Educación copia para la pública el modelo concertado de juntar en el mismo colegio la Primaria y la ESO

Básicamente consiste en integrar en el mismo centro a alumnos de Infantil, Primaria y la ESO (desde los dos o tres años hasta los 16) evitando el salto al instituto con 11 o 12, que es lo habitual. Hay que tener en cuenta que esta transición, a un edificio distinto, con profesores desconocidos y compañeros adolescentes e incluso mayores de edad no siempre es fácil.

La nueva organización se puede entender mejor con un ejemplo, en el sentido de que pasa por imitar en la red pública el modelo de los colegios concertados, donde lo habitual es ofrecer la enseñanza obligatoria de manera integrada en el mismo centro, y en muchos casos también el Bachillerato o la Formación Profesional (etapas no siempre concertadas). Es una ventaja que consiguieron cuando la EGB se transformó en Primaria y ESO (entonces se permanecía hasta los 13 o 14 años en los colegios) y que seguro contribuye a la buena aceptación que tiene la red privada sostenida mediante conciertos, más allá de cuestiones relacionadas con su ideario.

Eso sí, la idea de la administración no pasa tanto por un crecimiento más o menos sostenido en la red pública, sino más bien por atender «contextos de características sociodemográficas especiales», tal y como se puede leer en el borrador de orden normativa que ha presentado a los sindicatos esta semana. Básicamente regula el funcionamiento de los institutos-escuela, dándoles una base legal de manera que ya no sean iniciativas experimentales. En la actualidad funcionan siete, dos de ellos desde este mismo curso, y ya se trabaja en nuevos proyectos de integración.

El borrador, explican desde conselleria, persigue «dar estabilidad y consolidar las diferentes experiencias innovadoras que hemos puesto en marcha para dar continuidad a la ESO en los colegios de Primaria, con tres objetivos diferentes».

Inicialmente la propuesta nació como una medida para prevenir el abandono prematuro de los estudios, especialmente en entornos con un elevado volumen de población en situación de desventaja socioeconómica. «La transición educativa, el cambio de este alumnado del colegio al instituto, genera elevadas tasas de abandono y dificulta la consecución de la enseñanza obligatoria», añaden.

También se están empleando como herramienta contra la despoblación de zonas rurales. «Al concentrar todas las etapas obligatorias se evitan largos desplazamientos diarios. Es una forma de mejorar el servicio, lo que puede ayudar a que haya familias que se queden en el municipio, e incluso algunas que se planteen establecer en ellos su residencia a sabiendas de que podrán escolarizar a sus hijos desde los dos años hasta la ESO», continúan. En este sentido hay algún caso en el que también se están proyectando aulas del 1º Ciclo de Infantil, el que tradicionalmente se atiende a través de centros específicos (guarderías).

«La tercera línea es el reequilibrio y redistribución de la oferta con el fin, también, de evitar desplazamientos al alumnado», añade las mismas fuentes. Se refieren a localidades donde pese a no padecer problemas de despoblación, o que incluso están ganando habitantes, sí tienen los institutos de adscripción, a los que pasan los estudiantes al terminar Primaria, bastante lejos.

La nueva orden regulará aspectos como la organización por departamentos de las diferentes asignaturas, la dotación de personal administrativo (propio de los institutos) o la composición de los órganos colegiados, como el consejo escolar. Los centros también pueden ofertar ciclos de Formación Profesional de grado básico, una de las vías para acceder a la FP ordinaria, que sí se tendrá que cursar en institutos distintos, igual que el Bachillerato. Para ello se establecen adscripciones, de manera que los alumnos tienen preferencia de acceso para continuar su formación tras la ESO.

Este mismo curso han empezado a funcionar, como institutos-escuela, el antiguo CEIP Gil Polo de Valencia, situado en el distrito de Olivereta, y el CEIP Virgen Pobre de Xaló. Este, que es el primero de la provincia de Alicante, estrenará instalaciones nuevas en las próximas semanas. Contará con 560 plazas desde Infantil de dos años hasta 4º de la ESO.

Otro de los proyectos ya concretados afecta al CEIP Joan Brusca de Albocàsser, en cuyo solar se va a levantar un edificio nuevo que ya incluirá espacio para la ESO, una línea concretamente. También dispondrá de gimnasio y comedor para 250 alumnos en dos turnos.