Los directores de Secundaria han aportado este miércoles su granito de arena en la lucha contra el acoso escolar a través de la comisión especial de Les Corts encargada de recabar la opinión de expertos y agentes de la comunidad educativa para plantear medidas que sirvan para actualizar los protocolos de detección y sobre todo de prevención.
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Durante la sesión se ha hablado de perfiles de víctimas y agresores, de la importancia de la vigilancia en espacios de riesgo, de la necesidad de más recursos, de ejemplos de éxito, de la preocupación por el aumento de casos de autolesiones y de actitudes que pese a parecer anecdóticas pueden ayudar, como no llevar los teléfonos móviles a los institutos, pues pueden servir de canal de difusión de agresiones y abusos. De hecho, el ciberacoso cada vez tiene una mayor prevalencia entre las diferentes tipologías de hostigamiento que puede sufrir un menor.
En este sentido Antoni González Picornell, presidente de la Asociación de Directivos de Secundaria (ADIES PV), ha recordado que los directores insisten "en que no se lleven móviles al centro, como marca el decreto de convivencia", en referencia a la norma vigente que deja claro que no se pueden utilizar en las instalaciones, salvo para actividades académicas puntuales, lógicamente supervisadas por el docente. "Es cierto que puede ser un instrumento de trabajo, pero no se pueden usar en otros espacios de las instalaciones o llevarlos en la mano", ha señalado.
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González ha insistido en la necesidad de prevenir y de detectar, destacando que las situaciones de acoso suelen suceder "en lugares donde no hay adultos supervisando, como fuera de la escuela, vestíbulos, lavabos, autobuses o extraescolares", y ha reconocido que los recursos humanos "son escasos" para conseguir una vigilancia completa dentro de las instalaciones, además de incidir en la imposibilidad de controlar espacios como los lavabos por cuestiones de privacidad. También ha apostado por contar en los centros con educadores y perfiles profesionales de mediación "que pueden ayudar a modificar la actitud de algunos alumnos".
También ha destacado la importancia de intervenir con la víctima, el agresor y los espectadores, haciendo entender la diferencia "entre ser solidario ante la injusticia y actuar como un chivato (ante el rechazo que genera esta etiqueta) y de enseñar a desarrollar la empatía y a pedir ayuda". Por último, ha mostrado su preocupación por el aumento de casos de autolesiones y tentativas de suicidio entre adolescentes. "Aunque es una parte muy pequeña se han multiplicado por dos o por tres respecto a años anteriores", ha sentenciado.
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Luis Sanchis Ibor, director del IES La Sénia de Paiporta, ha sido el segundo ponente de la sesión y ha desgranado el proyecto 'Pigmalión' que desarrollan desde hace diez años. Consiste en fomentar las relaciones entre los alumnos más pequeños y los más mayores, ejerciendo estos de tutores, de compañeros de confianza. Para ello reciben formación en cuestiones como la mediación o el fomento de la empatía. Todo el proceso está supervisado por los docentes participantes.
Las parejas se reúnen al menos una vez a la semana a la hora del patio, y los recién llegados les cuentan sus experiencias, dudas o inquietudes, mientras que los mayores les echan una mano desde un punto de vista afectivo y emocional. Es un refuerzo positivo basado en la creencia en las capacidades de una persona, que es la premisa básica del efecto pigmalión, muy conocido en el ámbito de la psicopedagogía. También realizan tareas juntos mientras van hablando, como juegos cooperativos, o interactúan cuando se cruzan por las instalaciones o fuera de ellas: un choque de manos, un guiño cómplice o una pregunta sobre cómo va el día.
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"Los objetivos son que el alumnado se implique y aprenda en un entorno de bienestar, la integración de los recién llegados, mejorar el éxito académico y de convivencia, el desarrollo de herramientas de escucha activa y la prevención del acoso", ha resumido. Sanchis ha explicado que la participación es voluntaria y que forman parte del proyecto el 80% de los estudiantes de 1º de la ESO.
"Lo que más miedo da a los alumnos más pequeños son los mayores. Si desde el principio ven que alguien mayor está pendiente, le ayuda y le puede consultar se multiplica la integración", ha destacado el director, que también ha resumido los resultados en que se refuerzan las "redes de afecto". Además ha señalado que esta práctica está avalada científicamente y mejora sensiblemente la convivencia escolar.
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Por último ha sugerido que los centros que quieran impulsar este tipo de iniciativas deberían contar con recursos especiales para poder llevarlas a buen puerto.
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