respiratorios, de contacto de la piel y físicos. «Se han eliminado elementos como el amianto, que era tóxico, y otros productos químicos están muy controlados y tienen niveles permitidos más bajos que los que habían antes, así que dan menos problemas», indica. Así los obreros de la construcción, el personal de limpieza o las industrias químicas son sectores en los que a día de hoy ya se dan pocos problemas, y ese factor de riesgo tan alto ya casi se ha eliminado o minimizado.
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