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Imagen panorámica de Benidorm, con un nivel de riesgo sísmico alto de nivel 7,5, con el Hotel Bali al fondo, una de las construcciones con refuerzos. ROBERTO MILÁN
Terremotos en la Comunitat | Así son los edificios 'antiterremoto' en la zona de riesgo de la Comunitat

Así son los edificios 'antiterremoto' en la zona de riesgo de la Comunitat

Uniones reforzadas, pilares más gruesos o una mayor carga de acero, entre las medidas exigidas desde hace dos décadas a las nuevas construcciones del sur de Alicante, epicentro de la amenaza sísmica en la región

Sábado, 11 de febrero 2023, 01:20

El drama del terremoto de Turquía plantea la duda de si el suelo podría temblar bajo la Comunitat con tanta intensidad. La respuesta es que sí. El sur de la provincia de Alicante descansa sobre una zona geológica inestable, con niveles elevados en la intensidad de posibles daños sísmicos y localidades como Torrevieja, Orihuela o Santa Pola entre las más vulnerables.

Según fuentes de la Conselleria de Vivienda y del Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante, es precisamente en el sur de esta provincia donde se concentra el mayor número de edificios 'antiterremoto' de la Comunitat, con los diseños y técnicas arquitectónicas que marca la norma estatal de construcción sismorresistente, en vigor desde 2002. Es ahí, en el Baix Segura y sus proximidades, donde se dispara el valor esencial que acarrea mayores exigencias constructivas frente a los temblores: la aceleración sísmica.

La mala noticia es que quedan muchos edificios antiguos que no resistirían. La Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias ha estimado que casi la mitad de las edificaciones de la 'zona cero' de peligrosidad sísmica valenciana no aguantaría. En concreto un 44%, sufriría daños graves, según la evaluación autonómica.

Ranking del mayor riesgo sísmico

  • 9,5 Benijófar, Rojales, Torrevieja, Los Montesinos, Formentera del Segura.

  • 9 Almoradí, Benejúzar, Bigastro, Callosa de Segura, Catral, Cox, Crevillent, Daya Nueva, Daya Vieja, Dolores, Elche, Guardamar del Segura, Orihuela, Rafal, Redován, San Fulgencio.

  • 8,5 Albatera, Algorfa, Benferri, Cocentaina, Granja de Rocamora, Jacarilla, San Miguel de Salinas, Santa Pola, Pilar de la Horadada, San Isidro, Alberic, Alcàntera del Xúquer, Antella, Aielo de Malferit, Bellús, Beneixida, Benigànim, Canals, Càrcer, Cotes, Gavarda, la Granja de la Costera, Xàtiva, l'Olleria, El Palomar, Rotglà i Corbera, Sant Joanet, Sempere, Vallés, Castelló.

¿Qué diferencia a esas nuevas construcciones reforzadas en las zonas más vulnerables de la región? Aunque la casuística es larga y depende de cada tipo de edificio, lo resumen dos expertos. Jorge López es jefe del departamento de visado, asesoramiento técnico y urbanístico del Colegio de Arquitectos de Alicante: «En esencia, son edificios que concentran una mayor masa más abajo y no en lo alto, si son elevados». En ellos, «los pilares son más gruesos, de mayor dimensión».

A nivel de estructura, tienen «más armadura y kilos de acero en el esqueleto del edificio, un forjado de mayor espesor y empleo de vigas de cuelgue, las que no están enrasadas en el forjado». Al mismo tiempo, conviene evitar pilares cortos en semisótanos, otra de las claves contra los temblores.

Otro gran conocedor de las cautelas constructivas ante terremotos es José Miguel Adam, catedrático y miembro del Instituto de Ciencia y Tecnología del Hormigón (Icitech) de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Para él las claves contra terremotos pasan por «cuidar el detalle, en especial las uniones entre vigas y columnas».

Si el edificio es alto, como ocurre con el Hotel Bali de Benidorm, «que las masas estén lo más centradas posible». Según destaca, «hay herramientas para evitar aquí lo de Turquia y sabemos cómo hacerlo sin que encarezca la construcción, con una apuesta por materiales tradicionales como el hormigón y el acero».

Como detalla López, «todos los proyectos nuevos pasan el filtro de la normativa sismorresistente, que incorpora una serie de cálculos técnicos para según qué zonas y tipos de edificio». Primero se aplican unas operaciones numéricas en atención al riesgo sísmico de cada terreno y a partir de ahí salen los parámetros del edificio, «con una serie de refuerzos que afectan tanto al diseño como a la estructura». Y las máximas exigencias se producen en las construcciones del sur de Alicante.

Sin embargo, dos décadas en vigor es muy poco tiempo en lo que a edificación se refiere. «Por desgracia, gran parte del patrimonio» en los lugares críticos «es de mediados del siglo XX, con muros de mampostería y vigas de madera que no aguantarían». Los terremotos, recuerda, «avisan poco» y esta es la clase de edificios endebles ante la amenaza que causaron los mayores daños en Lorca (Murcia), con nueve muertes y más de 300 personas heridas en el trágico temblor de 2011.

