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Miembros de la Cruz Roja, con un joven durante el pasado fin de semana. CRUZ ROJA

El drama de la inmigración: la Comunitat suma ocho pateras en nueve días

La ruta del Mediterráneo se afianza y los expertos relacionan el reciente incremento con «las buenas condiciones para la navegación y el clima»

Martes, 22 de agosto 2023, 00:46

Desde el sábado 12, la costa alicantina convive con especial intensidad con el drama de la inmigración. Ocho pateras localizadas en apenas nueve días. Un ritmo que refleja la consolidación de la ruta del Mediterráneo, con la llegada de embarcaciones precarias y abarrotadas procedentes ... de Argelia. Xàbia, Vila Joiosa, Altea, Torrevieja, Santa Pola, Benidorm... Son numerosos los municipios donde se han repetido las duras escenas. Casos que llevan a Cruz Roja y a la Administración a ponerse en alerta con tal de acelerar al máximo las labores de intervención y atención.

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Este último fin de semana, el litoral alicantino ha contabilizado tres pateras. La última, en Benidorm y con 15 personas a bordo. «Estamos en los mismos datos del año pasado más o menos. Pero es verdad que ha habido una pequeña ventana que entendemos que tiene que ver con las buenas condiciones para la navegación y el clima, ya que disminuye drásticamente la posibilidad que esta gente tiene de ahogarse o de morirse de frío. Si hay mejor mar y mejor clima, es un momento más óptimo para hacer este tipo de travesías», comenta Andrés Chessa, director de la Unidad de Emergencias de Cruz Roja en la provincia de Alicante. En el Mediterráneo, se dibuja una clara tendencia durante los últimos años.

«Lo que está claro es que se consolida esta ruta hacia Alicante y Baleares. Era una ruta muy puntual, pero desde hace unos años se ha hecho más común. Casi todos los que nos llegan son varones argelinos jóvenes. Sí que ha incrementado el número de mujeres y niños. Algún año ha venido algún etíope, egipcio o marroquí, pero el 98 por ciento de las personas que hemos atendido aquí en todos estos años proceden de Argelia», añade Chessa.

Un niño, atendido en Alicante. CRUZ ROJA

En lo que va de 2023, Cruz Roja ha llevado a cabo 20 intervenciones en Alicante, en las que han atendido a 299 personas: 242 hombres, 21 mujeres, 28 hombres menores y 8 mujeres menores. Además, han realizado 12 traslados a diferentes centros sanitarios. La actuación del pasado jueves en Torrevieja estuvo marcada por la tensión. «La embarcación se hundió y encontraron a los inmigrantes flotando. Había una niña de siete años y una bebé de dos meses. Los hemos podido rescatar, atender y salvar», comenta con satisfacción Chessa, quien analiza la concentración de pateras durante los últimos días: «La gente no es como un árbol que nace y queda ahí plantado. La gente que malvive en algún territorio quiere vivir mejor y se busca la vida para poder hacerlo de cualquier manera. Y me imagino que, si hay una ruta que se complica, pues la gente cogerá otra ruta y seguirá intentándolo. Yo no creo que haya efecto llamada. Nosotros estamos en una Europa donde todavía se tiran muchos alimentos, tenemos aire acondicionado en cada habitación...».

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Cruz Roja se encarga de la atención humanitaria y los primeros cuidados dentro de un dispositivo amplísimo. «Para atender estas urgencias, se necesita mucha gente y de muchos perfiles. Hay gente que está disponible a las cuatro o a las seis de la mañana. Socorristas, logistas, jefes de operaciones, personal sanitario, mediadores, traductores, voluntarios...», destaca Chessa, quien ensalza el trabajo en equipo con Salvamento Marítimo, Guardia Civil, Policía Nacional, Terminal Marítimas del Sureste, Autoridad Portuaria, Policía Portuaria... «Se necesita la coordinación de mucha gente para que por ejemplo esta bebé de dos meses a día de hoy esté con vida. La Comunitat es una comunidad que se coordina muy bien», comenta.

Un bidón de gasolina cortado para mantener a flote a una bebé

El jueves, en Torrevieja, un barco pesquero rescató a varias personas que viajaban en una patera que volcó. Entre ellas, una bebé de dos meses. Los inmigrantes se las ingeniaron para mantener a flote a la pequeña hasta que fueran auxiliados.

«Chalecos llevan a veces, no siempre. Gracias a Dios, dio la casualidad de que en la patera que se hundió todos llevaban chalecos e incluso pudieron mantener a flote a la bebé de dos meses. Como un hecho tristemente anecdótico, para mantener a la bebé a flote, se vieron obligados a cortar un bidón de gasolina. Pusieron a la bebé encima como si fuera una cuna, y la mantuvieron flotanto con los chalecos que llevaban», explica Andrés Chessa, director de la Unidad de Emergencias de Cruz Roja en la provincia de Alicante. Un panorama sobrecogedor. «Esta patera tuvo suerte, pero en otras ocasiones hemos visto que llegan sin chalecos. Los hemos visto embarcar en condiciones durísimas», añade.

El llevado a cabo en Torrevieja fue un rescate intenso por las condiciones de algunas tripulantes. «Por la información que poseo, la bebé continúa ingresada, pero parece que evoluciona favorablemente y está fuera de peligro. Y la mamá y la otra niña de siete años se encuentran bien. La mamá tenía quemaduras de diversa consideración. Hay que recordar que se producen las quemaduras al mezclarse la gasolina de la embarcación con el agua salada. Son quemaduras bastante feas y difíciles de tratar. En el caso de esta mujer, la trasladamos de manera urgente al hospital», añade Chessa.

En líneas generales, los inmigrantes llegan a la costa alicantina «en un estado aceptable de salud» pese a tratarse de una travesía durísima: «Subir a una embarcación de este tipo y estar uno, dos o tres días en el mar es muy duro, muchas veces sin comer ni beber. En noviembre, diciembre, enero y febrero, en ocasiones, llegan hipotensos, hipotérmicos, hipoglucémicos... Pero lo normal es que, con tres o cuatro pasos que tenemos estipulados, los estabilicemos bastante rápido».

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Las embarcaciones son precarias: «En muchas ocasiones vienen con una motorización que ni siquiera está acorde. Es brutal, porque suelen medir cuatro o cinco metros. Y en ese pequeño espacio, a veces vienen 18 personas. Llevan una tripulación sobredimensionada. El barco ya viene casi hundido. Y si a esto le sumamos alguna ráfaga de viento, alguna marejadilla o un poco de mala mar, nos da la dimensión de cómo se juega esta gente la vida. En muchos casos es una lotería».

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