El secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, criticó ayer la regulación actual de la asignatura de Religión, que se deriva de la Lomce del PP, lamentando que la materia se esté eligiendo en Bachillerato con el fin de mejorar el expediente y tener más facilidades de acceder a una carrera, lo que da ventaja a estos alumnos respecto al resto. Además, cuestionó su nivel de exigencia y destacó que propicia que se dejen de lado otras materias «fundamentales» para los estudios universitarios.
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Soler se pronunció en estos términos en un vídeo difundido por el PSOE para defender la ley Celaá frente «a la campaña basada en falsedades diversas» organizada por «determinados sectores» que está «creando confusión en muchas familias».
Respecto a la materia confesional, destacó que seguirá siendo de oferta obligatoria y elección voluntaria y que lo que cambiará será su calificación, dejando de contar para obtener becas o en la media de acceso a la universidad. También perderá la asignatura espejo que decretó la Lomce: Valores Éticos. «El respeto al derecho de unas familias a elegir Religión no tiene que implicar que las que no quieran deban cursar una asignatura alternativa que nadie ha pedido», dijo.
En cuanto a su valor académico, dijo que actualmente «muchísimos alumnos que no la han cursado ni en Primaria ni en Secundaria la cursan en Bachillerato», algo que vinculó con su elevada nota media, que en la Comunitat fue de un 8,75 en el curso 2018-2019. Soler defendió que el tratamiento de la Lomce está provocando «que el porcentaje de alumnos que optan de manera libre por cursarla es muy superior a los que siendo de Bachillerato Científico cursan Biología o Química, o son de Humanidades y optan por otras básicas como Literatura o las Tecnologías de la Comunicación y la Información».
«Los alumnos lo tienen claro. Si les va a subir la nota, muchos de ellos sacan un nueve o un diez, y parece ser que no se requieren muchos esfuerzos para un sobresaliente, pues optan por Religión y dejar de cursar otras materias que son fundamentales para sus posteriores estudios universitarios», continuó. «Está generando que suba la nota media, y tienen más posibilidades de cursar aquellos estudios que quieren hacer en la universidad», añadió. «Los cambios (en la ley) son para intentar evitar esta situación, que realmente se esté utilizando Religión para poder subir la nota de Bachillerato y de esa manera tener ventaja sobre otros alumnos que no la cursan», insistió.
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Más allá del peso de Religión en detrimento de otras materias de Bachillerato, los datos oficiales del ministerio sobre la asignatura no muestran cambios drásticos en la Comunitat, aunque pierde matrículas con el paso de las etapas. En el curso 2012-2013 (antes de la Lomce), la eligió el 28,5% del alumnado, que pasó al 35% en el 2013-2014, al 44% en el 2014-2015 y al 27% entre el 2015-2016 y el 2017-2018 -último registro publicado-. En la ESO los porcentajes se movieron entre el 52,2% y el 57,7% (primer y último ejercicio citado) y en Primaria entre el 68,2% y el 60,9%.
Soler también se refirió a otros aspectos de la ley como el tratamiento del castellano -defendió el modelo valenciano, con un mínimo del 25% de las horas- o de la concertada, insistiendo en que se busca una escolarización equilibrada del alumnado con necesidades de apoyo y criticando el concepto de demanda social. Además defendió que no desaparecen los centros de Especial.
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