La memoria de las catástrofes valencianas deja fechas como el 21 de marzo de 1829, cuando un gran terremoto en Torrevieja causó cientos de muertos y heridos y destruyó la mayor parte de las viviendas.

El suelo ya nos ha avisado. Y es que la Comunitat espera temblores graves cada 500 años, con un nivel de entre VI y X en la Escala de Intensidad Macrosísmica Europea. Conviene remarcar, para comprenderlo, que a partir de VI ya se producen daños importantes y existen más de 400 municipios de la región por encima de este umbral.

Emergencias ha medido dónde se encuentran los edificios más vulnerables y, por tanto, susceptibles de padecer un mayor daño en caso de terremoto. Un primer punto tranquilizador es que un 58% de las construcciones a nivel regional se salvarían de daños graves ante un terremoto de las escalas esperadas.

Pero la mayor preocupación está en Alicante. Un 44% de los edificios de la zona de mayor peligrosidad sísmica de esta provincia sufriría daños graves. Coincide con algunas de las áreas de mayor densidad de población y construcciones. No obstante, el valor medio de posibles daños graves para la provincia es del 13% de las edificaciones.

El doble riesgo sísmico y marino

Para López, la normativa de edificación antisísmica todavía podría ganar en seguridad. Y lo razona de este modo: «Los edificios nuevos no suelen caer de arriba abajo en los terremotos», describe. «Lo que te mata en un movimiento sísmico son los frecuentes desprendimientos de fachadas, ladrillos o tabiques desplomados a causa de la vibración».

Esos elementos envolventes, ahonda el experto, «no se han tenido en cuenta» en las exigencias de seguridad antisísmica y «faltaría ese plus» a la hora de regular los sistemas constructivos en zonas de riesgo sísmico. Entiende que la norma flaquea en este punto.

Al catedrático José Miguel Adam le preocupa otra cuestión: el doble riesgo sísmico y marino. «En el litoral Mediterrano el ambiente está cargado de cloruro, que penetra en el hormigón de los edificios y lo desgasta. Incluso un edificio sismorresistente podría presentar problemas en nuestra zona costera». Hace menos de una década, el doctor y arquitecto José Moreno analizó la costa valenciana. Un 20% de los edificios presentaba problemas por el ataque del cloruro.

Construcciones junto al mar en Torrevieja, donde la amenaza sísmica es de los niveles más elevados de la región, con un valor de 9,5. T. M.

Este peligro añadido se da, especialmente, en el litoral de Guardamar del Segura, Orihuela, Santa Pola y Torrevieja, las localidades próximas al mar que quedan dentro del área de riesgo del Baix Segura y sus alrededores. «En estas zonas es fundamental ahondar en mantenimiento y revisiones constantes. Y reparar cuando haya dudas sobre la seguridad», apremia Adam.

Y señala otra cuestión esencial: «Un alto porcentaje de los edificios de la Comunitat son de más de 50 años y sin refuerzo sismorresistente porque entonces no era obligado». En ellos hay otra manera de prevenir ante el riesgo telúrico: revisiones y buen mantenimiento. «Y por desgracia los edificios más antiguos no se revisan lo suficiente. Hay protocolos, sí, pero no llegan a obligarse y muchas comunidades de vecinos no están por la labor de examinar o arreglar por el coste económico». Otro pilar contra los terremotos «pasa por un buen diseño urbanístico», concluye.

Estimación de un sismo en la Comunitat

11.000 muertos, casi 90.000 heridos y 260.000 personas sin hogar

Emergencias ha medido el impacto hipotético de un terremoto en la Comunitat. Obviamente, dependería de la magnitud, pero los niveles actuales de riesgo, junto a variables como la población o las edificaciones, permiten ofrecer una estimación técnica. Y resulta estremecedora: más de 11.000 personas morirían, cerca de 90.000 resultarían heridas y más de 260.000 se quedarían sin hogar.

En cuanto a las víctimas mortales, los mayores dramas se gestarían en cuatro poblaciones: Valencia, Elche, Torrevieja y Alicante, con una estimación de un millar de fallecidos en cada una. Otras 54 sumarían cien víctimas mortales cada una, en suma 5.400 vidas perdidas. El resto se repartirían de manera más diseminada por algo más de un centenar de localidades de la región.

La gran pregunta: ¿Estamos preparados para el día en que la tierra tiemble? No. Al menos, no a los niveles que marca la Generalitat. Al igual que sucede con la amenaza de los incendios forestales y las inundaciones, hay municipios que están obligados a contar con un plan local de actuación al ubicarse en zonas de alto riesgo sísmico. Este documento define, a grandes rasgos, cómo responder con rapidez, de qué modo movilizarse, evacuar o realojar ante un eventual movimiento telúrico de gravedad.

Sin embargo, el grado de cumplimiento de estos los planes ante terremotos hace aguas. Según la actualización más reciente, a finales del mes pasado estaban obligadas a contar con esta organización interna 327 localidades con riesgo alto (por encima del VII en la escala de intensidad macrosísmica europea). Hay 117 que siguen sin elaborar su plan. Es decir, dos de cada tres pueblos valencianos con peligro sísmico no están aún preparados para afrontarlo con las máximas prevenciones.

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